En tierra de nadie

A cargo de Emilio Abad Ripoll (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el 8 de noviembre de 2005).

 

Confusión… (a sabiendas)

          Seguramente a muchos les habrá costado un cierto esfuerzo intelectual, sobre todo al principio, el determinar a qué bando pertenecían los protagonistas yugoslavos de la cinta. Y esa confusión habrá sido mayor si intentaba localizar quienes eran “los buenos” y quienes “los malos” (aunque en el cine actual sean tan difusos los límites entre unos y otros). Y creo, sinceramente, que esa confusión viene provocada a sabiendas por el director de la película, para que las simpatías no puedan inclinarse a uno y otro lado. Allí no hubo buenos ni malos, hubo odio entre todas las facciones que, por cierto, quiero aclarar, porque la mayoría de los asistentes son muy jóvenes, que allí no pueden circunscribirse las cosas a serbios, croatas y bosnios, porque había, en el momento en que se desarrolla la acción, los siguientes enfrentamientos:

                - serbios contra croatas
               - serbios contra bosnios musulmanes o bosníacos
               - serbios contra bosnio-croatas (es decir, residentes en Bosnia, pero de etnia croata y religión católica)
               - croatas contra bosníacos.
               - croatas contra serbo-bosnios (es decir, residentes en Bosnia, pero de etnia serbia y religión cristiana ortodoxa)
               - bosníacos contra serbo-bosnios
               - bosníacos contra bosnio-croatas

          Es decir, al menos (porque dentro de cada grupo también hubo luchas internas, y también se produjeron alianzas entre dos o más grupos contra uno o más de los otros) 7 conflictos en uno. Y eso que tampoco estoy contando lo cerca que se estuvo de que Macedonia se involucrara en la situación, y tampoco que cuando no se habían apagado, no digo los rescoldos, sino las llamas de todo aquel lío, estalló el de Kosovo contra Serbia. Y antes, al principio, el choque fue entre Eslovenia y Serbia; y tampoco cito las fricciones internas de ese ente que se llama Serbia - Montenegro, ni mucho menos el equilibrio inestable que vive aún Bosnia Herzegovina, un país, una confederación constituida por una Federación (bosnio-croatas junto a bosníacos) y otro ente: serbo-bosnios.

          Y lo mejor del caso es que lo de las etnias estaba cogido por los pelos. Desde 1918, cuando Yugoslavia se constituyó (aunque con otro nombre), como es lógico en un territorio de una extensión equivalente a la mitad de lo que es la España peninsular, los “cruces” entre las distintas etnias (todos eslavos, recordemos) habían sido frecuentes. Lo mismo que ocurre en nuestra Patria. Mis abuelos, por ejemplo son un castellano, un valenciano, una andaluza y una cubana (de familia catalana); mi mujer, como yo, de Melilla, (con unos antecedentes muy parecidos a los míos, incluida la rama cubana y mis hijos han nacido distribuidos entre Melilla, Madrid y Jerez de la Frontera. Aparte del Sr. Carod Rovira, parece ser que catalán de pura sangre, aunque sus padres fueran aragoneses, la inmensa mayoría de los demás españoles tenemos en nuestras venas, a Dios gracias, sangre de muchos lados. Algo similar es lógico, repito, que ocurriese allí.

          Por eso creo que, deliberadamente, el director intenta que haya confusión en la identificación de los unos y los otros; que el “nosotros” y el “vosotros” que se dice en algunos momentos suene ridículo, y trágico, entre quienes podían haber sido incluso amigos. ¿No conocían los tres a la novia de su “enemigo”? Sois muy jóvenes, y no podéis recordarlo, pero seguramente aquellos hombres habrían gritado juntos ¡gol! el año 1974, cuando Yugoslavia nos eliminaba en un partido de desempate para asistir a un mundial; un gol que, por cierto, se tragó nuestro gran portero internacional, Iribar, que ahora tampoco quiere saber nada de España.

          Me parece que esa es la gran enseñanza de la película. El absurdo de una guerra a la que condujeron los nacionalismos exacerbados por unos cuantos, un puñado, de políticos locos, ansiosos de ser cabeza de ratón en vez de cuerpo de león. Yugoslavia pudo haber sido una gran nación, y hoy se compone de 6 pequeñas repúblicas, algunas de ellas con extensiones similares a provincias españolas.

Menosprecio de la actuación de la ONU

          No es este el momento de hablar de este tema, y en un par de semanas van a tener la oportunidad de asistir a un ciclo organizado por el Aula de Estudios “General Ignacio Pérez Galdós” sobre Operaciones de Paz y Humanitarias. Si tengo la suerte de que vengan ustedes a aburrirse escuchándome, la tarde del viernes 25 hablaremos de la actuación de ONU en Yugoslavia y puede que aclaremos algo el asunto.
          Pero sí les puedo asegurar que en la crítica de la película hacia la ONU hay verdad y caricatura. Caricatura en la figura del Coronel, “acogotado”, comido por la burocracia, sin el menor sentido de responsabilidad, atado de pies y manos por las famosas Reglas de Enfrentamiento de que hablaremos el día 25, con una Secretaria, que era algo más, que incluso le lleva -escenas ridículas al máximo-, el casco azul durante una fase de la película. Un poco en broma les tengo que decir que a mí no me ocurrió lo que la película insinúa, entre otras cosas porque mi Secretaria era una señora de los pies a la cabeza, doctora en Historia, dominando inglés, francés y alemán, exprofesora de la Universidad de Zagreb, de la que había sido expulsada… por ser serbia, aunque su marido era croata. Esto nos lleva de nuevo a lo de la mezcla de etnias. Una vez me confesaba con lágrimas en los ojos el temor al momento en que llegara la mayoría de edad de sus hijas (entonces tenían 17 y 15 años y eran dos criaturas bellísimas), que eran serbo-croatas, es decir yugoslavas, porque tendrían que decidir entonces de cual de las dos naciones querrían formar parte… y ella, mi Secretaria, María, no quería que dejaran de pertenecer a ninguna de las dos.

