Vivencias de un tinerfeño en Inglaterra (XXXI)

 
Por Antonio Salgado Pérez  (Retazos de su libro Bye, bye. Vivencias de un tinerfeño en Inglaterra (1974-2004) publicado en 2006.
 
 
 
 
LOS  SOMBREROS  DE  COPA  DE  ETON
 
 
          Desde un punto de vista trivial, Eton es sinónimo de alumnos ricos con sombreros de copa. Pero, en la actualidad, esa prosaica imagen está desfasada porque, entre otras cosas, esa espectacular prenda, que lucían, incluso, los alumnos más jóvenes, ya fue erradicada en 1940.
 
          Lo que aún distingue a los alumnos del Eton College, que comienzas sus estudios a la edad de trece años y permanecen cinco más en dichas aulas, es su distinción, su prosapia, que no necesariamente surge de la opulencia.
 
          Los “etanonianos” o “pops” pueden ahora ser fácilmente reconocidos por el variopinto color de sus chalecos, su frac azabache y sus pantalones “spongebag”. Por supuesto que, en época estival, que fue la de nuestra visita a aquel centro, esta vestimenta no se veía por ninguna parte a causa de las vacaciones. Vestimenta que se complementa con una corbata de pajarita blanca; una flor en el ojal y un calzado no precisamente uniforme. Dejar constancia que el chaleco es distinto en cada alumno; por eso, cuando estos mocetones se hacen la clásica foto, de orla de fin de estudios, ésta recobra un carácter muy heterogéneo.
 
          Pero Eton, “of course”, no es sólo chaleco y frac. En el pequeño y curioso museo instalado en los aledaños de este famoso colegio -que está a quince minutos de paseo del castillo de Windsor- se puede observar, con todo lujo de destalles, el hábitat de estos alumnos en épocas pretéritas, donde la comodidad y el confort eran bazas fundamentales.
 
          Un “etoniano” que se precie debe ser, fundamentalmente, un buen deportista, un polideportista. Así se consigue cierto rango. Y tiene que demostrarlo en la práctica, con este amplio abanico de facetas: rugby, fútbol, “cricquet”, remo, atletismo, natación, golf, “squash”, tenis, frontenis, esgrima, judo, kárate, etc.
 
          Pero claro que hay otras actividades donde se emplea más la mente que el músculo. En el “Drawing Schools” se imparte arte, escultura, cerámica y grabados; en el “Schools of Mechanics”, artesanía en madera, metalistería y trabajos en plata; cualquier instrumento musical puede ser enseñado a tocar en el “Music School”. En fin, el nivel académico del colegio es alto y asegura que “a pesar de sus vetustos edificios y pintoresca vestimenta, en Eton se facilita una excepcional enseñanza en ramas tan importantes como la ciencia, el lenguaje, la informática, y el diseño”.
 
          Dicen los “etonianos”, con “no disimulado entusiasmo” que cada año, tanto en el “Farrer Theatre” como en el “Caccia Centre”, se representan alrededor de veinticinco piezas teatrales. Y también dicen estos “pops”con el pecho pero que muy henchido que de estas aulas han salido, hasta la fecha, treinta y seis alumnos que, luego, lograron el Victoria Cross, la más alta condecoración al valor que se otorga en Gran Bretaña.
 
          Por cierto, si al visitar este famoso colegio de Eton se tiene la oportunidad- como la tuvimos nosotros- de sentarse con tranquilidad en los bancos de su hermosísima capilla y oír, de pura carambola, un ensayo de sus coros, pues el broche resultará de brillantes.
 
- - - - - - - - - - - 
 
 
BLIBLIOTECA,  INFORMÁTICA  Y  ULISES
 
 
          Al entrar, lo que llama poderosamente la atención es su perfecta iluminación que, en un país tan sombrío como Inglaterra, ya es una conquista. En apenas dos años se ha levantado esta formidable estructura donde predomina el cristal, la moqueta y el color blanco. Y el silencio que allí impera. Y la limpieza que se observa. En el suelo no aparece ni el más mínimo confeti.
 
          Este edificio llamado “Learning Resources Centre” es, en esencia, una modernísima biblioteca, que contiene material de la más palpitante actualidad; y un impresionante centro informático que, por un instante, nos hizo recordar las redacciones de esos mastodónticos rotativos neoyorquinos, donde la batería de ordenadores se pierde de vista. Aquí, en estos doce mil metros cuadrados, con cómodas ubicaciones para mil seiscientos estudiantes, de las que ochocientas están equipadas con equipos informáticos, existe un total de doscientos mil libros, así como alrededor de tres mil publicaciones periódicas. Dentro de este edificio “El más grande Learning Resources Centre del Reino Unido”, hay quince estancias para dar cabida a grupos de estudiantes; cuarenta, de tipo individual. En definitiva, en estos cuatro pisos hay de todo, desde el libro más sofisticado sobre informática hasta un diccionario, muy curioso, de argot español, con una amplísima galería de vulgarismos, neologismos, voces jergales y coloquiales, de Víctor León.
 
          Cuando en esta Inglaterra de truenos, rayos y relámpagos, en sus clásicas tormentas de verano, el cielo se encapota y a las diez de la mañana parece que estamos en pleno crepúsculo, pues aquí dentro ni se nota gracias a la iluminación muy bien cuidada que, con la adición de un aire acondicionado que apenas se oye, pues crea una atmósfera muy agradable, donde fumar es pecado mortal, que nadie está dispuesto a cometer. Aquí sobran los carteles contra los amantes de la nicotina. No hacen falta. Todo el mundo es consciente que el que entra aquí no puede encender ni una cerilla.
 
          Pero no sólo es biblioteca para todas las ramas del saber ni paraíso para los enamorados de la digitación, donde por cierto, el aparcamiento está totalmente superado, sino hemeroteca para ponerse al día consultando toda clase de periódicos ingleses, franceses, alemanes, asiáticos y, “of course”, españoles, por nombrar los más frecuentes. Así nos enteramos, por ejemplo, que tras el apoteósico triunfo del fútbol francés, en el verano de 1998, el presidente Jacques Chirac confesaba en The Guardian que “era el mejor día de su vida” (It’s the best day of my life). O que de una rigurosa selección de cien novelas escritas en lengua inglesa, desde 1900, las cinco mejores correspondían a los siguientes autores y títulos:
 
          1ª) Ulisses, de James Joyce; 2ª) The Great Gatsby, de F. Scott Fitzgerald; 3ª) A portrait of the Artist as a Young Man, también de James Joyce; 4ª) Lolita, de Vladimir Nabokov, y 5ª) Brave New World, de Aldous Huxley.
 
          Nos resta por decir que esta modernísima biblioteca y centro informático está enclavado en la localidad de Hatfield, donde también se encuentra, “para su orgullo regional”, la Universidad de Herfordshire.
 
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -