Nuestra Señora de las Angustias o La Virgen Republicana

 
Por Ana María Díaz Pérez (Publicado en el Programa de la Semana Santa de Santa Cruz de Tenerife 2015 editado por el Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad. Marzo de 2015
 
 
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          Desde hace siglos se tienen noticias de la advocación de Ntra. Sra. de las Angustias en distintos lugares de España, sirva de ejemplo la población de Uclés en Cuenca, pero a medida que avanzaba el tiempo las representaciones de los Misterios Dolorosos de María fueron surgiendo en otras localidades, y así tenemos la Virgen de los Dolores, de la Soledad, de la Amargura, de las Angustias, etc…, concentrándose en un principio en la zona central y meridional de la Península, para más tarde encontrarla también en el norte, tal es el caso del municipio de Betanzos en A Coruña.
 
          Es a partir del Quinientos cuando verdaderamente comienza a extenderse por toda la geografía española el fervor a La Dolorosa, no obstante la denominación de Angustias (en latín "angustus", que significa "angosto", deriva de "ango", término que se traduce por oprimir) se reserva para las creaciones plásticas de la Madre con Jesús difunto en su regazo, así pues, para conocer los orígenes de la piedad hacia Ella se hace necesario retroceder hasta el viernes 2 de enero de 1492, fecha en la que llegó a su fin la Reconquista peninsular con la recuperación de Granada; habían concluido siete siglos, ochenta años y dos días de luchas desde que el 30 de abril del año 711 se iniciara la larga empresa en el alicantino Peñón de Calpe, de modo que los monarcas Isabel y Fernando, en acción de gracias por la consecución de tal empeño, decidieron erigir una ermita a la Virgen de las Angustias. Por ese triunfo cristiano el Pontífice Alejandro VI dio el nombre de Reyes Católicos al citado matrimonio real.
 
          Fue entonces, a raíz de este logro, cuando Isabel La Católica ordenó levantar en la Carrera del Genil una ermita a Ntra. Sra. de las Angustias, debido a la veneración que sentía por esta advocación mariana. Según la tradición, el vigilante de la capilla vio un día, mientras caía la noche, cómo accedía una Señora vestida lujosamente, en compañía de un par de jóvenes, y se acercaba hasta el altar con la intención de rezar; en esta actitud permaneció durante largo tiempo, mas cuando el recinto religioso había sido abandonado ya por el resto de los fieles, únicamente seguía allí aquella Dama sola, sin sus dos acompañantes, pero dado que era ya la hora de cerrar las puertas, el ermitaño se acercó a Ella y cuál no fue su asombro al observar que se había convertido en una estatua de la Madre de Dios que sostenía el cuerpo sin vida de Cristo sobre sus rodillas, pudiendo apreciar más adelante que la expresión de dolor en la cara estaba perfectamente marcada.
 
          Se trataba de una talla de madera que presentaba la altura de una mujer, de bella semblanza, siendo tal la perfección desde el punto de vista artístico que cuentan que ninguna de las muchas copias existentes reproducía fielmente la obra original, ni tan siquiera los más afamados autores lo habían logrado, baste recordar a Sebastián de Llanos y Valdés (Sevilla, siglo XVII), quien deshizo la pintura de sus lienzos y destruyó sus inacabadas imágenes, dado que por su arrogancia de artista era incapaz de mostrar un trabajo pictórico o escultórico que no calcase con exactitud el modelo a imitar.
 
          No obstante, en muchas ocasiones observamos una figuración de Ntra. Sra. de las Angustias más simple, en el sentido de que aparece en solitario. El anciano Simeón dirigió a María las siguientes palabras (Lc 2, 34-35): "Mira, este niño traerá a la gente de Israel caída o resurrección. Será una señal de contradicción mientras a ti misma una espada te traspasará el alma", presagiando ya la Pasión de Cristo, lo que propició, al añadirle, en representación de La Piedad, un puñal clavado en el corazón de la Madre, un nuevo patrón iconográfico, el de la Virgen de los Dolores o de las Angustias, el prototipo más común en Canarias. Sendos paradigmas de ambos arquetipos con esta última denominación son la extraordinaria obra flamenca de Los Llanos de Aridane (madera policromada, siglo XVI, taller de Brabante, Iglesia de Ntra. Sra. de las Angustias, La Palma) y la hermosa talla que se custodia en la parroquia de Ntra. Sra. del Pilar de esta capital tinerfeña, de la que hablaremos seguidamente por ser el motivo fundamental de estos párrafos.
 
          Los anteriores retazos histórico-artísticos han puesto las bases del tema objeto de nuestra atención. La procesión es una de las muchas manifestaciones de la religiosidad popular y durante el periodo de la Conmemoración de la Muerte y Resurrección de Jesucristo estas advocaciones marianas de las que hemos venido hablando forman parte de los pasos procesionales e incluso pueden darle título a estos piadosos recorridos; uno de los más esperados al llegar la Semana Santa santacrucera es el de Ntra. Sra. de las Angustias, también llamada "Virgen Republicana" o simplemente "La Republicana", el cual parte a las doce del mediodía de la iglesia de Ntra. Sra. de El Pilar, a plena luz solar del Viernes Santo, causando gran expectación por la connotación política que despierta el interés de unos y la curiosidad de otros, particularidad que le otorga una atmósfera diferente sin despojarlo del recogimiento y respeto que merece un acto litúrgico de esta naturaleza.
 
