La Ruta de los Castillos (Fortificaciones de Tenerife - 13)

 
Por Alastair F. Robertson  (Publicado en Tenerife News en su número 484, de 20 de septiembre a 3 de octubre de 2013). Traducción de Emilio Abad.
 
 
          Hemos llegado hoy a la parte final de nuestro viaje y tomaremos parte en un recorrido oficial antes de visitar la fortaleza más antigua de la isla, casi completamente olvidada a pesar de su venerable antigüedad y honrosa historia.
 
          Un recorrido que, estoy seguro, es completamente desconocido para los británicos es la llamada “Ruta de los Castillos”. Está organizada por la Oficina de Turismo de La Laguna y se desarrolla el primer sábado de cada mes. El precio, incluyendo el transporte, es de 9 euros.
 
          En este excelente viaje, visitamos el interior de la Casa de la Pólvora y de los Castillos de San Juan Bautista, San Cristóbal, Paso Alto y San Andrés. Mi único pesar es que, aunque soy capaz de leer, escribir y hablar un poco el español, apenas puedo entender una palabra en una conversación. Nuestra encantadora guía me hubiera traducido su disertación si se lo hubiera pedido, pero eso hubiese resultado una pesadez para los demás participantes. Sea como fuese, por lo poco que entendí, ¡tendría que haberme pasado la mitad del tiempo pidiendo disculpas por cada ocasión que aquellos malditos ingleses atacaron la isla!
 
          El hecho más notorio de la historia de Santa Cruz es el ataque que sufrió, dirigido por el almirante Sir Horacio Nelson, en julio de 1797. En aquellos momentos Santa Cruz estaba defendida por no menos de 17 fortificaciones de todos tipos y tamaños, y todas entraron en acción en aquellos escasos y tensos días y todas colaboraron a que no se cumpliesen los designios de la Armada británica.
 
          Sin embargo, todo eso se ha olvidado ya y en absoluto me sentí defraudado con el recorrido, sino más bien lo contrario. Sentí el privilegio de ser uno de los pocos ingleses que han visto el interior de aquellas edificaciones y me impresionó el hecho de que aquí existe una atracción no para los foráneos, sino para las gentes del lugar. Dicho esto, estoy seguro de que sería muy popular también entre los extranjeros.
 
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