En el recuento de unos héroes. Apuntes en torno a un equívoco que dura 200 años

Por Daniel García Pulido  (Publicado en El Día / La Prensa el 13 de diciembre de 1997).

 

Vosotras al contrario  //  Almas ilustres de Paisanos míos,  //  Que del Pueblo Nivario  //   Fuisteis escudos, y campeones píos,

Héctores defensores  //  De la Patria, su gloria, y sus honores;  //  Descansad en el Seno  //  De la paz y del gozo merecido:

Todo corazón bueno  //  Lea vuestro Epitafio enardecido:

ESTE SEPULCRO ENCIERRA LOS QUE AL CIELO VOLARON POR SU PATRIA.

                                                     (J. de Viera y Clavijo “A la victoria conseguida…”, s. f.)

 

          De esta manera tan sublime y hermosa, el conocido historiador y vate isleño José de Viera y Clavijo se sumó a aquellos que quisieron aportar su agradecimiento, hacer impersonal mención de aquellos sencillos hombres que derramaron su vida en sangre a lo largo de una acción que no merece otro timbre que el de Gesta.

          Históricamente, el primer encargado en dar a conocer a estos anónimos y valerosos personajes fue el investigador Luis Mafiote, en una breve reseña incluida en el Diario de Tenerife del 25 de julio de 1897 (Nota 1); sin embargo, otros dos autores han sido más rigurosos a la hora de seguir los pasos para conocer en realidad a esos insignes personajes. Sebastián Padrón Acosta, con su artículo en la inestimable Revista de Historia Canaria, “Los héroes de la derrota de Nelson en Tenerife”, publicada en 1948; y Francisco Lanuza Cano, en el XVII capítulo de su magna obra Ataque y derrota de Nelson en Santa Cruz de Tenerife, titulado “Muertos y heridos en la defensa de Tenerife”, editada en Madrid en 1953.

          Movidos por nuestro interés en conocer más profundamente ese apartado, en volver a repetir el nombre y la escueta pero valiosa biografía de unos hombres a los que la Historia y la Tradición, con mayúsculas, ha calificado como “héroes” dentro de un episodio ejemplar, hemos notado, desde esos primeros escritos, una cierta atmósfera de confusión y equívoco al tratar de ajustar no sólo los nombres de los fallecidos y sus respectivas ocupaciones, bien fueran militares o civiles, a las que se debían, sino el número global de los mismos.

          Ya Sebastián Padrón Acosta, en el referido artículo, sembraba la duda sobre la inexactitud de las cifras de los partes oficiales  (2), pero era el coronel Lanuza Cano aún más específico al detallarnos que las 23 bajas registradas oficialmente “no se ajustan a la realidad, pues estudiando detenidamente los documentos… nos encontramos con que el número de muertos se eleva a veinticinco…” (3). Nos sorprenden esos interrogantes ante la ingente cantidad de información existente en la actualidad sobre este fastuoso episodio, y ello fue quizá lo que nos dio pie a indagar en el tema.

          El comandante general Antonio Gutiérrez, en su segundo parte a la Corte fechado el 3 de agosto de 1797, y que se configura como el primer hilo que tenemos que tomar para poder seguir el curso de los acontecimientos, ya anunciaba que “por nuestra parte tubimos (sic) 23 muertos” (4). Y no cabe duda de que el general tomaría estos datos de la abundante documentación cursada con los diferentes cuerpos a lo largo de todo el paréntesis entre el 25 y el mencionado 3 de agosto. Entre esos partes figuran principalmente:

               - La “Relación de muertos y heridos del Bon. de Canarias”, informe realizado el 27 de julio por el capitán Juan Bataller, en el que se precisan 6 bajas en el mencionado Batallón de Infantería de Canarias; el subteniente Rafael Fernández Bignoni, y los soldados Pedro Agustín, Manuel Fernández, Luis Núñez, Dionisio Ferrera y Antonio Miguel González, y otras 2 bajas en los cuerpos de milicias agregadas al mencionado Batallón: los soldados Domingo de León Padilla y Antonio Delgado Sosa (5).

               - La “Relación de los paisanos de esta Plaza muertos y heridos en ella la mañana del día 25 del presente mes de la fecha…”, informe realizado por el alcalde Domingo Vicente Marrero con fecha 31 de julio de 1797. En el mismo se precisan los 6 paisanos fallecidos: Agustín Quevedo de la Guardia, Antonio de la Torre Espinosa, Domingo Antonio Pérez, José Mariano Calero y Luján, Juan Amarilis y Charles Rooney (6).

               -El “Estado que manifiesta la fuerza efectiva con la que se hallaba la expresada División (de Cazadores) el día 24 del corriente…”, informe elaborado por el ayudante mayor Pascual de Castro el 26 de julio de 1797, en una de cuyas notas se precisa que “Tubo (sic) esta división en el ataque dos muertos…” (7).

