Las Mercedes y sus 46 años de romería

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en el Diario de Avisos el 29 de mayo de 2016).
 
 
          Las Mercedes está de fiesta. Mañana lunes, 30 de mayo, Día de Canarias, se celebra en el Valle la XLVI romería en honor de San Isidro Labrador, que comenzó a celebrarse en 1970, cuando el cura reunió delante de la iglesia a todo el ganado del Valle para bendecirlo. Dos años más tarde, un grupo de jóvenes mercederos, consideraron que este lugar era el idóneo para celebrar una romería, dada su naturaleza de pueblo agricultor y ganadero y que sus habitantes poseen con orgullo y dignidad el apelativo de “magos del campo”.
 
          Como la romería adquirió muy pronto fama y prestigio, se amplió el recorrido, desde Los Álamos hasta la parroquia. Este trayecto, por donde discurren romeros, carretas, barcos, danzas, rondallas, parrandas, vacas, toros, rebaños de cabras y ovejas, etc., es inigualable, pues se encuentra en medio de campos de trigo y el verde de las plantas de papas y hortalizas, a lo que hay que añadir la esmerada decoración que los vecinos hacen en sus viviendas, adornándolas con atuendos típicos del campo, como arados, yugos, trillos, banderitas, guirnaldas de colores, etc.
 
          Esta herencia cultural que cada año se revive en la romería de San Isidro constituye un hermoso legado para las futuras generaciones de las gentes del pueblo de Las Mercedes.
 
Carreta Custom
 
          Tal día como mañana, los romeros acuden ataviados con el traje típico que conforma nuestras señas de identidad y que los mercederos gustan vestir como corresponde. El hombre, con el calzón de color negro hasta las rodillas, para que se vean los calzoncillos de lino, sujeto con el fajín o ceñidor de lana, de color rojo, y las piernas las lleva cubiertas con polainas de pura lana blanca. Sobre la camisa, de color blanco, luce un chaleco negro, combinado con franjas encarnadas, bordado con espigas de trigo y flores de color verde y dorado. Complementan el atuendo los zapatos y el sombrero de fieltro negro.
 
          Las mujeres llevan amplias faldas de varios colores, rematadas con encaje encima de las enaguas. Para evitar que estas arrastren por el suelo, utilizan el remango, una especie de cordón terminado en vistosas borlas. Para vestir su torso, utilizan una blusa blanca de manga larga, calada, sobre la que se ponen un chaleco entallado, estilo corsé, primorosamente bordado. En la cabeza llevan un pequeño sombrero de palma trenzada, con una cinta roja. Su copa cilíndrica está forrada de terciopelo, menos en la parte superior. Las botas, con pequeño tacón, son de caña alargada hasta media pierna para esconder las pantorrillas, recato que decía mucho del pudor de la mujer.
 
          Las parrandas nos proporcionan un buen rato de alegría, regocijo y diversión. Estos tocadores y cantadores, formados por grupos de familiares y amigos, con sus guitarras, bandurrias, timples y su repertorio de folias, isas, malagueñas, seguidillas y saltonas, van contagiando a los espectadores que presencian la romería, animándolos a cantar los estribillos. El grupo de baile que acompaña a la parranda prefiere interpretar las isas porque con ellas despliega toda la belleza plástica (trenzado) que encierra esta pieza musical.
 
          La Danza que abre tradicionalmente el cortejo procesional va acompañada, desde hace cinco años, de la mayoría de grupos de Danzas de cintas, flores y varas que existen en la provincia tinerfeña, rememorando de esta manera las danzas cívico-religiosas que los aborígenes celebraban en torno a una divinidad, bien en forma de árbol o de piedra. El ganado que acompaña a los santos, con su piel lustrosa y la ubre repleta de leche, lleva colleras de cuero repujado, con vistosas hebillas y campanitas de bronce, repiqueteando las esquilas; al igual que los mansos rebaños de cabras y ovejas, van adornados con preciosas cintas de colores alrededor de su cuello.
 
          Cuando finaliza la romería, las imágenes de San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza se sitúan en la puerta de la iglesia de Las Mercedes, mirando a la plaza, para que el ganado, acompañado de sus mayorales, desfile ante ellos, mientras el cura párroco los bendice salpicándolos con el hisopo.
 
          Las carretas que representan la ofrenda simbólica de las cosechas son obras de artesanía, confeccionadas con motivos profundamente enraizados con los usos y costumbres de un pueblo campesino y ganadero. Todas van provistas de exquisitos alimentos para degustar y repartir con los visitantes. Durante el recorrido, las mujeres situadas en la parte delantera distribuyen la comida a quien se lo solicite, mientras que los hombres, ubicados en la parte posterior, se encargan del brasero y del garrafón de vino.
 
carretas barcos Custom
 
          Otros elementos típicos son los barcos, montados sobre una carreta a la que le han quitado las estacas, y le han ensamblado la arboladura de vergas, jarcias, velas, gallardetes y bandoleras; llevan los mástiles engalanados con velas dobles triangulares a proa, y un tramo de vela vertical a popa, ambas de tela blanca, bordadas por las señoritas de la localidad. 
Durante el recorrido, los mozos que los tripulan van gritando: “¡Viva el barco de Jardina!, ¡de Las Canteras!, ¡del Rayo!, ¡de Los Álamos!, ¡de Las Mercedes!”, etcétera. Al terminar la procesión, y al grito de “ajijide”, saludan al santo patrón y comienza la carrera de barcos desde el puente hasta la plaza. Estos barcos de mar adentro, que en la romería navegan sobre ruedas, representan la promesa (exvotos) que los campesinos hicieron a San Isidro para no sufrir las enfermedades causantes de tantas epidemias.
 
          Aunque antes se ha dicho que la romería de Las Mercedes comenzó en 1970, se sabe que la británica Elizabeth Murray, cuando vivió en Tenerife -entre 1850 y 1860-, pues su marido era cónsul de Inglaterra en las Islas Canarias, en su obra Recuerdos de Gran Canaria y Tenerife ya hablaba de una romería que se celebraba en Las Mercedes. “El viajero que va a La Laguna –escribió Murray- hará una visita al hermoso monte de Las Mercedes. Hay aquí una pequeña ermita, en la que se celebra cada año, previamente a la correda de los novios [sic] un acto festivo. En esa ocasión todos los campesinos acuden desde las diferentes partes de la isla”. Esa fue la prehistoria de la actual romería.
 
Antecedentes muy antiguos
 
          La británica Elizabeth Murray describió a finales del siglo XIX en uno de sus libros lo que ella llamó la correda de los novios de Las Mercedes, y que es un antecedente de la actual romería.
 
          Era un desfile festivo “compuesto de tres o más carretas grandes, adornadas como barcos veleros, con llamativos y coloreados pañuelos que cuelgan, como banderas, de sus mástiles. Cada correda es llevada por una tripulación de media docena de marinos representados por la clase rural de la vecindad. Cada uno usa un sombrero adornado con vistosas cintas, pareciéndose más a un bandolero que a un marino. Uno o dos llevan un fusil sobre sus hombros. La yunta de bueyes a la que la correda va unida, si el tiempo lo permite, realiza una corta carrera.” 
 
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