          Muchos se preguntarán la causa de la existencia de una Virgen conocida como "La Republicana", términos que a priori suenan contradictorios. Es sabido que la II República española se proclamó a principios de la década de los treinta del siglo pasado (1931-1936) y en el artículo 27 (Capítulo Primero: Garantías individuales y políticas, Título III: Derechos y deberes de los españoles) de su Carta Magna, la Constitución de 1931, se lee lo siguiente: "Todas las confesiones podrán ejercer sus cultos privadamente. Las manifestaciones públicas del culto habrán de ser, en cada caso, autorizadas por el Gobierno, por consiguiente, en este punto se halla la justificación histórica de una advocación con el sobrenombre de un sistema político en nuestra capital, pues fue la única que salió en procesión a pesar de estar prohibido."
 
          Por aquel entonces los nuevos concejales no quisieron remunerar los haberes que correspondían a la banda de música por su interpretación a lo largo del trayecto de la comitiva de la Virgen, pero afortunadamente siempre contamos con personas de buena voluntad, de modo que el republicano Emilio Calzadilla, en aquellos instantes Presidente provisional de la Corporación Municipal capitalina, resolvió abonar de su peculio particular los honorarios a dichos profesionales y éstos, en gratitud a su generosidad, acordaron tocar una pieza musical que fuese de las favoritas del caballeroso miembro de las Casas Consistoriales, de ahí el Adiós a la vida, de la ópera Tosca de Giacomo Puccini, notas instrumentales que deleitan cada año los oídos de los seguidores de su itinerario, que incluye la vía dedicada al que fuera Alcalde accidental del Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad, el antedicho Sr. Calzadilla (en aquella época calle de San Felipe Neri). Este suceso intensificó aún más la fe de los ciudadanos de este municipio hacia esta imagen en concreto, de tal manera que hoy se le puede considerar una representación icónica.
 
          Pero si su presencia estremece los ánimos del espectador, también le ofrece una obra de arte, para cuyo análisis hemos consultado el pormenorizado estudio que llevó a cabo el profesor titular del departamento de Historia del Arte de la ULL, Dr. D. Gerardo Fuentes Pérez, en su tesis doctoral titulada Canarias: El Clasicismo en la Escultura. Allí, en el altar homónimo del citado templo del Pilar, encontramos a diario a Ntra. Sra. de las Angustias, una escultura de candelero, de estilo clasicista, que mide 1´50 m. de altura, producto de la labor ejecutada por un hijo de esta urbe, el entonces clérigo Miguel Arroyo Villalba (1770-1819), quien en 1806 abandonó el sacerdocio y contrajo nupcias con Dª Manuela Castellano, esposos treintañeros que procrearon tres hijas. D. Miguel falleció a la edad de 49 años, siendo inhumado en el camposanto de San Rafael y San Roque.
 
          En lo que respecta a su faceta artística, Arroyo Villalba formado en la corriente barroca derivó hacia el clasicismo y compaginó tanto la carrera eclesiástica como su nuevo estado civil con la gubia, aunque no sólo se dedicó a la escultura, sino también a la pintura, preferentemente a la mural. Nada más clavar nuestra mirada en la obra que nos ocupa, advertimos la influencia de José Luján Pérez, pues su autor al fruncirle el ceño para expresar el sufrimiento formó la peculiar Y griega tan característica del imaginero grancanario. Hay que destacar que, de toda la producción del mencionado artista tinerfeño, es la única pieza hasta ahora documentada, lo que puede constatarse, de acuerdo con las investigaciones del Dr. Fuentes Pérez, en la siguiente inscripción: "Miguel Arroyo. La hizo y dio a la Iglesia del Pilar siendo beneficiado Don Carlos Benavides. Año de 1804."
 
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          Enhiesta y elegante, la efigie llama la atención por su sobrio atuendo, compuesto de túnica y manto de terciopelo negro, exentos de adorno alguno, únicamente el blanco tocado rompe, en cierta medida, con la monotonía cromática; la vestimenta solo deja al descubierto el angustiado rostro, de triste mirada, por el que se deslizan las lágrimas, y las entrelazadas manos, ambas partes del cuerpo ejecutadas con soberbia maestría, sin embargo, está desprovista de la daga que hiere su pecho, uno de los símbolos que la identifican, mientras los pies permanecen ocultos bajo el ropaje.
 
          Indudablemente, "La Republicana", que también se da cita en la Procesión Magna del Viernes Santo, configura al unísono en su itinerario procesional por las calles de Santa Cruz de Tenerife (Suárez Guerra, Emilio Calzadilla, San Francisco, Castillo, Valentín Sanz y El Pilar) toda una explosión de sentimientos, a veces, en una misma persona, es posible que hasta encontrados, y una demostración de impronta artística, la de Arroyo Villalba, dentro de los cánones iconográficos de Ntra. Sra. de las Angustias.
 
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BIBLIOGRAFÍA
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- VESGA CUEVAS, Juan (S.N.): Las Advocaciones de las Imágenes veneradas en España. Ensayo de una Teología popular mariana en España. Tesis Doctoral presentada en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Editado por C.E.S.P.U.S.A., Valencia, 1985, pp., 84, 111, 145, 244, 248 y 451.
 
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