          Con todos estos partes, y con la información recogida por el testimonio directo de los mismos defensores, se globalizaron todas las cifras en el “Estado que manifiesta el número de muertos y heridos, en la acción y defensa de la Plaza de Santa Cruz de Tenerife en la noche del 24 y mañana del 25 de julio de 1797”, ejecutado por mano anónima el 3 de agosto de 1797. En su interior se precisan, de forma exacta, la cantidad y calidad de todas las bajas del bando isleño: 1 oficial (Rafael Fernández Bignoni) y 5 soldados del Batallón (Pedro Agustín, Manuel Fernández, Luis Núñez Chaves, Dionisio Ferrera y Antonio Miguel González); 1 soldado de artillería de milicias (Vicente Talavera), 1 oficial (Juan Bautista de Castro Ayala) y 5 soldados de regimientos de milicias (José Benito, Domingo de León Padilla, y Antonio Delgado Sosa –faltan dos nombres-); 6 paisanos (Charles Rooney, Agustín Quevedo de la Guardia, Antonio de la Torre Espinosa, Domingo Antonio Pérez, José Mariano Calero y Luján y Juan Amarilis), y 4 franceses auxiliares (sin especificar). En total, 23 bajas.

          Es evidente que el general Gutiérrez se valió de este último estadillo para su informe a la Corte, y en su interior hallamos base para lo que creemos ha sido raíz de toda esta controversia existente. El informe en cuestión contiene diversos errores, fácilmente divisibles en fallos directos e indirectos; en erratas, unas incomprensibles y otras, sin embargo, admisibles.

          Entre el grupo de los errores que llamamos directos encontramos, en primer lugar, la falta en el apartado dedicado al Batallón de Infantería de Canarias, del soldado Bernardo García Valladares, fallecido el 28 de julio a consecuencia de las lesiones sufridas en el transcurso de aquella madrugada (8); en segundo término, dentro de la cifra de cinco soldados milicianos muertos sólo figuran especificados los nombres de tres de ellos, faltando dos. La lógica nos empuja a creer que ese par han de rellenarlo los dos cazadores fallecidos en aquella jornada, Dionisio González Fuentes y Juan Pacheco Escobar, pero hallamos entonces un nuevo vacío de difícil entendimiento, al faltar dentro de este informe la inclusión del soldado orotavense Felipe Guerra, que parece ser fue ignorado al realizar estos cálculos. Además, en el estadillo figuran 4 franceses auxiliares como bajas acaecidas en la defensa, cifra que no acertamos a entender, a no ser que junto a los dos franceses de probada muerte en el combate (Pablo Duare y Jean Chibeaud), el realizador de este informe incluyera dos individuos -Bernardo García y Felipe Guerra- que anteriormente citamos como ausentes de este listado (9).

          Entre los errores que llamamos indirectos, encontramos únicamente que en la cifra de 23 muertos, que figura en este parte, esbozado como ya dijimos el 3 de agosto, nunca pudo contar el general con el miliciano teguestero José Pérez, porque éste falleció al día siguiente, el 4 de agosto. Este razonamiento daría 24 bajas como funesto bagaje de la defensa isleña, no 25 como señalaba Lanuza Cano, y por ser un apunte que consideramos de gran interés quisimos contrastarlo con la información brindada por otras fuentes.

          Documento válido para este primer estudio lo configura el “cuadro de honor”, publicado por Luis Maffiote en el Diario de Tenerife el 25 de julio de 1897, y que reprodujo Mario Arozena en su obra sobre el asalto, con el título “Muertos en la Invasión en 25 de julio de 1797” (10). En su interior figuraban los siguientes 21 nombres: Charles Rooney, Domingo Antonio Pérez, Antonio Miguel González, Luis Núñez Chaves, Pablo Duarte, Agustín Quevedo de la Guardia, Dionisio González Fuentes, Rafael Fernández Bignoni, Antonio de la Torre Espinosa, Antonio Delgado Sosa, Pedro Agustín, Manuel Fernández, Domingo de León Padilla, José Benito, Felipe Guerra, Juan Pacheco Escobar, José Mariano Calero y Luján, Juan de Regla González, Bernabé García Valladares, Juan Chibeaud y José Pérez.

          Eran, en total, 21 personajes a los que faltaba añadir, siguiendo las directrices  de otros documentos y fuentes documentales, los nombres de Vicente Talavera, Dionisio Ferrera y Juan Bautista de Castro Ayala. Con todo, volvía a ser correcta entonces la estimación de 24 bajas de la que hablamos en un principio.