          Están bien retratadas las figuras del Sargento y sus hombres, viviendo momentos de tensión que están provocados por la inoperancia de ONU. De verdad que me recordaron momentos muy tristes de la misión en Yugoslavia.

          Pero, pese a todo, si la ONU no hubiese intervenido, la tragedia hubiese sido infinitamente mayor. El precio que pagó la Organización fue muy alto, más de 220 muertos (entre ellos 15 españoles), y cuando el mundo decidió intervenir en serio, cuando, por fin, Europa se decidió, con un retraso de tres años, empujada por los americanos -pues no habíamos sabido, o querido, resolver solos este problema en nuestro solar, en nuestro propio “bloque de vecinos”-,  y OTAN, con 60.000 hombres sustituyó a los 50.000 de ONU (en muchos casos siguieron allí los mismos y sólo hubo que pintar los vehículos de caqui, quitarse las fundas azules de los cascos y guardarse las boinas del mismo color y sustituirlas por las de cada Unidad) y, sobre todo, cambiaron las Reglas de Enfrentamiento, el tema de la inseguridad mejoró notablemente. ¿Pudo ONU hacer más? Indudablemente, pero las Unidades que allí intentaban poner paz y orden estaba maniatadas por esas famosas Reglas, dictadas desde Nueva York por políticos.  Esa habrá tenido que ser para los dirigentes de ONU una "Lección Aprendida" de aquel tremendo conflicto.

El poder de los medios de comunicación

          La película muestra que son en realidad la periodista, su emisora y otros colegas los que hacen moverse a políticos y militares, en este caso representados por el pobre Coronel. Es otra crítica muy dura, y acertada desde mi punto de vista, hacia la clase política que teme mucho más que las consecuencias de un error en su gestión, tanto por omisión como por comisión, que el que ese fallo sea conocido por los medios de comunicación. Sólo se reacciona en la película cuando la inacción se va a hacer pública.

          Pero voy a tirar por elevación y preguntarme si aquí la crítica no se dirige hacia todos los poderes públicos del mundo: ONU, Organizaciones supranacionales, Estados,… que únicamente reaccionaron cuando la prensa empezó a desvelar lo que estaba ocurriendo en los Balcanes. Y que cuando decidió actuar ya era tarde; y, de igual manera que en la película no se puede salvar a aquel pobre que tiene la mina bajo su cuerpo, ante la Historia no se pudo conservar ni la unidad yugoslava, ni tampoco se evitaron cientos de miles de muertos y sólo quedó latente el odio y la frustración y, también como en la película, el silencio.

El poder de la fuerza (y otros poderes)

          El que tiene el poder tiene la razón, nos viene a decir la película en un par de escenas que recuerdan otras parecidas de una cinta que vi hace años y que nos narraba la relación entre un norteamericano y un japonés -en plena guerra del Pacífico- en una isla desierta. El que tiene el "kalashnikov" en las manos obliga al otro a aceptar y decir que “empezamos nosotros”, y cuando la situación se torna y el arma cambia de manos, el resultado es el mismo, “empezamos nosotros, los vencidos”. Triste pero cierto. Y ese poder no sólo puede ser un arma, puede también ser el predominio económico, el control de los medios de comunicación, la propaganda bien preparada y estudiada,…

El ambiente, el vestuario, el armamento…

          Algo de plató teatral en algunos momentos, pero el guión así lo exige para dar una sensación estresante, allá en el fondo de la trinchera. El terreno se parece al que yo conocí (Gorni Vakuff, Kiseljac, Bihac,.. ) e incluso el cinematográfico Cuartel General de Zagreb guarda una cierta semejanza con el cuartel en que se instalaron las Fuerzas de Protección de Naciones Unidas (UNPROFOR) en la capital croata, que luego nos albergó al Cuartel General de las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas /UNPF) entre marzo de 1995 y marzo de 1996. En los créditos hemos visto que la película estaba rodada en Eslovenia, es decir, no muy lejos de donde se supone suceden los hechos.

          También se acierta en los uniformes y la manera de usarlos (al estilo "miliciano"); algún mal recuerdo me trajo la visión de esos tipos desastrados.

          Asimismo, no podía faltar en el mundo actual, en algún momento hay un cierto tufillo antiamericano (como en la escena del beso a la mina). No se dice nada, sin embargo, sobre que el resto del armamento -menos el que utilizan en la cinta los soldados franceses- era de procedencia soviética.

          Y ahora, si quieren, pueden ustedes hacer comentarios o preguntas.