Nuestra Señora de la Consolación, Parrona de Santa Cruz

 
Por José Manuel Ledesma Alonso  (Publicado en El Día el 14 de abril de 2019 y en el Programa de la Semana Santa de Santa Cruz de Tenerife 2019).
 
 
          El primer edificio de carácter religioso que los conquistadores españoles construyeron en Santa Cruz en 1496 fue la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, erigida muy cerca del lugar en que se celebró la primera misa.
Su fundación se debe al "consuelo" que Fernández de Lugo recibió de su amigo y compañero de armas, Lope de la Guerra, después de haber sufrido la derrota de Acentejo, vendiendo los dos ingenios de azúcar que tenía en Agaete para que el Adelantado pudiera proseguir la conquista de Tenerife. 
 
          Fernández de Lugo, al ver el noble gesto de su amigo, le abrazó y le dijo: "En acción de gracias os prometo hacer en este mismo sitio una ermita con el título de Nuestra Señora de la Consolación".
 
          La ermita, construida donde hoy se levanta el monumento a La Candelaria,  aglutinó los sentimientos religiosos de los primeros colonizadores de esta Villa, a la vez que concentró las habituales manifestaciones devotas y el culto ante la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, la primera devoción mariana de Santa Cruz.
 
Virgen de la Consolación en la Iglesia de la Concepción Custom
 
Virgen de la Consolación en la iglesia de la Concepción
 
         
          Esta imagen portátil (de campaña) que el Adelantado hizo traer de Sevilla, es una pequeña talla de 46 centímetros de alto, ataviada con túnica y manto sobre los hombros, cubierta su cabeza por una especie de cofia que deja ver parcialmente sus cabellos dorados. La pérdida de sus manos originales dificulta su lectura iconográfica, pues no sabemos si llevaba Niño Jesús o si portaba algún objeto o atributo. Aún así, continúa siendo una joya muy valiosa por su significación histórica y por su meritorio valor artístico, además de estar considerada la imagen más antigua del Archipiélago, desde que se perdió la antigua imagen de Candelaria, en 1826.
 
          La patrona de la Villa de Santa Cruz celebraba su festividad el 15 de agosto, con vísperas, misa mayor con sermón y procesión, a la que asistía el Cabildo de la Isla, residente en La Laguna, lo que da a entender la importancia que se le concedía. Incluso tuvo cofradía.
 
          Debido a que en 1575 comenzó a construirse una gran fortaleza en el puerto de Santa Cruz (Castillo de San Cristóbal) en el lugar donde se encontraba la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, el Cabildo se comprometió por escritura notarial a su reconstrucción en un montículo a las afueras del pueblo, entre el Barranco de Santos y el Barranquillo del Aceite (calle Imeldo Serís), donde hoy se halla el Centro de Arte la Recova. El 26 de marzo de 1610, los frailes dominicos tomaron posesión de la citada iglesia. Dos días antes, en La Laguna, la orden de predicadores, conocida también como orden dominicana, había capitulado su fundación y patronato con los hermanos Luís y Andrés Lorenzo, capitanes y regidores de la Isla, familiares del Santo Oficio y acaudalados mercaderes, quienes edificaron la capilla mayor, colocando en su altar un tabernáculo para la Santa Imagen, además del sagrario para el Santísimo Sacramento.
 
          A mediados del siglo XVII, cuando la pequeña iglesia fue transformada en un templo de dos naves, en la hornacina central del retablo de la capilla mayor colocaron una nueva imagen de Nuestra Señora de la Consolación, de mayor tamaño y de vestir, ya que la antigua resultaba pequeña para presidir las celebraciones en el nuevo y más espacioso templo.
 
          A comienzos del siglo XVIII, uno de los frailes escribió: “desde que pusieron la imagen que hoy está en el altar mayor, por ser la otra pequeña, los milagros han cesado. La imagen que había en la ermita era muy milagrosa y de mucha devoción, pues concurrían devotos de todas las partes de la Isla a pedirle en sus necesidades, consiguiendo muchos el remedio por medio de esta milagrosa imagen”.
 
          Aneja a la citada iglesia, los frailes construyeron un convento de dos plantas, donde se ubicaban las celdas y el resto de las dependencias. En su fachada principal tenía un gran balcón canario corrido, junto a un amplio claustro interior y una pequeña torre de sillería rematada en espadaña. En él pernoctaban los dominicos que salían de La Laguna de viaje hacia Las Palmas, donde se encontraba la sede catedralicia, y también los frailes que venían de la península o de otras islas. También había habitaciones para los romeros que desde otros puntos de la isla acudían a su fiesta, pues el culto a la Virgen tenía gran popularidad. En 1798 el convento contaba con 19 religiosos y 4 conversos.
 
          El convento dominico de la Consolación, propició y aglutinó en su entorno la formación de un nuevo barrio en Santa Cruz: el Barrio de Vilaflor o de la Consolación, formado por las calles de Miraflores, Canales (Ángel Guimerá), Santa Isabel (Carmen Monteverde) y Consolación (Puerta Canseco).
 
          Cuando el 25 de julio de 1835 un Real Decreto suprimió los monasterios y conventos religiosos que tuvieran menos de doce individuos profesos, de los que ocho fueran de coro, la conocida Desamortización de Mendizábal, los frailes se vieron obligados a desalojar su convento, pasando a ser utilizado como cárcel pública y casa de asilo.
 
          En 1848, dado su estado ruinoso, el convento fue derruido y en su solar el Ayuntamiento de Santa Cruz construyó en 1849 el Teatro Municipal (actual Teatro Guimerá), y en 1851 la Recova (actual Centro de Arte La Recova).
 
          La mayor parte de los objetos de culto pasaron a la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Concepción; entre los que se encontraba la primera imagen de Nuestra Señora de la Consolación, que hoy se venera en la hornacina baja del retablo de la capilla de San Bartolomé, bajo el Calvario del Buen Viaje, que también vino de aquel convento. Sin embargo, el retablo mayor, y la imagen de vestir de la Consolación, pasaron a la iglesia de San Francisco, donde recibe culto.
 
          También el convento dominico de La Consolación se vio inmerso en los hechos de la Gesta del 25 de julio de 1797, al ser el último reducto ocupado por las tropas invasoras. De aquí, los ingleses se vieron forzados a salir para firmar su capitulación ante el general Antonio Gutiérrez. Frente a su puerta cayó abatido por los invasores Juan Bautista de Castro Ayala, que mandaba el Regimiento de Milicias de La Laguna.
 
           Por tanto, la imagen de Nuestra Señora de la Consolación constituye un hito histórico para Santa Cruz de Tenerife pues mientras existió el convento que llevaba su nombre se le veneraba y festejaba como Patrona de la Villa, al igual que llevaba su nombre el barrio y la calle donde se encontraba.
 
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