          Quisimos, para constatar definitivamente este guarismo, acudir de forma lógica, tal y como hizo Sebastián Padrón Acosta, a las partidas existentes en el Libro XIV de defunciones de la Parroquia Matriz de Santa Cruz de Tenerife, que el beneficiado Blas Hernández incluyó bajo la siguiente nota, que copiamos literalmente: “Estas partidas siguientes del veinte y sinco de julio son de los Fallecieron en la Invasión qe. hisieron los Enemigos a esta Plaza el referido Dia en esta presente guerra con la Iglaterra” (11). En ellas se hallan asentadas las 17 defunciones siguientes:

               - Charles Rooney. Folio 12 vuelto

               - Domingo Antonio Pérez. Folio 13.

               - Antonio Miguel González. Folio 13.

               - Luis Núñez Chávez. Folio 13

               - Agustín Quevedo de la Guardia. Folio 13 vuelto.

               - Pablo Duare. Folio 13 vuelto.

               - Dionisio González Fuentes. Folio 14.

               - Rafael Fernández Bignoni. Folio 14.

               - Antonio de la Torre Espinosa. Folio 14.

               - Antonio Delgado Sosa. Folio 14 vuelto.

               - Pedro Agustín. Folio 14 vuelto.

               - Manuel Fernández. Folio 15.

                - Domingo de León Padilla. Folio 15.

               - Juan Pacheco Escobar. Folio 15 vuelto.

               - José Benito. Folio 15 vuelto.

               - Felipe Guerra. Folio 15 vuelto.

               - José Mariano Calero y Luján. Folio 16 y 16 vuelto.

               - Juan de Regla González Rodríguez. Folio 16 vuelto.

          Es decir, 18 muertes cuentan  con partida oficial para el día 25 de julio. A ellas debemos sumar, según nos indica Padrón Acosta (12), los muertos a consecuencia de las heridas recibidas en ese combate: Bernardo García Valladares, el 28 de julio; Juan Chibeaud, el 31 de julio, y José Pérez, el 4 de agosto.

          Con todo ello, tenemos entonces 21 fallecimientos registrados oficialmente (13), a los cuales tenemos que unir el entierro del teniente coronel Juan Bautista de Castro Ayala en la iglesia lagunera de Nuestra Señora de los Remedios (14), por lo que la suma asciende a 22 finados.

          Nos quedan, por tanto, 3 nombres: Vicente Talavera, Dionisio Ferrera y Juan Amarilis. Del primero en liza, sabemos que la falta de su partida mortuoria responde al hecho previsible de su contrastada muerte accidental en el castillo de San Andrés -localidad en la que, muy probablemente, fue consumado su entierro-. En segundo término, tal y como aduce Lanuza en su obra (15), falta la partida de Dionisio Ferreira, personaje del que consta su fallecimiento por documentos oficiales (16), en los cuales se menciona a su esposa Rafaela de Castro, y a sus dos hijas menores de edad. El paradero de este documento se configura, esta vez sí, con una poderosa incógnita que, desafortunadamente, aún no hemos podido despejar.

          Por último, surge la duda de Juan Amarilis, que para nosotros bien pudiera tener una solución hipotética a la espera de confirmación explícita y documental. Juan Amarilis parece ser el nombre común, el “apodo” por el que era conocido Juan de Regla González (17), nombre con el que figura oficialmente en las partidas de defunción, y este apunte lo afirmamos en base a ciertas pruebas que parecen dar pie a ello:

               - Partiendo de la coincidencia del mismo nombre, Juan, es obvio, por los partes observados, que el personaje de Juan de Regla, como tal, no figura en ningún cuerpo o distinción, ni siquiera en el grupo de los paisanos. Por su parte, el personaje conocido por Juan Amarilis es citado por la gran mayoría de fuentes y estadillos oficiales, pero desaparece su rastro en las partidas de defunción. Se trata de las dos caras de una misma moneda: una identidad autentificada (18), pero sin hechos ciertos ni cometido alguno en la gesta por la nula mención de este personaje en la totalidad ingente de fuentes existentes; y otra identidad de probada participación en la defensa de esta población, con lugar de muerte confirmado incluso por una de las fuentes documentales (19), pero de nula biografía. Afortunadamente, contamos con algunos otros aspectos que pueden ayudarnos a reforzar nuestro convencimiento.

               -Según la misma partida de defunción, Juan de Regla resultaba ser viudo de Josefa García, circunstancia en la que coincide con el llamado Juan Amarilis, en igual estado a tenor de varios partes que se conservan, entre ellos la “Relación de paisanos de esta Plaza muertos o heridos en ella en la mañana del 25 del presente mes de la fecha, con expresión del estado de los primeros y número de hijos”, donde se indica a Juan Amarilis como viudo, con una hija (20).

