Presentación de su obra "SED. La odisea del agua en Santa Cruz de Tenerife"

A cargo de Luis Cola Benítez (Salón de Plenos del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, una tarde de junio de 2010).

                    Excmo. Sr. Alcalde de Santa Cruz de Santiago, Sr. Consejero-delegado de EMMASA, Excmos. e Iltmos. Sres, señoras, señores, amigos:

          Los que me conocen saben lo reacio que soy a hablar de mis libros, que sólo son el resultado, sin mayores pretensiones, de mi curiosidad por conocer nuestra historia. Si en ellos se encuentra algo de interés para otros, son ellos, los lectores y estudiosos de los temas, y no yo, los únicos avalados para emitir juicio.

          Pero en esta ocasión voy a hacer una excepción y, si ustedes me lo permiten, hablaré de algunos de mis libros y, como es lógico, de este que hoy aquí se presenta,  cuyo proceso de investigación equiparo a un apasionante viaje a un mundo desconocido,  el mundo del agua en Santa Cruz, en el que he ido descubriendo con verdadera sorpresa las circunstancias y peripecias que han rodeado el alumbramiento de tan elemental y primordial elemento para el cotidiano vivir ciudadano. Durante este asombroso viaje unas veces me he encontrado como explorador perdido en lujuriosa selva amazónica, donde la abundancia y el alud de datos que se me venía encima dificultaban el camino; otras, he creído verme en medio del más desolado desierto, sin una sombra que me diera cobijo, ni oasis alguno que me diera esperanzas. Pero de verdad les digo que, personalmente, siento que ha valido la pena vivir esta apasionante aventura… y espero que también lo sea para cuantos sientan un mínimo de curiosidad por este aspecto poco conocido de nuestra historia.

          Pero también debo decir que no he estado solo. Un trabajo de varios años de investigación no es posible realizarlo sin la ayuda de otros. Por ello, son tantos los acreedores, que temo que inadvertidamente alguno quede fuera de este capítulo. Si ello ocurriera, toda clase de sinceras disculpas.

          Y debo empezar dando las gracias a don Febe Fariña Pestano, competente jefe de Archivos Municipales y mejor persona, y a todo el personal de su departamento, por su inestimable ayuda y paciencia durante los muchos, muchísimos meses que me han soportado, en los que se han desvivido por ayudarme y atender mis peticiones con exquisita amabilidad y total eficacia.

          A doña Isabel Pérez Schwartz, directora de la Biblioteca Municipal, y a todos sus colaboradores, por las facilidades dadas tanto en la antigua sede de la calle Ruiz de Padrón como en las nuevas instalaciones del TEA.

          A los directores y personal del Archivo Histórico del antiguo Cabildo (La Laguna), del Archivo Histórico Provincial, del Archivo Histórico Militar (Almeyda) y de El Museo Canario (Las Palmas), con todos los cuales quedo en deuda de gratitud.

          A don Rafael Zurita Molina, director de la Fundación Canaria Víctor Zurita Soler, por haberme facilitado generosamente el acceso a su valiosa hemeroteca.

          A don Manuel Martín Martínez, por su espléndida generosidad al facilitarme valiosísimas piezas de su importante colección, así como a don Carlos Benítez  Izquierdo por el mismo motivo.

          A los compañeros de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, con su presidente don José Manuel Ledesma Alonso y vicepresidente don Emilio Abad Ripoll, por su ánimo y apoyo al proyecto, especialmente por su colaboración documental a don Luis Martínez Conejero y a don Juan Carlos Cardell Cristellys, así como a don Daniel García Pulido por su inestimable ayuda en la indexación del trabajo.

          Al Dr. don Ramón Pérez González, decano de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna, que ha tenido la gentileza de prestigiar el trabajo con un magnífico prólogo.

          Y muy especialmente a don Pedro Doblado Claverie, que conoce como nadie los entresijos de nuestra ciudad como alcalde que fue de ella, y a cuyo interés en buena parte se debe la publicación de este trabajo. No me equivoqué yo al pedirle que me hiciera el honor de presentarlo en público.

          Al señor Presidente de EMMASA, don Miguel Zerolo Aguilar, y al Consejero-delegado de dicha entidad, don Álvaro Aguirre Pascual, que lo acogieron con todo cariño y entusiasmo.

