Palabras de Manuel Álvarez de la Rosa en la presentación del libro "Alcaldes de Santa Cruz de Tenerife", de Luis Cola Benítez

 
A cargo de Manuel Álvarez de la Rosa  (Palabras pronunciadas en la presentación del libro de Luis Cola Alcaldes de Santa Cruz de Tenerife, el 28 de noviembre de 2018 en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife).
 
 
          Sr. Alcalde, querida Luz, señores y señoras:
 
          Siento hoy aquí un doble honor: presentar el último libro de Luis Cola Benítez y hablar en este solemne Salón de Plenos.
 
          Pretendo presentar un libro de historia en el marco de la obra, extensa y trabajada, del autor, Luis Cola Benítez, que fue mi amigo entrañable durante más de cuarenta años. Conocí bien su equilibrio, su sobriedad. Era hombre exigente y crítico consigo mismo y, al tiempo, generoso en el elogio del esfuerzo ajeno. Su recuerdo, su permanente recuerdo, me obliga en conciencia a ser comedido, a huir de la desmesura.  Voy a tratar de ser objetivo, lo que es muy difícil porque quien les habla esta lleno de vivencias y recuerdos relacionados con Luis. Así y todo, procuraré hablar de su obra y acallar mis sentimientos. O como dijo el poeta Muñoz Rojas
 
Nadie sabe las palabras
 
que caben en un silencio
 
 
          Con estas intenciones voy a hablar del libro, primorosamente editado por el Ayuntamiento.
 
          “Es un libro de historia, escrito por un historiador”. Así, con esa expresa y directa calificación, Cioranescu, hombre sabio y espíritu libre, se refirió a Luis Cola en el prólogo que escribió para el libro Santa Cruz, bandera amarilla. 
 
          Luis Cola Benítez ha dejado una huella de extraordinaria importancia en la historiografía canaria. Luis Cola siempre tuvo claro lo que entendía por Historia: la materia de la historia es el hombre y la sociedad que forma, pero no se trata de un pasatiempo, no es un juego intrascendente. No da igual lo que se diga y cómo se diga. Se trata de recuperar el pasado desde el presente, pues solo el conocimiento de aquel permite definir la historicidad del ser humano como auténtico valor primario. Los pueblos que no conocen su historia se mantienen en un permanente presente. Sin duda para cada uno de nosotros, como individuos y como colectividad, el porvenir es la categoría primera de nuestra existencia. Imposible continuar si no sabemos cómo hemos llegado hasta aquí. Luis Cola reconstruye experiencias, estructuras sociales, individuos, ya vividos, pero no lo hace desde planteamientos ideológicos o sectarios. Lo hace con el manejo de las fuentes con método objetivo y desde la perspectiva de sus propios valores intelectuales y morales. 
 
          Luis Cola publicó su primer libro en la madurez intelectual. Como era un lector empedernido se preparó para historiar la sociedad de Santa Cruz de Tenerife (que tiene ya cumplidos sus 500 años).  ¿Cómo lo hizo? ¿Encontró Luis un método desde el principio? ¿Sus líneas de investigación enfilaban un objetivo claro?
 
          Voy a referir una anécdota. Hacia 1980, Luis Cola me cuenta que está inmerso en la lectura de un libro extraordinario: El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, de Fernand Braudel, uno de los grandes libros de la historiografía del siglo XX. Luis comprueba como el método, la forma de contemplar la historia, se adapta a lo que necesita para entender la sociedad concreta de Santa Cruz de Tenerife. La Historia se hace a partir del medio físico y la adaptación del ser humano a la geografía, a los recursos, al clima y a las formas de vida que genera. El comercio (la relación con otros pueblos, la unidad humana); la población y su sistema económico son cuestiones que determinan el propio devenir de cualquier sociedad.  Ese libro que es, ni más ni menos, que la representación más importante de la escuela historiográfica de los Annales, influye en Luis de forma notable, complementado por el estudio que emprende de la extraordinaria y fundamental recopilación puesta en marcha por Elias Serra Rafols, Fontes rerum canariarum.
 
