Patrimonio Arquitectónico (II). Edificio de Correos

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en El Día el 17 de septiembre de 2023).
 
 
PATRIMONIO   ARQUITECTÓNICO  (II)
 
Edificio de Correos
 
Edificio de Correos
 
 
          El rey Carlos III establecía la primera Administración de Correos en las Islas Canarias en 1762, ordenando a “los barcos de primera línea que entregaran o recogieran la valija de la correspondencia, bajo la pena de no admitir la carga de la mercancía que iban a transportar”. Un año después instituía el servicio mensual Cádiz-Tenerife.
 
          La primera sede de Correos en Santa Cruz de Tenerife fue abierta en junio de año 1900, en un local de la calle La Marina, 9.  Aunque sus dependencias reunían excelentes condiciones para desempeñar su labor, gracias a las aportaciones económicas que realizaron los comerciantes, pronto resultarían insuficientes para el movimiento que se generaba; por ello, en 1936, la Dirección General de Correos le encargó al arquitecto José Enrique Marrero Regalado la construcción de un edificio de cuatro plantas y semisótano; inmueble que no llegaría a levantarse debido a la Guerra Civil. 
 
          Sería en 1943 cuando el Cabildo Insular de Tenerife cedió al Estado el solar resultante del derribo de la Casa de la Aduana para que construyera el Palacio de Correos, con la condición de que fuera un edificio acorde con los que formaban la entrada de la ciudad por la mar; es decir, de aspecto monumental y marcada verticalidad.
 
          La construcción del edificio no comenzaría hasta mayo de 1946, debido al racionamiento existente con los materiales de construcción, pues sería en el citado año cuando se recibió el primer cupo de cemento nacional que nos correspondía. 
 
          El proyecto del edificio fue diseñado por el arquitecto madrileño Luís Lozano Losilla, aunque el seguimiento de las obras lo llevaría el arquitecto tinerfeño Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo.  
 
          La cimentación fue realizada por la empresa Elejabeitia y Entrecanales, y la estructura fue ejecutada por la compañía de Eladio Arroyo. 
 
          Las obras estarían interrumpidas desde 1950 hasta 1954, debido a la escasez de materiales existentes en nuestro país.
 
          Reactivadas las obras, su ejecución corrió a cargo de la empresa de Alfredo Ferray Estévez, bajo la dirección técnica del arquitecto Enrique Rumeu de Armas, inaugurándose en diciembre de 1957.
 
          A pesar de todos estos inconvenientes, es de resaltar el cuidadoso acabado del inmueble, sobre todo la decoración de los espacios nobles del interior -hoy desaparecidos-. 
 
Edificio de Correos en construcción 1950
 
Edificio de Correos en construcción (1950)
 
Edificio
 
          Con frontis dando a la plaza de España y las otras tres fachadas a las calles Bravo Murillo, General Gutiérrez y Paseo de Correos, las paredes del primer piso están revestidas con piedra natural procedente de las canteras de Granadilla, y las cuatro plantas restantes están recubiertas con piedra artificial. En todo este perímetro existen grandes ventanales rectangulares que le imprimen mayor verticalidad al inmueble.
 
          El edificio, diseñado en sentido piramidal, está dividido en cuatro cuerpos. El primero, desarrollado en la planta baja, está formado por la puerta principal y dos puertas laterales, una privada para las viviendas y la otra para el acceso a las dependencias que se encuentran en los pisos superiores. 
 
          El segundo cuerpo, que comprende tres niveles o pisos, la fachada principal está formada por seis pilares, siendo pareados los que están a ambos lados de la puerta. Las restantes fachadas, diseñadas de manera diferente al tener mayor longitud, tienen todos los vanos iguales. 
 
          El tercer cuerpo, que forma la cuarta planta, estaba destinado a viviendas del Administrador Principal de Correos y del Jefe de Telégrafos.
 
          El cuarto cuerpo está formado por cuatro torreones. Los dos que culminan la fachada principal, marcando el eje de simetría de todo el alzado, está formado por un inmenso arco de medio punto fraccionado en cuatro columnas de orden toscano y un entablamento a la altura de la imposta. Como remate se distingue un módulo de base rectangular con una cortina de columnas entre pilares angulares que imprimen una mayor ligereza al conjunto. 
 
Función
 
          La planta baja, destinada a la venta de sellos, certificados y giros, se desarrollaba en un gran patio central -ya desaparecido- cuidadosamente ornamentado con pisos de granito y mostradores de mármol, con sus correspondientes ventanillas.
 
          El primer piso albergaba los apartados de correos y los despachos del administrador, inspección, secretaría y cartería. El acceso a los mismos se realizaba a través de dos escaleras laterales.
 
          La segunda y tercera planta estaban destinadas al servicio de telégrafos. La 2ª estaba articulada en diferentes despachos y sala de inspección, mientras que en la 3ª estaban los aparatos telegráficos.
 
          En el subsuelo se alojaban los grupos electrógenos para las telecomunicaciones.
 
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