               -La edad que manifestaba tener Juan de Regla al fallecer, 50 años según reza en su partida de defunción, concuerda con las palabras de Marrero al llamarlo, en aquella época de tan corto promedio de vida, “pobresito (sic) viejo” (21).

               -Y, por último, nueva y sospechosamente, Juan Amarilis, junto a Dionisio Ferrera, es uno de los dos personajes que únicamente no figuran en el cuadro de honor de Luis Maffiote, figurando, eso sí, el nombre de Juan de Regla.

          Con todo este cúmulo de cifras y razonamientos, a modo de enrevesado laberinto, parece confirmarse que fueron 24 (nunca 23, ni tampoco 25) el número total de bajas acaecidas en el bando isleño a consecuencia del asalto británico: que fueron 24 aquellos “escudos y campeones píos”, “Héctores defensores de su Patria, su gloria y sus honores”, que fueron 24, en fin, los que, siguiendo los bellos versos de Viera y Clavijo, dieron su vida en sangre, siendo Santa Cruz ese “sepulcro que encierra a los que al Cielo volaron por su tierra”.

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NOTAS
1.- Edición que hemos tenido la suerte de poder tener a mano en estas cercanas fechas en un ejemplar facsímil de primorosa edición, fruto del incansable binomio formado por el coronel D. Juan Tous Meliá y la empresa editorial Tabapress.
2.- Padrón Acosta, Sebastián: Los héroes de la derrota de Nelson en Tenerife. Revista de Historia Canaria, t. XIV, 1948, pp. 184-202.
3.- Lanuza Cano, Francisco: Ataque y derrota de Nelson en Santa Cruz de Tenerife. Madrid, 1953, p. 177.
4.- Ontoria Oquillas, P.; Cola Benítez, L.; y García Pulido, D.: Fuentes Doocumentales del 25 de julio de 1797, Santa Cruz de Tenerife, 1997, p. 48.
5.- Lanuza Cano, Francisco: Op. cit., Doc. CLXI, p. 605.
6.- Lanuza Cano, Francisco: Op. cit., Doc. CLXIII, p. 611.
7.- Lanuza Cano, Francisco: Op. cit., Doc. CCVI, p. 718.
8.- Lanuza Cano, Francisco: Op. cit.,  p. 179.
9.- Es posible que el autor del estadillo supiera el global de bajas acaecidas en el asalto, e intentara cuadrar las cifras en el último instante al finalizar su tabla de cifras.
10.- Padrón Acosta, Sebastián: Op. cit.,  p. 187.
11.- Padrón Acosta, Sebastián: Op. cit.,  p. 189-190.
12.- Padrón Acosta, Sebastián: Op. cit.,  p. 190. Las partidas de Bernardo García Valladares, Jean Chibeaud y José Pérez se hallan en el Libro XIV de defunciones de la citada Parroquia Matriz, en los folios, 12, 17 y 17 vuelto respectivamente.
13.- Debemos señalar que Padrón Acosta omitió a Agustín Quevedo de la Guardia y a Juan Pacheco Escobar en su primera relación de personas con asiento de defunción en la Concepción, lo que nos llevó a unos momentos de confusión en nuestra primera lectura del mencionado trabajo.
14.- Padrón Acosta, Sebastián: Op. cit.,  p. 194. Libro IX de Defunciones de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, folio 456.
15.- Lanuza Cano, Francisco: Op. cit.,  p. 178.
16.- Lanuza Cano, Francisco: Op. cit.,  Docs. CLXII, CLXV y CLXVI,  pp. 608, 615 Y 617, respectivamente.
17.- De hecho, “amarilis” es el nombre de una planta amarilidácea, de flores con colores muy vivos y de suave olor. (Agradecemos este valioso apunte al incansable y generoso espíritu investigador  de D. Luis Cola Benítez).
18.- A través de su partida de defunción sabemos que había nacido en Santa Cruz hacia 1747, siendo hijo de Francisco González, y de Catalina Rodríguez, estando viudo, al momento de su muerte, de Josefa García, natural ésta de Adeje.- Libro XIV de defunciones, f. 16 vuelto- (Iglesia parroquial de Nª Sra. de la Concepción, Santa cruz de Tenerife).
19.- Ontoria Oquillas, P.; Cola Benítez, L.; y García Pulido, D.: Fuentes Doocumentales del 25 de julio de 1797, Santa Cruz de Tenerife, 1997, p. 153.
20.- Lanuza Cano, Francisco: Op. cit.,  Doc. CLXIII p. 611.
21.- Ontoria Oquillas, P.; Cola Benítez, L.; y García Pulido, D.: Fuentes Documentales del 25 de julio de 1797, Santa Cruz de Tenerife, 1997, p. 153.