La Compañía Nacional Española de Telégrafos Submarinos (I)

 
Por Alastair F. Robertson  (Traducido del inglés por Emilio Abad y publicado en el Diario de Avisos el 26 de junio de 2023).
 
 
Introducción
 
          El primer cable telegráfico submarino internacional que funcionó con éxito se tendió entre Inglaterra y Francia en 1851. Durante la década de 1860, otros se fueron colocando en el fondo del Mediterráneo, y cuando la técnica permitió la fabricación de cables para grandes profundidades, en 1866 se tendió uno en el seno del Atlántico a América del Norte, y luego otro a América del Sur en 1874, pero no fue hasta 1883 cuando las Islas Canarias se conectaron a través de este sistema con el mundo exterior.
 
          Desde el comienzo de la industria del cable submarino hasta principios del siglo XX, Gran Bretaña dominó el panorama. Contaba con la tecnología y, como capital industrial del mundo, con un extenso imperio y una vasta red comercial, tenía el dinero y la motivación para desarrollar un sistema de comunicaciones a escala mundial.
 
          Durante siglos, Gran Bretaña había mantenido fuertes vínculos comerciales con Canarias, y esa relación fue la que impulsó la fundación de la Compañía Nacional de Telégrafos Submarinos de España.
 
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El Goliath tendiendo el primer cable submarino a través del Canal de la Mancha (1850)
 
 
Los inicios de la Compañía
 
          El 9 de julio de 1880 el británico Boletín Marítimo y Mercantil reproducía un decreto del 11 de mayo publicado en la Gaceta de Madrid haciendo oficial el proyecto de un tendido de cable telegráfico submarino entre Canarias y Cádiz, cuya licitación era convocada por el Ministerio del Interior. Uno de los cinco artículos de que se componía especificaba que el cable se tendería desde Cádiz a Tenerife, y de allí a Gran Canaria, La Palma y Lanzarote. El gobierno español amortizaría los gastos durante 10 años, al término de los cuales el cable pasaría a ser propiedad del Estado. También se enfatizaba en el texto que la transmisión de comunicaciones oficiales tendría prioridad sobre las demás.
 
          Pero no pasó nada y el gobierno siguió dándole vueltas al asunto. Más de un año después, la misma publicación informaba a través de la agencia de noticias Reuters:
 
                  “MADRID, 28 de septiembre. [1881] El Gobierno español proyecta tender un cable entre Canarias y España.”
 
          Tras casi dos años más de planificación interna, las cosas comenzaron a moverse con rapidez. En mayo de 1883, los periódicos británicos anunciaban que se iba a constituir una nueva empresa, La Compañía Nacional Española de Telégrafos Submarinos. S.L, con un capital inicial de 500.000 libras esterlinas (unos 38 millones de euros en la actualidad) distribuido en acciones de 1 y 10 libras esterlinas. Su objetivo era “el negocio general de una compañía de telégrafo y cable en todas sus ramas”. Era una de las subsidiarias de la India-Rubber, Gutta-Percha and Telegraph Works Company de Silvertown, en Londres.
 
          India Rubber Co. era una de las principales fabricantes y contratistas de cables telegráficos del mundo. La empresa nació en 1864 y tendió su primer cable internacional en 1865, desde Dover, a través del Canal de la Mancha, hasta Cap Griz Nez en Francia. Tanto en su propio interés comercial, como en el del conjunto de la industria, la India Rubber Co. Promovía activamente la creación de nuevas empresas de telégrafos, una de las cuales fue la Nacional Española.
 
          Por cierto, no hay que confundir la Compañía Nacional Española de Telégrafos Submarinos,  con la Direct Spanish Telegraph Company, creada también por la India Rubber Company en 1872, y que tendió dos cables, uno desde Lizard en Cornualles, Inglaterra, hasta Bilbao, y el otro de Barcelona a Marsella. Esta empresa fue adquirida por la Eastern Telegraph Co. en 1885.
 
