Carga y descarga (Puerto y puerta - 111)

Por Rafael Zurita Molina  (Publicado en el Diario de Avisos el 26 de mayo de 2013).

 

          Desgajando sucintos puntuales trozos de la historia de nuestro Cabildo Insular, tras constituirse la primera Corporación el 16 de marzo de 1913 -vigente la efeméride del centenario-, el 18 de octubre fue aprobado el presupuesto para el año1914. En ciernes el organigrama administrativo, la cantidad establecida superaba con creces los ingresos previstos.

          El proyecto presupuestario fue sometido a la autoridad competente solicitando, en base a lo legislado, la autorización de cubrir el déficit por medio de un reparto entre los ayuntamientos de la Isla o contingente provincial, y de un arbitrio especial de carga y descarga en los puertos. Y, gestionado el asunto en Madrid, “previa renuncia del Cabildo al recurso del contingente provincial, y el cambio de nombre de carga y descarga por el de importación y exportación, se autorizó por Real Orden del 14 de febrero de 1914. La Comisión Permanente dispuso el cobro del arbitrio a partir del primero de marzo”.

          Inopinadamente, aún sabiéndolo, discerní la diferencia. Las operaciones de carga-descarga y estiba-desestiba corresponden a los trabajadores de los puertos. De tal manera, la actividad de los estibadores alcanza a todas las operaciones: de importación y exportación, con el extranjero; de cabotaje, entre las Islas;  y gran cabotaje, con la Península.

          Al respecto, algo comenté en febrero de 2011: La espectacular evolución del tráfico marítimo, especialmente el relativo al trasiego de mercancías, que cambia sustancialmente la fisonomía del paisaje portuario. Merece narrarse el proceso evolutivo de los estibadores, desde cuando se creó en 1943 la Organización de Trabajos Portuarios (OTP) hasta ahora mismo, estrenando la segunda década del siglo XXI.

          En otro orden, buscando pasadas crónicas del puerto coincidentes con el actual día y mes, encontré una publicada en este Diario, con fecha 23 de mayo de 1986: “La huelga portuaria pone al campo canario en aprietos irreversibles”.

          Se refiere a la huelga de diez días, desde el 18 al 28; fue decidida en una asamblea, celebrada en Valencia, a la que asistieron representantes de diez puertos, contando los de Las Palmas y Tenerife.

          La primera página del periódico abre con titulares a seis columnas sobre la presencia de los  Reyes de España en Tenerife, con motivo del Día de las Fuerzas Armadas. Y también, con recuadro, el editorial que titula El puerto hunde al campo; solamente un párrafo que estimo irreprochable: “El puerto para una isla resulta de vital importancia... Los daños al sector primario de las islas son incalculables, no sólo por lo que se refiere a las producciones perdidas, sino a lo que atañe a los mercados de recepción, que quedarán desabastecidos, con clientes insatisfechos, compromisos sin cumplir...” ¡Es historia! 

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