Visita a la Industria Algodonera

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Publicado en La Tarde el 20 de febrero de 1957).
 
 
          Acompañados de los señores don Andrés Pérez Faraudo y don Antonio Martín, profesores de la Escuela Profesional de Comercio de esta capital, los alumnos de este centro efectuamos una visita a la Industria Algodonera.
 
          Esta floreciente empresa como todos saben está enclavada en Taco, barrio que día a día ha visto crecer en su suelo grandes industrias. 
 
          La perspectiva exterior de esta industria es realmente magnifica; en su arquitectura un tanto compleja predomina el elemento extraño de una delicada gama de colores que le dan un excelente conjunto.
 
         Esta entidad posee varios departamentos, que nosotros procuraremos explicar lo más someramente posible.
 
         Entramos en la primera factoría, donde el algodón es depositado en grandes almacenes. Este algodón proviene de diferentes partes de nuestra isla. Surgieron las primeras preguntas:
 
               —¿Qué pueblos cultivan esta planta?
 
               —Las recibimos de varias partes, pero las más importantes son Valle Guerra, Punta Hidalgo y Tejina.
 
               —De todos ellos, ¿cuál es el de mayor porcentaje?
 
               —Sin duda alguna, Tejina.
 
                —¿Qué proceso se lleva a cabo en este departamento?
 
               —Al algodón depositado en estos almacenes se le practica el “desmontado”, que consiste en quitarle, no solo las impurezas que trae consigo, sino también extraerle las semillas que trae envuelta el algodón.
 
               —¿Tiene esta semilla algún valor después de extraerle el algodón?
 
               —Sí. Después de limpiarlas debidamente se envasan y envían a la factoría de Tabladilla (Sevilla). Allí extraen de su jugo aceite vegetal, aceite pesado y torta para el ganado entre otras cosas.
 
               —¿Qué cantidad bruta elaboran diariamente?
 
               —No es cifra exacta, pero creemos que oscila entre los 11.000 ó 12.000 kilos.
 
               —De estos 12.000 kilos, ¿qué porcentaje corresponde a las semillas?
 
               —Aproximadamente unos 8.000 kilogramos.
 
          Mientras las numerosas operarias siguen desmontando el algodón, nos dirigimos a un aparato que nos llama la atención.
 
               —¿Cuál es su nombre?
 
               —Se denomina simplemente presa.
 
               —¿Qué objeto desempeña?
 
               —El algodón ya limpio de semilla y polvo es conducido a estas prensas para formar las “balas de algodón”. A las “balas” se les da forma cuadrada y por lo general tienen un peso de 230 kilos.
 
               —¿Qué cantidad de energía eléctrica mueve estas máquinas?  
 
               —Para el desarrollo de estas operaciones nos bastan 220 voltios.
 
          Más tarde queda atrás este departamento y cruzamos un amplio solar, en el que existe la perspectiva de instalar amplios almacenes para el depósito de la materia prima.
 
          Entramos, pues en otro proceso del algodón. En estos compartimentos se efectúa por medio de un aparato de larga dimensión denominado “tren de batán”, el desmenuzamiento lento de dicha materia. En el “tren de Batán”, predomina ante todo la longitud, interiormente va provisto de grandes tambores que hacen que, por medio de una fuerte corriente centrifugadora, este producto pase por rodillos, planchas, espinas, etc., con el fin de irlo disgregando hasta que quede lo más suave posible. Al final de este proceso encontramos las llamadas “telas de batán”. Dichas “telas” son masas de algodón en forma cilíndrica con un peso que oscila entre los 14 y 15 kilos. Este producto obtenido es envasado y enviado a las fábricas textiles de Barcelona y Manresa, para el confeccionamiento de vestidos.
 
          Hasta la fecha todos nos había proporcionado esa admiración que se percibe al descubrir cosas que anteriormente no se había tenido oportunidad de contemplar. Esa admiración se acrecentó enormemente al pasar al departamento llamado “de hilaturas”.
 
          En un amplísimo salón está encuadrada esta división. A primera vista nos dio la impresión de estar contemplando una de esas descomunales industrias que existen en Barcelona. Apreciamos detenidamente aquellos curiosos comprobantes de madejas, las reunidoras de cinta, las peinadoras, las cilindreras, las prensas, los aspes, las gaseadoras, etc., etc. Es realmente admirable el sentido de una constante superación de esta empresa, industria que nació en el año 1948 con una sola factoría y que hoy ocupa una extensión total de 20.000 metros cuadrados.
 
          Para terminar estas modestas líneas nuestro sincero afecto y agradecimiento a don Juan Valladares Barbuzano y don Manuel Tarrés Folcra por la atención prestada al mostrarnos el desenvolvimiento de la importante factoría. 
 
 
 
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