Entrevista a Caros Hernández Bento (Publicación de "1743. La Royal Navy en Canarias")

 
Por Nora Navarro  (Publicada en La Provincia el 18 de noviembre de 2014).
 
 
- Cuenta que 1743. La Royal Navy en Canarias surge al preguntarse por qué eran rojas las banderas de los navíos en el fresco de la capilla del Pilar, en La Gomera, ¿cómo nace un libro a partir de esta cuestión?
 
          Esa pregunta surge en 2010, cuando me llama la directora del departamento de Historia de la Universidad de La Laguna, Gloria Díaz Padilla, y me pregunta por las banderas rojas del mural de la capilla del Pilar de nuestra Señora de la Asunción de San Sebastián de La Gomera. Resulta que yo acababa de realizar unos cursos de genealogía y heráldica en la UNED, con un buen trabajo de investigación sobre cuestiones inéditas. Entonces, Gloria percibió unas ciertas dotes investigadoras y me planteó aquello, que entraba dentro de la vexilología [estudio de las banderas] y decidí investigar sobre esa batalla que aparecía representada en aquel mural. Descubrí que los barcos que llevan las banderas rojas eran los navíos de la flota inglesa del comandante Charles Windham, el protagonista del libro, que llevó a cabo el famoso ataque a La Gomera.
 
- ¿Por qué razón puso la Royal Navy sus ojos en la costa de La Gomera, en el siglo XVIII?
 
          Aquellos barcos ingleses integraban lo que entonces se denominaba “división naval” y fueron enviados al Archipiélago en comisión independiente por el almirantazgo de Inglaterra. Por esta razón, eran rojas las banderas del mural de la capilla. Entonces, España estaba en guerra contra Inglaterra, en la conocida por los ingleses como guerra de la Oreja de Jenkins, entre 1739 y 1748, y el objetivo de la comisión era intentar interceptar en las Islas unos barcos españoles que venían desde América. También habían recibido la orden de hacer daño al enemigo en tierra, y esa es la razón de que cañonearan contra San Sebastián de La Gomera.
 
- ¿Cómo se desarrolla el ataque en tierra entre ambas partes?
 
          El cañoneo se da entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1743, y esas operaciones son malinterpretadas en el resto del Archipiélago, como en La Palma y en Gran Canaria, que sacaron sus cañones a las playas porque corrió una alarma tremenda. Sin embargo, los cuadernos de a bordo y la documentación inglesa que encontré indican que no hubo tal intención de ataque y que ellos sólo estaban intentando ubicarse entre las Islas.
 
- En su libro relata que, pese a la precariedad de sus recursos, los gomeros se defendieron con éxito ante el ataque británico.
 
          Esta es la historia que ha ido sucediendo, más o menos, en todas las Islas. Siempre hemos estado muy mal defendidos hasta que, a finales del siglo XVIII, se estableció el Batallón de Canarias. Hasta entonces, la defensa se apoyaba en la propia gente de tierra, como los campesinos, y así sucedió en este episodio en La Gomera. Cuando sus habitantes divisaron los navíos por la parte norte de la Isla, se dio la voz de alarma y, a lo largo de un día entero, se plantaron todos en San Sebastián de La Gomera. En número, serían alrededor de 1.525 milicianos procedentes de distintos rincones de la Isla, con edades comprendidas entre los 16 y los 60 años. En otras palabras, todo el que podía empuñar un arma, que entonces eran, en su mayoría, herramientas de aperos y un puñadito de fusiles, se concentraron contra la Royal Navy. Por su parte, los barcos tardaron un día en entrar en puerto porque era muy difícil maniobrar con ellos y, en ese tiempo, los milicianos aprovecharon para situarse en posición de defensa.
 
- ¿Cuáles son las principales aportaciones de su investigación a este episodio de la historia de las Islas?
 
          Uno de los principales valores del libro es que aporta la documentación en inglés. La que teníamos en español data de 1947, a cargo de Antonio Rumeu de Armas y, desde entonces, el conflicto ha quedado cristalizado únicamente desde el punto de vista isleño. Pero ya han pasado casi 70 años y esta investigación aporta la visión de la otra parte, la inglesa. En una batalla siempre hay dos partes y hay que contemplar ambas. Otro aspecto que aporto son las biografías completas de los capitanes. Hasta el trabajo de Rumeu de Armas, sólo conocíamos el nombre del comandante Windham pero, ahora, tenemos también su retrato y biografía completa, así como la del otro capitán del barco. También aporto un estudio de las naves, con sus nombres y características, y el número y alcance de los cañones.
 
- A raíz de su investigación, ¿cuál es su balance del conflicto gomero-británico?
 
          Pues fue una batalla desigual, como casi todas las que han ocurrido en las Islas. Al fin y al cabo, eran milicianos luchando contra gente muy profesionalizada en esa época, los ingleses, que no sólo estaban muy preparados sino que constituían la Armada más potente del mundo. Pero los gomeros supieron esconderse bien y los ingleses no calibraron el número de milicianos a los que se enfrentaban.
 
- ¿Hasta qué punto inciden los detalles sobre el curso final de una batalla tan desigual?
 
          Por ejemplo, en la distancia a la que están los barcos de la costa, que influye en el alcance de los cañones y en la agresividad de llevar a cabo un desembarco británico. En cambio, los cañones que tenían los gomeros en tierra estaban desfasados y eran mucho menores en número, y no tenían el alcance suficiente para poder dañar a las naves a 460 metros. Los cuadernos de a bordo nos muestran algunos errores que cometieron los ingleses, como arrojar el ancla antes, que determina la posición en batalla. En definitiva, en la versión inglesa hay muchos detalles que varían la visión final del capítulo.
 
- ¿La prensa internacional llegó a hacerse eco del conflicto?
 
          Por supuesto. En el trabajo incluyo todas las referencias de la prensa europea en los idiomas más cultos, como el italiano, el francés o el alemán, puesto que el ataque quedó reflejado en todos ellos. Sobre todo, a través de la frase que pronuncia el comandante de tierra, el herreño don Diego Bueno, que habitaba desde hacía tiempo en La Gomera: "¡Por mi patria, por mi ley y por mi rey, he de perder la vida, y el más fuerte vencerá! ". Esa frase gustó mucho en Europa y quedó recogida en la prensa hasta el siglo XIX, haciendo que se internacionalizase el conflicto.
¿Se trata de una historia desconocida entre los canarios?
 
         Algunos la conocían a través de Rumeu de Armas, pero estaba contada a medias porque sólo contaba con la documentación en español. Al aportar la parte en inglés, que es inédita y original, y contrastarla con la española, podemos obtener conclusiones, porque hay muchas cosas que se matizan.
 
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