La Iglesia de San Jorge (Santa Cruz de Tenerife). Peripecia histórica

Por Sebastián Matías Delgado Campos (Publicado en el Programa de la Semana Santa de Santa Cruz de Tenerife en marzo de 2004).

  

          La visita a las islas del obispo anglicano de Sierra Leona, diócesis (en aquella confesión) de la que dependían las Islas Canarias da como resultado la decisión de construir sendos templos en el Puerto de la Cruz y en Santa Cruz. La secuencia histórica de este último es como sigue:

1890
          Se crea una capellanía en nuestra capital para proporcionar un servicio religioso (al menos durante el invierno) a las familias inglesas que aquí residían y a “que es puerto en que toman tierra y embarca gran número de visitantes que vienen al Valle de La Orotava a pasar el invierno y que varios cientos de barcos ingleses tocan actualmente este puerto. Con la construcción de un nuevo hotel pueden pasar en esta capital un gran número de visitantes y es por lo que ha sido posible mantener un capellán y la construcción de una pequeña iglesia”.

          Se nombró a los Sres. S. H. Halford (cónsul) y John Howard Edwards (vicecónsul) churchwardens (mayordomos) y ya durante el otoño de este mismo año se habilitó para celebrar los oficios religiosos el mayor de los salones del consulado sito en la casa Hamilton por el capellán W. Lathan al que ayudaron Louisa Henrietta Le Brun (esposa de Hugh Henry Hamilton) y Frances Marian Lebrun.

1891

          La firma Hamilton & Co. es la encargada de recabar los fondos necesarios para la erección del nuevo templo, mediante la creación de un comité del que fue secretario Roberth C. Griffiths. Las aportaciones más significativas fueron las de la familia Hamilton, pues las efectuadas por John Howard Edwards, Charles Howard y Hugh Henry representaron la cuarta parte del total recaudado.

          La muerte este año de John H. Edwards, hace que Hugh Henry (su sobrino) pase a ser, a partir de este momento, el nuevo churchwarden (mayordomo).

1892

          En el mes de marzo, visita la isla el reverendo Lindon (supervisor de las obras) que trae de Inglaterra el proyecto (que comprendía el templo y una casa para el pastor, en medio de un espacio ajardinado) realizado por el arquitecto Walter I. Word, en el que se decía que era un edificio pequeño capaz para unas 150 personas, pero susceptible de ser ampliado si el número de fieles creciera hasta hacerlo necesario. Los planos se exhibieron en el escritorio de la casa Hamilton y una constructora local presupuestó las obras en unas 600 libras.

1893

          En el mes de mayo, el mayordomo Hugh Henry Hamilton formaliza con la Sociedad de Edificaciones y Reformas Urbanas (SERU) la adquisición por 135 libras de los terrenos, en una estratégica situación dentro del Barrio de los Hoteles con frentes a las calles Santa Rita (luego Viera y Clavijo) y O’Donnell, y a la futura Plaza de la Piedra del Rey (luego de los Patos y hoy de 25 de Julio).

          La severa epidemia de cólera que azotó ese año a nuestra ciudad (que obtuvo, por el abnegado, heroico y ejemplar comportamiento de sus habitantes la Cruz de Beneficencia de primera clase, en oro y brillantes y el título de Muy Benéfica, concedidos por la Reina regente Doña María Cristina) sumergen a la población en una cierta crisis económica y se ralentizan las gestiones para la construcción del nuevo templo.

1897

          Se nombran mayordomos, además de al citado Hugh Henry, a su sobrino George Hamilton Davidson y, por fin, el día 22 de junio, celebración del jubileo con motivo del 60º aniversario de la coronación de la reina Victoria, se coloca la primera piedra con la asistencia del cósul Coronel Maclean (con su esposa e hijas), los sres. Arthur Henry Bechervaise, Cohban, Charles J. Baker, Charles y Hugh Hamilton, J. Jeffrey, el también Coronel Wethered y otros. Este último, junto con las casas consignatarias Hamilton & Co. y Elder Dempster ofrecieron en aquel acto elevados donativos.

          Los cultos que se venían celebrando en la casa del cónsul Maclean, durante su mandato, se trasladan, a su fallecimiento, a la del tantas veces nombrado Hugh Henry Hamilton.

1905

          El día 21 de diciembre se efectúa la inauguración provisional del edificio con un oficio efectuado por el Rvdo. P. J. Fear. Las obras se habían ejecutado bajo la dirección del arquitecto inglés Mr. Bovill y habían costado 3.000 libras.

