Parque García Sanabria. Un siglo de vida

 
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en el Diario de Avisos el 10 de diciembre de 2023).
 
Parque
 
Parque García Sanabria, 1935
 
 
          La iniciativa de construir un parque integrado en el corazón urbano de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, para que fuera un espacio de ocio, reposo y distracción, fue propuesto por don Patricio Estévanez Murphy, en   1881, en las páginas de su periódico, El Diario de Tenerife, siendo respaldada por el arquitecto municipal don Manuel de Cámara y Cruz y por el doctor Diego Guigou y Costa, en 1904, al considerar que era necesario para que los niños pudieran jugar al tiempo que respiraban aire puro.
 
          En 1910, el Ayuntamiento encargaría al arquitecto municipal Antonio Pintor Ocete que elaborara un proyecto para su realización, presentando un diseño similar al de los jardines europeos del s.XVIII, con entrada monumental y cerramiento con verjas metálicas sobre zócalos de sillería y mampostería, el cual no se llevaría a cabo por falta de recursos.
 
          Sería el 26 de abril de 1922, cuando el Ayuntamiento en Pleno aprobaría una proposición del concejal don Arturo López de Vergara para que se nombrara una comisión de ediles y vecinos que se encargaría de llevar a cabo el ansiado proyecto del Parque. 
 
          La Comisión Pro-Parque llevaría a cabo una suscripción popular por el vecindario, a la vez que organizaba verbenas populares y montaba ventorrillos y tómbolas para vender bebidas y rifas, hasta lograr recaudar las 300.000 pesetas que costaba la finca de 67.320 metros cuadrados, situada entre las actuales calles Robayna-José Naveiras y Méndez Núñez-Rambla de Santa Cruz. El Ayuntamiento abriría la citada suscripción con 25.000 pesetas.
 
          El 12 de diciembre de 1923, el alcalde Santiago García Sanabria firmaría la escritura de compraventa de los terrenos. 
 
          La empresa encargada de elaborar gratis su trazado fue la Casa Leyva de Granada, a cambio de proporcionar las especies de flora y arboricultura, aunque también utilizarían las plantas que donaron los vecinos, dejaron el Tamarindo que había en la antigua finca y trasplantaron el Laurel de India que estaba en el Castillo de San Cristóbal. 
 
          En la década siguiente se realizaron las obras para el alumbrado, se construyó el sistema de riego, se instalaron los 16 arcos de hierro para enredar los rosales, ya que las rosaledas eran un elemento indispensable en los parques públicos de la época, y se procedió a la pavimentación del recinto.
 
          En 1942 se instaló un pequeño zoológico, que contaba con jaulas para monos, buitres, lechuzas, y un recinto cerrado con gacelas, pavos reales, etc. Del citado recinto, en 1974 solo quedaba la casa del guarda, que correspondía a la primitiva oficina del Velódromo Tinerfeño, la cual sería acondicionada para oficinas del Servicio Municipal de Parques y Jardines, y en la actualidad conforma una sala de exposiciones temporales y un kiosco-restaurante, con terraza dando al paseo de las Tinajas, en la Rambla de Santa Cruz.
 
          En 1957, el arquitecto municipal Enrique Rumeu de Armas le daría un aire más acogedor al estanque rectangular que se había construido próximo a la calle Numancia, llamado piscina infantil, incorporándole paseos laterales en los que colocó seis bustos que representaban a personajes de la mitología clásica, del escultor italiano A. Cherubini, y en la parte superior dispuso pérgolas de madera, bajo las cuales se instalaron bancos de piedra y ladrillo con respaldos de azulejos procedentes de una fábrica sevillana. Al citado estanque, Carlos Bohigas le incorporaría en 1972 una bonita fuente, conformada por un conjunto de surtidores, logrando un laberinto circular del agua. Rumeu de Armas también urbanizaría el costado lindante con la calle Méndez Núñez, instalando un parque infantil, campo de mini golf, reloj de flores, kiosco, fuentes y escalinatas de acceso a la plaza central.
 
Remodelación urbanística y ambiental.
 
          A principios de este siglo, el estudio de arquitectura Palerm&Tabares de Nava llevaría a cabo una remodelación urbanística y ambiental del Parque, con el fin de mejorar su estructura y lograr su diversidad vegetal.
 
          Reinaugurado el 9 junio de 2006, el Parque muestra una mezcla de elementos contemporáneos y naturales, donde la madera adquiere gran protagonismo en el entarimado de los paseos con piso de albero, a la vez que se añadieron postes de luz, bancos de madera y de piedra natural, papeleras, y se puso cartelería con los nombres de las plantas, los paseos y plazas, así como el de las especies vegetales más significativas, en la que figura el nombre común, científico y el lugar de procedencia.
 
          Al suprimir los muros perimetrales, integrando el Parque en la ciudad, las veredas que conformaban las vías de comunicación interna fueron sustituidas por un circuito en espiral que permite la contemplación de las especies botánicas plantadas y de los diferentes jardines temáticos distribuidos por el Parque, así como la contemplación de las esculturas y monumentos existentes. 
 
          Este trazado en espiral transcurre en torno a los dos largos y anchos paseos que confluyen en la plaza central, donde se ubica el monumento a García Sanabria, cuyo trazado hace que sean muy utilizados por los ciudadanos como atajos para enlazar con las calles colindantes.  Todos los paseos llevan nombres de personajes tinerfeños, destacados en diversas artes y profesiones.
 
