Fallece Luis Cola Benítez, el Cronista Oficial del municipio, a los 83 años.

 
Por Patricia Ginovés  (Publicado en La Opinión el 4 de agosto de 2016).
 
 
Despedida a una figura ilustre de la capital
 
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Luis Cola Benítez (Foto La Opinión)
 
          El cronista oficial de Santa Cruz de Tenerife, Luis Cola Benítez, falleció en la noche del martes a los 83 años tras luchar contra un cáncer durante los últimos meses. El santacrucero ocupaba el cargo de cronista del municipio desde el año 2011 y, además, era miembro del consejo editorial de La Opinión de Tenerife desde su constitución en el año 2003. El sepelio tendrá lugar hoy, a partir de las 12:30 horas, en el tanatorio de Santa Lastenia, en Santa Cruz.
 
          El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife fue una de las primeras instituciones en expresar su pesar ante el fallecimiento de Cola. El alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, recordó la figura del cronista y, especialmente, el "amor incondicional a la ciudad" que siempre profesó y que le valió el nombramiento de cronista oficial, "una labor que desarrolló con una ilusión y una pasión ejemplar".
 
          Bermúdez explicó que Santa Cruz siempre estará agradecida por el trabajo minucioso y riguroso que Luis Cola desarrolló como investigador histórico, no sólo en su faceta como cronista oficial sino como estudioso de la historia de Santa Cruz, de Tenerife y de Canarias. El alcalde destacó, igualmente, la contribución de Luis Cola Benítez al conocimiento del patrimonio histórico de la ciudad y de la necesidad de su conservación y puesta en valor.
 
          Junto a la ciudad de Santa Cruz, la historia de Tenerife fue la gran pasión de Luis Cola. Durante sus andanzas por los archivos históricos de media Isla, coincidió en más de una ocasión con Ricardo Melchior, actual presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife. Melchior destacó ayer lo "entrañable del entendido e investigador santacrucero". "Lo sabía todo, pero todo lo exponía con la máxima humildad porque, ante todo, fue siempre respetuoso con las opiniones de los demás", declaró el expresidente del Cabildo de Tenerife, quien reconoció que Luis Cola "se pasó la vida analizando a fondo la historia de su tierra y nunca tuvo problemas en reconocer que desconocía algún dato o que tenía alguna duda". "Ponía todo el coraje y el ímpetu del que era capaz en cada una de sus investigaciones", expresó Ricardo Melchior y destacó el "interés perpetuo" del cronista oficial de Santa Cruz de Tenerife, quien se convirtió en "todo un personaje para Santa Cruz, para Tenerife y para toda Canarias", aseguró. 
 
Pasión por su ciudad
 
          Luis Cola Benítez nació el 13 mayo de 1933 en la céntrica calle Callao de Lima de Santa Cruz de Tenerife y, desde que era muy pequeño, comenzó a interesarse por la historia del municipio, así como por la de Tenerife y de toda Canarias. Su afición por el pasado del Archipiélago le condujo a recortar los artículos en los periódicos de la época, en especial los escritos por estudiosos como Elías Serra, Buenaventura Bonnet o Sebastián Padrón Acosta. Años más tarde también se despertó su pasión por las investigaciones históricas de Alejandro Cioranescu y de Marcos Guimerá, entre otros.
 
          Cuando era joven, fue sargento de Artillería en prácticas de la IPS y cumplió su compromiso con el Ejército en el antiguo Fuerte de Almeyda, al que estuvo vinculado durante todos sus años de una forma u otra. Su vida siempre estuvo ligada a Santa Cruz y por ello dedicó más de 50 años a conocer cada lugar y cada una de las historias que se esconden en las calles chicharreras. De este modo, Luis Cola compaginó su trabajo como agente comercial con su vocación de historiador y su curiosidad por conocer las raíces de la ciudad, lo que lo llevó a convertirse en un minucioso investigador.
 
         Publicó una quincena de libros -de los que algunos cuentan con una segunda edición- y un millar de artículos sobre la capital, todo ello con el objetivo de rescatar la historia de la ciudad. A lo largo de los últimos años publicó, en este periódico, sus Retales de la historia, más de 270 artículos en los que se encargó de rescatar los acontecimientos olvidados o desconocidos de Santa Cruz de Tenerife. Antes de su muerte, preparaba la publicación de un libro recopilatorio con todos estos textos que, ahora, verá la luz de manera póstuma. Además, tiene pendiente la publicación de otro tomo sobre los alcaldes de la ciudad chicharrera.
 
          La labor realizada por Luis Cola fue reconocida con innumerables distinciones, entre las que destacan el Premio de Investigación Histórica Antonio Rumeo de Armas en el año 2000, y el II Premio de Periodismo Mare Nostrum Resort, que le fue concedido en 2004. Entre su bibliografía se encuentran títulos como 1797, cinco días de julio, Barrancos de Añazo, La imprenta Benítez, SED. La odisea del agua en Santa Cruz de Tenerife, o Fundación, Raíces y Símbolos de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
 
          Fue nombrado cronista oficial de Santa Cruz de Tenerife en junio de 2011, tras la muerte de Gilberto Alemán. Además, Luis Cola perteneció a la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, al Instituto de Estudios Canarios, a la Asociación Hidalgos de Nivaria y fue socio fundador de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, de la que fue presidente y vicepresidente. Asimismo, desde el año 2010, era el primer socio del Club Deportivo Tenerife al que se vinculó cuando tan solo tenía 14 años. Participó en la comisión que analizó y estudió la fecha de fundación de la agrupación futbolera, y sintió y defendió siempre al "equipo de sus amores", con el que siempre mostró su orgullo blanquiazul.
 
          El secretario de la Tertulia de Amigos del 25 de Julio, Emilio Abad Ripoll, dijo de Luis Cola que era "un tinerfeño de viejo cuño" y muy "antiguo en lo del amor al chicharro". Aseguraba que el cronista oficial de Santa Cruz de Tenerife no conocía la palabra "descanso" puesto que dedicaba sus ratos, "que en otros podrían ser de ocio total, a investigar, a escribir, a difundir lo mucho que sobre su ciudad conoce". De este modo, Abad destacó que esta labor era de agradecer por todos aquellos que "no conocimos la vieja Santa Cruz". Como él mismo expresó, consideraba que la mejor virtud de Luis Cola era "su enorme calidad humana, su hombría de bien".
 
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