          El edificio tiene planta de cruz latina, sin crucero, con el brazo mayor destinado a los fieles, en el que entestan los otros tres de menor anchura y longitud: el central destinado al presbiterio y los laterales a sacristía -el derecho- y a albergar el órgano (la música es fundamental en la liturgia anglicana) el izquierdo. Es interesante observar que, así como las iglesias católicas suelen orientarse con el presbiterio hacia Roma (no es regla infalible), ésta, que está en medio de una amplia parcela ajardinada cerrada por muros de mampostería con verja de fundición, lo hace hacia Inglaterra, sin que sepamos que ello fuera intencionado o casual.

          Las paredes son de mampostería enchapada de laja de piedra al exterior y encalada al interior y el techo es de madera integrado por cerchas de par y nudillo, cuya elevada pendiente (el proyecto está pensado para otras latitudes) permite mediante apeos verticales, pared abajo hasta descansar en ménsulas de piedra, hacer innecesaria la existencia de tirantes. Sobre estas cerchas descansan las correas de apoyo de los pares sobre los que se dispone el tablero, en el que se abren ventanales de ventilación, y sobre éste, directamente la cubierta de pizarra, toda ella estructurada a dos aguas con lo cual los hastiales de fachada se rematan de forma triangular. En fachada se abren tres puertas de cantería coronadas en arcos apuntados: la principal con ligero abocinamiento para albergar incluso sendas columnas a ambos lados; otra lateral por el costado oeste; y la última directamente al brazo que alberga la sacristía.

          El edificio puede encuadrarse dentro de lo que podemos llamar estilo neogótico (recuérdense otras construcciones como el Quisisana, las Asuncionistas, las Dominicas de La Laguna, la casa Salazar de La Orotava, etc.) pero tiene un carácter más marcadamente historicista que sus coetáneos.

          El presbiterio se conforma con una magnífica vidriera alojada en un ventanal tríforo de fondo, en el que se contienen sendas escenas de la vida de Cristo: el Nacimiento, la Crucifixión y la Ascensión. Está firmada por Jones y Willis y contiene la siguiente leyenda: "Erigida a la memoria de Hugh Henry Hamilton por su viuda e hijos. A(nno) D(omini) 1908". Como quiera que Hugh Henry Hamilton Edwards (que, además de sus actividades mercantiles, fue cónsul de Dinamarca desde 1877, vicecónsul de los Estados Unidos de Norteamérica desde 1880 y, en varias ocasiones, tesorero del Casino de Tenerife) fue el mayordomo que mas y más intensamente se comprometió en la empresa de llevar a cabo el tan ansiado templo, falleció el 7 de diciembre de dicho año, estas vidrieras debieron fabricarse y colocarse al año siguiente.

          El resto del templo presenta otra ventana trífora sobre la puerta principal y en la nave ventanales bíforos con vidrieras sencillas, a excepción del que se halla a los pies, a la derecha, junto a la pila bautismal, que muestra dos buenas vidrieras dedicadas: la una a La Luz del Mundo (Jesucristo con una lámpara en la mano), y la otra a San Jorge (patrono de Inglaterra, Portugal, Aragón, etc.), santo titular del templo. La primera tiene una leyenda que dice: "Erigida por el staff (consejo de dirección) de FYFFES LTD., como muestra de aprecio. Octubre de 1931"; en la segunda se lee: "A la gloria de Dios y en memoria de Charles John Dawson Hamilton". Aun cuando no están firmadas, ambas presentan similar factura y parecen ser de la misma procedencia, seguramente inglesa.

          El mobiliario del templo fue también donado por diversos fieles, así, el propio Hugh Henry donó la pila bautismal; su hermano Charles Howard, las sillas; Mr. Adamson, el pasamanos de la comunión; la señora Samler Brown, los pendientes y las ropas de la mesa; Mr. Frank Garner, el lienzo del altar; Mr. Percy Crompton, el ambón metálico, el Rvdo. Hugh King, la mesa-altar de la comunión; Miss Goddard, los cojines; las señoras Humphrey, Smith y Rouse, la Biblia, el libro de oraciones, los servicios para la comunión, los jarrones de latón, los pupitres y la bandeja de las limosnas; y, finalmente, aunque algo después de su inauguración, Mr. Farrow Siddall Bellamy, el púlpito.

