Puentes históricos en el Barranco Santos (III)

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en El Día el 15 de marzo de 2020).
 
 
 
Puente Galcerán
 
Puente Galcerán. Prueba de Carga 1940  Personalizado
 
Puente Galcerán. Prueba de carga (1940) 
 
 
          Al comenzar el s. XX, sobre el cauce del barranco Santos sólo existían los puentes de El Cabo, Zurita y Asuncionistas, emplazados en lugares cuya luz a cubrir fuera la más corta posible.
 
          Cuando el 9 de febrero de 1879, el capitán general de Canarias, Valeriano Weyler Nicolau, ordenó  derribar el antiguo Hospital Militar para construir el Palacio de Capitanía y una hermosa Plaza delante de su fachada, la calle del Castillo se prolongaría hasta ella, pues sólo llegaba hasta la calle Corazón de Jesús -actual Teobaldo Power-, y se planificó la Gran Vía -25 de Julio-.
 
          En agradecimiento, el Ayuntamiento le pondría el  nombre de Weyler a la citada plaza, mientras que a la calle La Maestranza le cambiaría el nombre por Galcerán, en recuerdo de uno de los hechos de armas más distinguidos del general Weyler. Como esta acción militar tuvo lugar en la fratricida guerra carlista, el Ayuntamiento en Pleno se apresuró a aclarar: “sin que a esta conmemoración se atribuya la más leve significación política, puesto que tratándose de una acción de guerra entre hijos de una misma patria, no se conmemora el derramamiento de sangre entre españoles sino únicamente las cualidades del ilustre General que la dirigió”
 
          Las obras del Puente Galcerán darían comienzo el 7 de junio de 1926, siendo inaugurado el 19 de octubre de 1929, aprovechando la visita del presidente del Gobierno Miguel Primo de Rivera.
 
          El proyecto, desarrollado por Eduardo Torroja Miret, y realizado por la empresa Construcciones Hidráulicas y Civiles S.A., significaría un adelanto notorio en las soluciones constructivas, pues este  prestigioso ingeniero, innovador en el campo de las estructuras, al utilizar hormigón armado le pudo dar 140 metros de largo y 20 metros de profundidad, pasando a ser el de mayor longitud y altura de cuantos cruzan el cauce del barranco Santos. Su coste ascendió a 638.438 pesetas.
 
          Esta arteria de la ciudad, que unía las dos márgenes del barranco Santos, en un sector ocupado por fincas de plataneras, permitiría el ensanche de Santa Cruz de Tenerife hacía el Sur, y la creación de los barrios de Los Molinos y La Salle.
 
          Las diez farolas que se colocaron a su ancho fueron realizadas por la empresa sevillana de Juan Miró, por un importe de 3.750 pesetas.
 
          También fue dotado de barandillas de un metro de altura, pero ante la cantidad de suicidios, en 1954 se le añadió otra de 90 centímetros de alto, puesta sobre un pretil, con lo que se consiguió ofrecer mayor seguridad.
 
          La prueba de carga, realizada antes de abrirse al tráfico, se hizo utilizando la mayoría de las guaguas exclusivas existentes en la Isla.
   
          En 2018, el Ayuntamiento procedió a rehabilitar su estructura, pues aunque no estaba dañada permitirá alargar su vida útil otros 90 años.
 
 
 
Puente Serrador
 
 
 
Puente Serrador Personalizado
 
Puente Serrador
 
 
          A la calle del Norte -Valentín Sanz- que comunicaba el Teatro Guimerá y la Recova con la plaza Príncipe de Asturias y la calle La Rosa, sólo la separaba del barranco Santos una pequeña finca y algunas casuchas situadas entre las calles Castillo e Imeldo Serís, que obstruían el acceso.
 
          El rápido desarrollo de este sector, al construirse el Mercado Nuestra Señora de África, motivaría al Capitán General de Canarias, don Ricardo Serrador Santés, a construir un puente para salvar el cauce del barranco de Santos, a la vez que comunicaba la calle Valentín Sanz con la Avenida San Sebastián.
 
          El concurso de proyectos convocado por el Mando Económico sería ganado por la compañía Entrecanales y Távora, la cual comenzaría las obras el 5 de agosto de 1942 y las terminaría el 3 de enero de 1944.
 
          Para poder realizar estas obras y llevar a cabo las expropiaciones, el Mando Económico le concedió al Ayuntamiento un anticipo de 4.500.000 de pesetas. 
 
          Como el general Serrador no pudo ver terminada su obra, pues había fallecido el año anterior, sería el capitán general Francisco García Escámez, acompañado del alcalde interino Joaquín Amigó, quienes inaugurarían este nuevo paso sobre el barranco de Santos. 
 
          Como homenaje al General Serrador, el puente recibiría su nombre, y sobre los pilonos que guarecen los extremos se colocaron cuatro leones que hacen alusión a su victoria en el Alto de los Leones, durante la guerra civil. Los citados leones han sido sustituidos por otros de bronce, idénticos a los existentes, durante las obras de reparación llevadas a cabo en 2016. 
 
          En las citadas obras, también se le puso nueva balaustrada de piedra basáltica,  pilonas para evitar el aparcamiento, se instaló una iluminación específica para resaltar la monumentalidad del Puente, etc. 
 
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