102 aniversario (Puerto y puerta - 151)

Por Rafael Zurita Molina (Publicado en el Diario de Avisos el 4 de mayo de 2014)

        

          El pasado miércoles, 30 de abril, se celebró en el Real Casino de Tenerife la ya tradicional cena que puntualmente convoca la Fundación Correíllo La Palma, patrocinadora del histórico buque, aludiendo ocasionalmente a su 102 aniversario. Significativa oportunidad para conceder el nombramiento de Miembro de Honor de la Fundación a Ricardo Melchior Navarro, ex-presidente del Cabildo Insular de Tenerife. Entre sus palabras de gratitud, subrayó la deseada perentoriedad del museo marítimo.

          La actualidad predispone compendiar cuanto se refiere al vapor La Palma, reiterándonos sobre lo ya escrito en esta columna. Los denominados correíllos negros, construidos en astilleros ingleses, fueron entregados a la Compañía propietaria, Vapores Correos Interinsulares Canarios (filial de la Elder Dempster Ltd.) en los primeros meses del año 1912.  Por orden de llegada al puerto de Santa Cruz de Tenerife, se nominaron Viera y Clavijo, León y Castillo, Gomera-Hierro, Lanzarote, Fuerteventura y La Palma, que lo hizo el 14 de mayo de 1912.

          Siguiendo la fuente documental que nos brinda Ricardo Génova, destacado Práctico del Puerto de Santa Cruz de Tenerife durante más de treinta años, rescatamos unas líneas referentes a la recuperada historia del La Palma, librado del desguace.

           Esquematizando, el 12 de noviembre de 1976 el buque, amarrado al muelle de Las Palmas, fue adquirido por Jürgen Flick con la intención de convertirlo en casino-restaurante a flote; tropezó con la burocracia y la incomprensión. El 6 de diciembre de 1982 el Ayuntamiento de Las Palmas acordó por unanimidad la compra del barco; no se compró. El 6 de febrero de 1985, el señor Flick le ofrece gratuitamente el barco; por toda contestación, el silencio administrativo. Volvió a insistir el 29 de septiembre; dio la callada por respuesta. El 5 de febrero de 1986 lo oferta, también con carácter gratuito, al Cabildo de Tenerife, que, tras estudiar la generosa propuesta, acepta hacerse cargo del buque.

          “Es entonces cuando las fuerzas vivas de Las Palmas se movilizan para tratar de evitar que el barco vaya para Tenerife; el propio alcalde llegó a manifestar: 'El señor Flick hará lo que quiera; pero el barco no sale de Las Palmas' ”. El 13 de marzo de 1986, con el entonces presidente del  Cabildo, José Segura, a bordo del La Palma a remolque del Tamarán, entró en el puerto tinerfeño. Y comenzó otra historia que se está escribiendo.

        Regresando a la cercana cena del 102 aniversario, subrayo que en torno al correíllo se aviva la cercanía al puerto para hablar de todo cuanto le afecta, de sus carencias y proyectos. Valoramos la ocasión de poder contrastar opiniones de marinos, consignatarios, empresarios, políticos, gentes de mar y de barcos...¡Sin penas! 

 

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