          Y a don Carlos Gaviño de Franchy, artífice de la cuidada edición, que me hizo trabajar duramente semana tras semana hasta lograr el resultado que su espíritu de artista le exigía, y a su eficiente colaborador don Josafat Páez Estévez, así como a don Andrés González Valladares y hermanos, gerente y alma de Litografía Drago, que han contribuido con su profesionalidad y minucioso trabajo al logro de un espléndido resultado tipográfico.

          A todos ellos y a cuantos me han ayudado con su consejo y ánimo, gracias.

          Este libro, Sed. La odisea del agua en Santa Cruz de Tenerife, cierra un ciclo, no sé si definitivamente, pero al menos por el momento. El ciclo se inició hace veinticuatro años con el título Barrancos de Añazo, en el que me preguntaba cómo se había formado la población, su crecimiento urbano y cómo había luchado para salvar las barreras que representaban para su expansión los barrancos, barranquillos y barranqueras que proliferan en su topografía, hoy a veces ocultos por el asfalto, con especial atención al posible uso que podía darse al más importante de ellos: el barranco de Santos.

          Un segundo título fue Santa Cruz, bandera amarilla, con el que trataba de encontrar respuestas a cómo Santa Cruz había sido capaz de superar las circunstancias sociales que, casi siempre con tintes de tragedia, condicionaban su crecimiento y progreso y, en ocasiones, su propia existencia. En tiempos pretéritos, las epidemias y plagas incidían contundentemente en la demografía, y obligaban a buscar soluciones, a veces heroicas, marcando de forma determinante la mentalidad social y los sentimientos religiosos frente a la desgracia, la enfermedad y la muerte.

          Ahora, Sed. La odisea del agua…, de alguna forma viene a cerrar este ciclo, tratando de poner a la vista de todos que contar con el más preciado e imprescindible elemento para que la vida se desarrolle, tampoco ha sido en nuestro ámbito un logro de sencilla consecución. Los trabajos para vencer en cada momento las dificultades que las características geográficas, geológicas y climatológicas nos imponen, han sido siempre  continuos y de enorme dificultad -incluso con el coste de vidas humanas-, a veces por desconocimiento de las técnicas adecuadas en cada caso y, generalmente, por la angustiosa falta de recursos económicos que se padecía. A la vista de ello, resulta impresionante comprobar el tesón de aquellos hombres que nos han precedido, por su dedicación, las más de las veces con aportaciones personales o recurriendo a recaudaciones voluntarias entre los vecinos, buscando recursos donde no los había y, en ocasiones, con soluciones inéditas hasta entonces. A pesar de los intereses personales o de grupo que siempre subyacen en las grandes empresas, fueron lográndose avances para que Santa Cruz pudiera, poco a poco, amortiguar su secular sed.

          El ciudadano de hoy no es consciente de lo que ello ha representado y de lo que ha tenido que “bregar” Santa Cruz, para que hoy se produzca el milagro de que al abrir el grifo en nuestras casas mane un chorro del inapreciable líquido.

          Los dos títulos citados anteriormente han sido objeto de segundas ediciones y, no vería con malos ojos que el que hoy se presenta llegase a gozar del mismo privilegio. Esta especie de trilogía puede considerase como modesta aportación a la historiografía  -o dicho con mayor simplicidad- a la crónica de diferentes aspectos sociales de Santa Cruz, poco o nada estudiados hasta ahora, en una ciudad, que ha llegado a ser lo que hoy es a base de trabajo y esfuerzo, superando dificultades físicas, económicas y hasta políticas, por las incomprensiones de algunos. Las consecuencias que puedan sacarse de esta trilogía forzosamente lucirán bañadas por el optimismo y la esperanza, porque si Santa Cruz ha sido capaz de sortear tantas piedras en el camino de su historia, ello quiere decir que también está preparada para superar cualquier otra barrera que pueda presentársele en el futuro.

          Así es como yo veo a esta Santa Cruz que nos ocupa y preocupa y que, como suele ocurrir entre amantes apasionados, a veces nos hace sufrir, pero siempre, siempre, nos enamora y cautiva.

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