Hugh y Jeffery Salvin

 
Por Alastair F. Robertson  (Publicado en el número 602 de Tenerife News el 1 de junio de 2018). Traducción de Emilio Abad.
 
 
 
          El nombre del Reverendo Hugh Salvin es muy conocido para mucha gente en la ciudad en que resido. Dejó su nombre en la Casa Salvin y altruistamente fundó las antiguas Escuelas Salvin, una para chicas y otra para chicos.
 
          Hugh Salvin, que perteneció a la Royal Navy y tenia estudios de  Medicina, fue el párroco de nuestra iglesia local durante unos once años hasta su fallecimiento en 1852. Mucho menos conocido, de hecho casi olvidado, es su hermano mellizo Jeffery. No podían haber sido más diferentes de manera de ser. Hugh era muy tranquilo y sensible, mientras que Jeffery fue militar. Tras vivir alejados la mayor parte de sus vidas, los mellizos pasaron juntos sus últimos años en la misma casa.
 
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Reverendo Hugh Salvin
 
         
          Hugh y Jeffery nacieron en junio de 1773 en el seno de la familia Salvin de Croxdale Hill, Parroquia de Esh en el condado de Durham, Inglaterra. Hugh pareció estar predestinado a dedicarse a la Medicina, pero su extremada sensibilidad hizo que abandonase los estudios y en la Universidad de Cambridge se convirtiese en sacerdote. Hacia 1808, y a la madura edad de 35 años, fue designado como coadjutor de Gateshead, en Tyneside, en el norte de Inglaterra, donde permaneció 15 años hasta que, el 26 de diciembre de 1823, cuando tenía 50 años de edad, le nombraron capellán de la Royal Navy. Ese día embarcó en el HMS Cambridge, haciéndose cargo de la capellanía del buque.
 
          El HMS Cambridge, bajo el mando del Capitán Thomas Maling, se hizo a la vela rumbo a Sudamérica en los primeros días de enero de 1824, llevando a bordo un total de setenta y dos pasajeros que se debían hacer cargo de los consulados en las recientemente declaradas repúblicas independientes de Argentina, Uruguay, Chile y Perú. Después de un azaroso viaje que duró tres años, y en el que conoció a Simón Bolívar, el héroe de la independencia sudamericana, a bordo del Cambridge volvía a Inglaterra en mayo de 1827. Más tarde, en 1829, publicaría el diario que fue escribiendo mientras estuvo embarcado. (Se puede conseguir en la red).
 
          El amor, aunque tardó en llegar, apareció en la vida de Hugh, y el 2 de mayo de 1840, en Gateshead, el Reverendo Hugh Salvin, Capellán de la Real Armada, contraía matrimonio con Julia Alicia, la primogénita del difunto Anthony Surtees, de Hammersley Hall, condado de Durham. Hugh tenía 67 años y Julia 33.
 
          Casi exactamente un año después, el 24 de mayo de 1841, Hugh era cedido por el Almirantazgo a la iglesia de la ciudad en la que vivo. Pronto dio muestras de su carácter compasivo y generoso, y así, el 21 de noviembre de 1843, cedía terrenos de la parroquia e invertía su propio dinero en construir una Escuela de Niñas de la Iglesia de Inglaterra. Pocos años después, se le añadía un nuevo aula y se construía la Escuela de Niños, que también servíría como salón parroquial a partir de su inauguración en agosto de 1851. El complejo se conoció como las Escuelas Savin.
 
          Hugh Salvin era un ejemplo típico de la gente caritativa de aquel tiempo, como demostró el día de Año Nuevo de 1852 al obsequiar a los reclusos del centro penitenciario con una cena a  base de carne asada con guisantes, seguida de te, café  y pasteles.
 
          Pero ese mismo 1852, el 28 de septiembre, Hugh Salvin fallecía la edad de 79 años. Aunque pertenecía a una familia arraigada en el condado de Durham, quiso ser enterrado en los aledaños de la iglesia local, lo más cerca posible de sus queridas escuelas, cuando en realidad podía haber sido sepultado junto a su hermano, que reposa próximo a la esquina nordeste de la iglesia. El epitafio de Hugh aparece en la lápida de Jeffery, mientras que una placa memorial en la iglesia recuerda “sus muchos actos bondadosos y caritativos” y su “carácter afable y sencillo”.
 
          El hermano mellizo de Hugh, Jeffery, no pudo tener una vida más diferente; como soldado luchó en el frente en las guerras napoleónicas. Se distinguió como alférez del 7º Batallón de Reserva el 27 de marzo de 1804 y luego como teniente del 4ª Regimiento Real a pié el 5 de febrero de 1805.
 
          Durante la Guerra de Independencia española contra Francia, sirvió en España a las órdenes de Wellington en el primer Batallón del 4º Regimiento a pié entre agosto de 1808 y enero de 1809. Fue entonces enviado con un contingente de 40.000 hombres a Holanda con la expedición Walcheren, entre julio y agosto de 1809, pero no pudieron tomar Amberes a los franceses. El año siguiente, 1810, el teniente Salvin, del 4º a pié figuró entre los recompensados a ascender “a capitanes de compañía, pero sin aumento de sueldo”. Con el empleo de capitán volvió a España en noviembre de 1810, sirviendo allí hasta abril de 1814. En aquel período de tiempo participó en las batallas más importantes y fue herido tres veces en las acciones de Salamanca, San Sebastián y Nivelle. Desde España, en 1814, fue enviado directamente a Norteamérica, a tiempo de luchar en la batalla de Nueva Orleáns en enero de 1815, donde fue herido una vez más.
 
          Algún tiempo después se retiró y se fue a vivir con su hermnao Hugh hasta su muerte, acaecida el 29 de noviembre de 1850, cuando contaba 77 años de edad.
 
          Recorriendo los aledaños de cualquier iglesia se pasa junto a muchas lápidas, y es fácil que uno olvide que sus inscripciones no nos dicen únicamente nombres y fechas, sino que se refieren a personas que existieron realmente, con historias que contarnos, como se ha demostrado en este caso.
 
          (Hugh Salvin desembarcó en Tenerife en 1824 y su descripción de Santa Cruz será el tema del próximo artículo. También fue testigo de la última parte de la guerra por la independencia de Perú, donde Simón Bolívar luchó contra las tropas gubernamentales españolas. Esto lo recogeré en otro artículo).
 
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