El nombre de nuestras calles (104). Goya

 
Por José Manuel Ledesma Alonso (Publicado en el Diario de Avisos el 19 de noviembre de 2023).
 
 
EL  NOMBRE  DE  NUESTRAS  CALLES  (104)
 
Calle Goya
 
 
Desde la avenida de la Asunción al puente Nácere Hayek Calil
 
goya
 
 
Francisco José de Goya y Lucientes (Fuendetodos, España, 1746 - Burdeos, Francia, 1828) aprendió de su padre el oficio de dorador, aunque en 1775 decidió dedicarse a la pintura, trasladándose a Madrid para formarse junto a Francisco Bayeu, quién le proporcionó trabajo en la Real Fábrica de Tapices.
 
          Simultáneamente, Goya empezó a pintar retratos y obras religiosas que le darían gran prestigio, hasta el punto de que en 1785 ingresó en la Academia de San Fernando y en 1789 fue nombrado pintor de la corte de Carlos IV, al que le dedicó el famoso retrato familiar, considerado una de sus obras maestras.
 
          Goya también realizó retratos para la aristocracia madrileña, entre los que se encuentran algunas de sus obras más valoradas, como La condesa de Chinchón, La maja vestida y La maja desnuda. Sobre estas dos últimas, la leyenda popular dice que representan a la duquesa de Alba, con quien habría mantenido una relación amistosa. 
 
          En 1799, el pintor concluyó Los Caprichos, una serie de grabados formados por ochenta y dos aguafuertes que constituyen una crítica feroz de la sociedad civil y religiosa de la época, en la que aparecen personajes extraños y macabros.
 
          Por estas fechas, Goya realizaría el fresco de la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, una obra de gran impacto escenográfico.
 
          En 1808, cuando la invasión de España por las tropas napoleónicas, Goya mantendría su puesto de pintor de corte con José Bonaparte, plasmando los horrores de la guerra con obras que reflejan los dramáticos acontecimientos en Madrid, como El 2 de mayo, Los fusilamientos del 3 de mayo, y sesenta y seis grabados de los Desastres de la guerra (1810-1814). 
 
          En 1815, tras la restauración de Fernando VII, el artista se tuvo que retirar de la vida pública al haber trabajado para José Bonaparte.
 
          Entonces, la sordera que arrastraba desde que tenía 46 años, unido a la soledad vivida en su casa (La Quinta del Sordo), contribuiría a su exacerbación imaginativa realizando catorce murales sobre temas macabros y terroríficos (pinturas negras) con los que decoró su casa de campo, situada en una colina de Carabanchel Bajo (Madrid). 
 
          En 1824, el pintor se trasladaría a Burdeos (Francia), donde residiría hasta su muerte, continuando durante cuatro años con la pintura y el grabado, como La lechera de Burdeos
 
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