          Al realizar el estudio de identificación, análisis y ordenación de las distintas especies vegetales, el biólogo Pedro Luís Pérez de Paz comprobó que el Parque contaba con tres árboles centenarios (ceiba, cocotero, y tamarindo), una rica colección de plantas ornamentales de origen tropical y subtropical (flamboyanes, laureles de India, ficus, buganvillas) y especies comunes (palmera canaria, dragos, etc.). Por ello, en los nuevos espacios se plantaron rosales, cactáceas, cycas revoluta, fucáceas, aráceas, árboles de plumería, plantas aromáticas como menta, romero, curry de la India, olivos, etc., configurando un importante patrimonio vegetal, de elevada calidad ambiental.
 
          El Parque García Sanabria sería declarado Bien de Interés General, con categoría de Jardín Histórico, el 5 de diciembre de 2016, por ser uno de los espacios de ocio más emblemáticos del patrimonio urbano de Santa Cruz, que ofrece valores ambientales, botánicos y artísticos, distribuidos a lo largo de sus paseos, caminos, zonas ajardinadas y arboladas, en los que se puede practicar footing, realizar yoga y taichí, o asistir a los actos culturales que se celebran, como la Exposición de Flores y Plantas, Feria de Artesanía y Feria del Libro.
 
Bienes Muebles Vinculados al BIC (Monumentos y Esculturas)
 
          El monumento más representativo del Parque, dedicado al alcalde de Santa Cruz de Tenerife, Santiago García Sanabria, fue levantado en 1942 en el centro de la plaza donde convergen los dos paseos diagonales. Diseñado por el arquitecto José Enrique Marrero Regalado, está formado por una serie de prismas pétreos de color gris, siendo más ancho y de mayor altura el situado en medio, donde el escultor Francisco Borges Salas incorporó una estela del alcalde homenajeado y dos relieves de basalto, de recia musculatura y poderoso dinamismo, que simbolizan el Trabajo y el Porvenir, atributos que guiaron su gestión, mientras que en el centro de la fuente luminosa, con diferentes chorros de agua, se expone la escultura en piedra artificial dedicada a la Fecundidad, que representa la figura de una mujer desnuda y voluptuosa en postura sedente.
 
          En el Parque existen otros monumentos dedicados a ilustres tinerfeños que destacaron en diversas artes y profesiones; como los de Diego Crosa "Crosita", autor de numerosos cantares a las Islas Canarias; Diego Guigou y Costa, médico y violinista; Emilio Calzadilla Dugour, abogado y político republicano; Francisco Borges Salas, pintor, escultor y grabador; Ramón Gil-Roldán y Ríos, abogado, periodista, escritor y político; Leonor Pérez, madre de José Martí, político cubano; y Leopoldo O´Donnell, Teniente General, Duque de Tetuán, Grande de España, Presidente del Consejo de Ministro en tres ocasiones, Ministro de la Guerra, de Ultramar, de Estado y de Marina.
 
          Dentro del Parque también se exponen trece de las cuarenta obras de la I Exposición Internacional de Esculturas en la Calle, organizada en 1973 por el Colegio de Arquitectos de Canarias, que fueron donadas a la ciudad por los escultores participantes; estas son: Dado para 13, de Remigio Mendiburum; Estela espacial, de Amadeo Gabino; Homenaje a las Islas Canarias, de Pablo Serrano; Homenaje a Gaudí, de Eduardo Paolozzi; Homenaje a Millares, de Claude Viseux; Introversión, de Joseph María Subirachs; Laberinto, homenaje a Borges, de Gustavo Torner; Las Cuatro Estaciones, anónima -donada por la ciudad de Venecia-; Monumento al gato, de Óscar Domínguez; Monumento al clima, de José Blasco; Penetrable, de Jesús Soto; Signo de lo Natural, de Gonzalo González, Solidaridad, de Mark Macken; Sin Título, de Jaume Cubells, abstracción geométrica de un torso femenino, en hormigón pigmentado de negro humo; Sin Título, de Joseph Guinovart, estructura metálica de la que cuelgan sacos de hormigón; Sin Título, de Federico Assler, dos parejas de aspecto antropomórfico.
 
          También, en el Paseo de la Rosaleda, bajo una pérgola formada por 16 arcos metálicos cubiertos de rosales trepadores, buganvillas y adelfas, se exponen cuatro esculturas que representan las cuatro estaciones del año.
 
          En el centro de la Glorieta que está junto al Paseo de los Bambúes se levanta el Monumento al Clima, realizado por José Blasco Robles. Presidiendo el estanque de los Nenúfares encontramos La Adolescente, figura humana, sentada y de rasgos estilizados, del escultor Eladio González de la Cruz.
 
          En marzo de 2023 fue expuesta la obra del escultor Jaume Plensa, denominada Islas, formada por 73 cajas de aluminio negro, metacrilato y neón, suspendidas con cables de acero de las ramas de los árboles del paseo José Blasco Robles, perteneciente a la II Exposición de Esculturas en la Calle (1994) y que había estado instalada al final de La Rambla de Santa Cruz, en los laureles de India que se eliminaron.
 
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