          En septiembre de 1883 la Nacional Española celebró su primera reunión en Londres, de lo que se dio cumplida cuenta en la prensa:
 
                  “La reunión estatutaria de esta compañía se llevó a cabo ayer en las oficinas de Cannon Street bajo la presidencia Mr. H. Owen Lewis, J.P – En el informe que se leyó se hacía constar que en los pasados meses de mayo y julio los administradores de la empresa contrataron con la India Rubber, Gutta-Percha, and Telegraph Works Company la fabricación y tendido de dos cables: el primero unirá Cádiz con las islas canarias de Tenerife, Gran Canaria, La Palma y Lanzarote, y el segundo Tenerife con el puerto de San Louis en Senegal, una isla frente a la costa africana. Las distancias son, respectivamente, de 1.020 y 900 millas náuticas. El primero de los cables se tenderá amparado en una concesión del  Gobierno español, y los barcos encargados del tendido saldrán de Londres el 18 del corriente. La línea probablemente se abrirá al público el primer día de noviembre; inmediatamente, el Gobierno español abonará a la empresa el primer pago de unas 20.000 libras esterlinas, cantidad que se entregará anualmente durante diez años. El cable de Senegal se tenderá según un acuerdo del 11 de junio pasado, por el cual el Gobierno francés contribuirá con 68.000 libras esterlinas para subsanar los costos. Ya se han fabricado 150 millas náuticas de cable, y los contratistas esperan que la línea esté tendida y en funcionamiento a finales de año. – El presidente propuso la aprobación del informe sin otras  variaciones, lo cual fue aceptado.”
 
          Al mismo tiempo, el Gobierno español daba el visto bueno al traspaso de la concesión para la construcción del cable desde Canarias a Senegal, que había sido otorgada a los señores don Tadeo D'Oksza y don José Fernández Neda, a la India-Rubber, Gutta-Percha and Telegraph Works Company. Asimismo, autorizó el traspaso de la concesión de esta empresa a la Compañía Nacional Española de Telégrafos Submarinos, también con sede en Londres, en las mismas condiciones en que fue adjudicada a la India-Rubber Co.
 
          Por parte española fueron nombrados como Inspector general, jefe de la sección de telégrafos, D. José Pérez Bazo; como Inspector general de telégrafos, D. Rafael del Moral y del Val; como Inspector de telégrafos, D. Romualdo Bonet y Vázquez; y como Director jefe del centro telegráfico. D. Lucas Mariano de Torres. Pero no sabemos nada más de estos señores.
 
El tendido del cable
 
          Durante el mes de septiembre, un informe oficial del Gobierno español preveía que probablemente en noviembre se inauguraría el cable de unión de Cádiz con Tenerife, Gran Canaria, La Palma y Lanzarote, mientras que el de Tenerife a San Luis de Senegal. se esperaba estuviera ya en funcionamiento a finales de año.
 
          En una carta de Tenerife a París fechada el 23 de octubre de 1883, el cónsul francés comunicaba que los ingenieros ingleses se encontraban en la isla y listos para comenzar el tendido del cable submarino entre Tenerife y Cádiz. Destacaba también que ya había llegado de Madrid el aparato telegráfico. El cónsul esperaba que, a menos que surgieran obstáculos imprevistos, el cable estaría en condiciones de funcionar el 15 de diciembre.
Los trabajos comenzaron aproximadamente un mes después, y el 11 de diciembre de 1883 se informaba que:
 
                    “El Lualaba [un vapor del Servicio de correos británico] zarpó de Tenerife el 28 de noviembre. El día anterior, los dos barcos de telégrafo comenzaron su misión  de tendido de cables desde la isla, y ese misma fecha telegrafiaron que se habían depositado ya  cincuenta millas de cable, que servirá para conectar tanto Tenerife como Gran Canaria con Cádiz. Se esperaba que el tendido completo se realizaría en aproximadamente una semana.”
 
          El proceso tuvo que desarrollarse sin problemas, permitiendo a Tenerife entrar en contacto con el resto del mundo, aunque no aparecen en los periódicos noticias relativas a su culminación o celebración.
 
          La Nacional Española abrió su oficina central en 106, Cannon Street, Londres, y, aunque parece que era una empresa totalmente británica, su dirección telegráfica era “Guanche”. En el otro extremo del cable, en Tenerife, pocos meses después, en mayo de 1884, la compañía había trasladado su sede española de la isla a Cádiz para tener una comunicación más cercana con el gobierno de Madrid, ya que estaba planeando el tendido de un nuevo cable desde Canarias a Puerto Rico.
 
          La empresa tuvo éxito, y en pocos años España ocupaba el sexto lugar en la lista de los principales países propietarios de cables telegráficos del mundo, detrás de Gran Bretaña, Francia, Alemania, la India británica e Italia. El sistema telegráfico español  operaba con cinco cables entre Cádiz y Tenerife que, con el sistema interinsular de Canarias, sumaban un total de 1.163 millas. Según los términos del contrato, el gobierno español debía hacerse cargo de ellos en 1893 y, al hacerlo, España ocuparía el quinto lugar entre los países propietarios de una red de cable submarino.
 
Continuará...
 
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