          No se dotó al edificio ni de campanario (los anglicanos fueron siempre grandes campaneros), ni de un símbolo tan lógico en un templo cristiano como es una cruz en el exterior (al parecer fueron éstas las únicas restricciones que les fueron impuestas por la comunidad católica), si bien esta última fue sustituida por un mástil coronando la fachada principal, donde ondeó en ciertas y significadas ocasiones la enseña británica.

1914

          Visita la isla el obispo de Sierra Leona que consagra el templo en el mes de marzo.

          Durante la vida del edificio se han añadido, además de las vidrieras del año 1931, algunas placas de mármol fijadas en las paredes (hoy agrupadas), que sus deudos han dedicado en recuerdo de varias personas fallecidas: Nellie Louise (+1925) y John Nettleton (+1926), Mary Lucas (+1966) y Dorothy Norton (+1972).

          Es especialmente significativa la que figura en el costado izquierdo de la nave, en las proximidades del órgano, cuya inscripción dice:

To the lasting memory of
HELEN MARY
Wife of Alfred Samler Brown
Who died on 17th october 1951, aged 70

 

(A la perpetua memoria de Helen Mary, esposa de Alfred Samler Brown, que falleció el 17 de octubre de 1951, a la edad de 70 años)


          Hay debajo un plácido paisaje en color en cuyo alto figura una estrella dorada y, al pie, una bellísima dedicatoria que dice:

 


NELLIE, my dear dear wife
In life, all love, all truth, all charity
Now beyond our vision somewhere, before God’s face
 eternal

(Nellie, mi muy querida esposa
En vida toda amor, toda verdad, toda caridad
Ahora, más allá de nuestra visión, en algún lugar ante el rostro del Dios eterno)

 


          Este templo ha venido prestando regularmente sus servicios religiosos a la colonia anglicana de la capital, con especiales solemnidades en diversas circunstancias tales como en 1944 (última reelección del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, que fallecería al año siguiente), en 1952 (a la memoria del rey Jorge VI) o el 31 de mayo de 1953 (aniversario de la actual reina Isabel II).

1989 

          El cada vez más reducido número de fieles (muchos de los miembros de estas familias han contraído matrimonio con familias locales y se han integrado en las prácticas de la iglesia católica), hizo languidecer su permanencia, que pasó incluso por el alquiler a alguna otra confesión cristiana, hasta que la jerarquía religiosa anglicana (esta vez dependiente de Gibraltar), ante la imposibilidad de mantenerla decidió que lo más conveniente era ofrecerla en venta a la diócesis católica de Tenerife (regida entonces por el obispo Dr. Don Damián Iguacén Borau), por un precio muy moderado y con amplias facilidades de pago.

1990

          A fines de enero, como culminación de las conversaciones mantenidas entre las diócesis de Tenerife y Gibraltar, por ambos obispos (el de este último lugar llegó a realizar una visita a Tenerife para esta gestión) se formaliza la correspondiente escritura de compra-venta en 25.000.000 de pesetas, de los cuales se entregaron en aquel momento 5.000.000 y el resto a pagar en cinco años. Se impuso como única condición que se permitiera a los anglicanos disponer de ella en caso de necesitar realizar algún culto o ceremonia. Como se ve, unas condiciones muy ventajosas, que hablan más que de un interés pecuniario, de un decidido y generoso deseo de que el templo pasara a una confesión cristiana (la más próxima a la anglicana) y no a ninguna otra (hubo ofertas en este sentido).

          A partir de este momento, bajo el control económico del ecónomo de la diócesis D. Domingo Morales Fernández, se encarga la restauración del edificio al arquitecto Sebastián Matías Delgado Campos, que voluntariamente planteó su actuación con el criterio de respetar al máximo el edificio e intervenir lo mínimo necesario para su adaptación al nuevo culto.

          Con diversas vicisitudes las obras van a durar hasta el año 1993 y consistieron en:

               - Restauración de la cubierta de pizarra, que había desaparecido sustituida por pequeñas placas de fibrocemento. Para evitar el calor que su colocación directa sobre el tablero de madera del techo producía (esta cubierta no estaba pensada para nuestras latitudes), se colocó una capa de aislante térmico de alta densidad, se creó una cámara de aire y se agrandaron los ventanillos de ventilación.

               - Se dispuso un zócalo de madera para preservar las paredes del uso más intensivo y  concurrido que la nueva comunidad requiere. En su diseño se ha respetado el estilo del tabique de separación de la sacristía.

