Rafael Fernández Bignoni, el garachiquense que cayó ante Nelson

Por Ramón Miranda Adán  (Publicado en El Día el 25 de julio de 1997).

 

          La próxima celebración del bicentenario de la victoria tinerfeña contra la escuadra del contralmirante Nelson ha vuelto a poner de actualidad la importancia que las milicias insulares (Güimar, La Laguna, Abona, Garachico…) tuvieron en el desarrollo y desenlace de la lucha. Como alcalde de la actual Villa y Puerto siento en estos momentos el orgullo de resaltar las virtudes de los soldados garachiquenses, que tan valerosamente defendieron la isla en julio de 1797. Tan valerosamente, que alguno alcanzó la muerte en acto de campaña, mientras otros vieron sus nombres en relaciones confeccionadas en aquellos días para solicitar laureles y distinciones.

          Pero no fueron sólo los milicianos de a pie los que rindieron unos servicios a favor de la ciudad de Santa Cruz, llave de toda la vida insular. También es justo que recordemos al cuerpo de mando, concretamente al coronel del Regimiento de Garachico, don Pedro de Ponte y Peraza de Ayala, cuando en tres ocasiones diferentes, en los meses de mayo y junio, alertó al general Gutiérrez sobre el paso por las cercanías de Daute de unas embarcaciones más que sospechosas, porque parecían tener como misión el estudio minucioso de la costa, con vistas a ejercicios navales contra Tenerife.

          Certera fue la visión del notable militar garachiquense. Algún tiempo después eran requeridas sus tropas para ayudar a la organización y defensa de la plaza de Santa Cruz. Y hasta Santa Cruz fueron los milicianos de Garachico, atendiendo las dos peticiones que el día 12 de julio hizo el general Gutiérrez ante la difícil situación planteada.

          Las tropas tinerfeñas hicieron una heroica defensa ante los embates ingleses. Y en los lugares de mayor conflicto destacaron singularmente dos hijos ilustres de Garachico: Don Estaban Benítez de Lugo y don Francisco Jorba Calderón. Ambos merecieron la propuesta de ascenso a capitán por su espléndido comportamiento en la lucha.

          Pero ya dijimos que un garachiquense pagó con su vida su arrojo y valentía en las horas más duras de la batalla, en plenos combates callejeros. Así lo cuentan los cronistas y los libros de historia:

               “En uno de los más duros ataques cae mortalmente herido, atravesado de una bala, el cadete, graduado de subteniente, Rafael Fernández, del batallón de Infantería de Canarias, natural de Garachico, soltero, de 26 años de edad, que se adelantaba con una partida hacia los enemigos”.

          Rafael Fernández no era miembro de las Milicias de Garachico, sino del Batallón de Infantería, como queda dicho. Pero pertenecía a una ilustre familia de militares garachiquenses, entre ellos su abuelo, su padre y su hermano. Había sido bautizado en la iglesia de Santa Ana el 20 de octubre de 1771 por el beneficiado José Antonio de Sylva y Rixo, y se le impusieron los nombres de Rafael, Fermín, Francisco de Paula, José, Luis, Antonio, de los Dolores, del Carmen y de Guía.

          Curiosamente su abuelo materno, don José María Bignoni, era de Génova, con lo que vuelve la ciudad italiana a estar presente, siquiera indirectamente, en la Historia de Garachico, localidad fundada por Cristóbal de Ponte, también genovés.

          Cuando el general Gutiérrez y Tenerife entero lograron la victoria definitiva sobre el famoso marino inglés, se celebraron en la isla unos actos en los que parecían coincidir la alegría y el luto; el gozo y la tristeza. Alegría por el triunfo y tristeza por la muerte de tantos hijos de la patria chica.

          En Garachico tuvo lugar la celebración el día 30 del mismo mes, cinco días después del triunfo. Se solemnizó la festividad en la misma iglesia en que había sido bautizado el joven Rafael Fernández Bignoni. “A ella concurrieron el clero, el Regimiento, sus oficiales, Coronel, Teniente Coronel… Cantó la misa el beneficiado Semanero y dijo el sermón don Francisco Martínez de Fuentes. Y hubo exequias fúnebres por los que honrosamente perdieron la vida”.

          Cuando la noble ciudad de Santa Cruz celebró, un siglo después, la fiesta del Primer Centenario, Garachico estuvo presente en los actos con una enseña o estandarte, que aún se conserva en un museo de la capital.

          Ya en nuestros días, el día 6 de octubre de 1982, el Ayuntamiento de Garachico, regido entonces por Lorenzo Dorta, dedicó una calle a Rafael Fernández. El acuerdo se tomó por unanimidad. Quedaba así gloriosamente ejemplarizado el nombre de un héroe entre las gentes de su pueblo. Más recientemente, el Ayuntamiento capitalino dedicó una calle a las Milicias de Garachico, muy cerca de la zona portuaria.

          Recordar ahora la efeméride de la victoria contra Nelson ha significado un timbre de orgullo para los garachiquenses. Así nadie olvidará que, a sus 26 años, el joven subteniente Rafael Fernández Bignoni, natural de Garachico, entregó su vida para ayudar a conseguir que el almirante Nelson no osara entrar en Tenerife con sus tropas escoltando el Carro de la Victoria.

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