               - Se realizó un pequeño cancel tras la puerta principal para preservar la intimidad del recinto de los ruidos y vistas del exterior.

               - Se realizó una nueva instalación eléctrica y de iluminación mediante carriles electrificados y focos de luz halógena.

               - Se dio un tratamiento antixilófagos al techo.

               - Se agruparon las placas conmemorativas en un lugar del brazo que contiene el órgano.

               - Se suprimieron, en el exterior, la caseta del motor del órgano, así como un aseo añadido junto al crucero.

               - Se cambió el mástil de fachada por una cruz de hierro de diseño moderno para testimoniar que no se corresponde con la iglesia anterior.

               - Se formalizó un pasillo pavimentado en derredor del templo, aislando sus paredes de la humedad de los jardines próximos y facilitando un más cómodo acceso al templo.

               - Se ajardinaron los espacios libres dando preferencia al césped y salpicándolo con algunas plantas de la flora utilizada en Canarias, tanto autóctona como importada.

               - Se colocaron bancos sobre islas pavimentadas para evitar el deterioro del césped.

               - Se dotó de iluminación exterior mediante farolas de diseño clásico distribuidas convenientemente para obtener una distribución de luz equilibrada en todos los espacios libres.

               - Se realizó un módulo exterior para albergar despacho, aseo y oficio. Este cuerpo no fue nunca terminado al faltarle la celosía exterior del cerramiento.

          El coste de la restauración ascendió a otros 25.000.000 de pesetas, en las que no se contabilizan ni la pizarra de la cubierta donada por el Sr. Obispo, ni el ajardinamiento y las farolas exteriores, que fueron sufragados por el Ayuntamiento de la ciudad.

          Varios fieles donaron objetos para el nuevo culto, tales como el sagrario, por doña María Teresa Varona Brage; la custodia neogótica, por don Rafael Clavijo García y su familia; y la imagen de Nuestra Señora en su Inmaculada Concepción, obra de 1987, del escultor Manuel Bethencourt Santana,  donada por el arquitecto director de las obras. El resto de los enseres litúrgicos (vasos sagrados, ornamentos, candelabros, etc.) y los bancos fueron sufragados por la diócesis con la aportación de varios fieles.

          Vale la pena dejar constancia aquí del mal estado del órgano de origen catalán (en la actualidad inservible), cuya restauración ha sido desestimada por los maestros organeros. Hasta tanto no sea posible su sustitución por uno nuevo, se ha considerado que su presencia, al menos física, es imprescindible en un templo como éste.

1993

          El 23 de septiembre se abrió al nuevo culto con una Eucaristía celebrada por el obispo Dr. Don Felipe Fernández García, quien, en 1991, había manifestado que  “el sentido que tiene la apertura de la iglesia de S. Jorge es casi el de lanzar un grito profético en medio de una sociedad secularista y carente de trascendencia; este lugar puede ser una invitación a la paz y la tranquilidad” y añadió “el templo de la Plaza 25 de Julio será un lugar privilegiado, en mitad de la ciudad, puramente dedicado a la reflexión”.

          A partir de ese momento, el templo, del que han sido rectores los Reverendos don Prudencio Redondo Camarero y don Armando Montoliú Marzal, está dedicado al culto silencioso al Santísimo Sacramento, sin estar vinculado a ninguna parroquia ni asociación religiosa, y no se celebran en él, salvo casos excepcionales, ceremonias religiosas, fuera de las Eucaristías semanales.

1997

          Uno de estos casos excepcionales lo fue la celebración eucarística ecuménica celebrada el 24 de julio por los obispos católico y anglicano en sufragio por los que dieron sus vidas en el episodio nelsoniano del 25 de julio de 1797.


BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA
- DARIAS PRÍNCIPE, ALBERTO: “Arquitectura y arquitectos en las Canarias occidentales (1874-1931)”.- Caja Canarias, 1985.
- GARCÍA PULIDO, DANIEL: “San Rafael y San Roque. Un camposanto con historia (1810-1916)”.- Organismo Autónomo de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 2000.
- GONZALEZ, AURELIO: “La Diócesis de Tenerife ha comprado la iglesia anglicana de Santa Cruz”.- Diario de Avisos, 26.II.1990.
- GUIMERÁ RAVINA, AGUSTÍN: “La Casa Hamilton. Una empresa británica en Canarias (1837-1987)”.- Santa Cruz de Tenerife, 1989.

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