          Con tales influencias, Luis Cola rompe con la construcción histórica como sucesión de acontecimientos concretos: dirigentes, guerras, sucesiones, revueltas. Romper con la mera historia política y diplomática. Forma parte Luis, de esta forma, del gran salto conceptual que se produce al considerar el tiempo de la historia desde la perspectiva metodológica de la larga duración, desde la integración en el devenir histórico de los fenómenos de larga duración. Este fue un avance en la comprensión de la Historia que se produjo en la primera centuria del siglo XX. Desde esta posición voy a enmarcar la obra de Luis y el libro que hoy presento. La obra de Luis se corresponde con dos líneas de investigación.
 
          PRIMERA.  Estudiar la vida cotidiana de S/C de Tenerife (¿hay acaso otra vida que la de todos los días?). Comienza por la relación entre la geografía y Santa Cruz de Tenerife (los barrancos de Añazo); luego estudia los ciclos de epidemias que sufre la ciudad, se enfrenta al acuciante problema de la búsqueda del agua. Estudia la actividad cultural mantenida (El Gabinete Instructivo y la labor de la imprenta de su abuelo). Sebastián Matías Delgado Campos, en el prólogo a la obra de Luis Cola Retales de la historia de Santa Cruz (ed. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 2016) dice que cada acontecimiento o estructura social a la que Luis se refiere son como las teselas, de mármol o de oro, con las que griegos, romanos y bizantinos construían los mosaicos: el artista siempre tiene en su mente el conjunto del mosaico. Luis, siempre tuvo presente la síntesis de la historia de Santa Cruz.
 
          SEGUNDA. Luis se ocupa, con esfuerzo y con pasión, de una brillante luminaria, de un relámpago único en nuestra historia: la lucha de un pueblo por su independencia, la gesta del 25 de julio de 1797. Y de ahí la figura, de extraordinaria limpieza moral, del eficaz teniente artillero, Grandy. En esta línea puede encajarse su estudio de la personalidad de Villalba Hervás en su correspondencia con don Patricio Estévanez. Le interesó en cuanto se trataba de un político de gran integridad moral. 
 
          ¿Y el libro que presento? A qué grupo pertenece. En mi opinión a  la vida cotidiana, a la larga duración: expandir la ciudad, sanearla, procurar los suministros de agua, de comida; aumentar su papel en el archipiélago. Todo eso lo hace refiriéndose a cada uno de los 213 alcaldes cuya labor describe. La labor es lo principal y los alcaldes los vehículos para llevarla acabo (las teselas de Sebastián Matías). Las actas, esas son la clave del libro. Fue una labor continuada de investigación en los archivos municipales. Labor que se extendió del año 2005 al 2011.
 
         ¿Por qué se ocupa Luis Cola de los alcaldes? Porque valora mucho la democracia de proximidad. La intuición del prologuista del libro que presento, Emilio Abad Ripoll, es lúcida cuando aconseja que en la toma de posesión de los futuros alcaldes o alcaldesas debe de entregárseles en este salón de plenos, junto al bastón de mando (símbolo de autoridad) un ejemplar de este libro, porque ahí, en el libro, está representado el valor moral de los votos que sus conciudadanos le han entregado para que se ocupe de los intereses concretos (de la plaza, el colegio, el tráfico, la cultura, los servicios). El interés general para cada alcalde se concreta en el bienestar de la ciudad. Ahí empieza y ahí acaba su labor.
 
         La obra de Luis Cola Benítez permanecerá, sin duda en el recuerdo indeleble de los que le conocimos, pero sobre todo debe ser conocida por los futuros habitantes de esta ciudad para que no ignoren su pasado y puedan actuar sobre su porvenir. Es una labor de todos, agradecida labor, la de mantener un permanente diálogo con su obra. El deseo que hoy expreso no es otro, para bien de esta sociedad santacrucera, que la obra de Luis nunca deje de tener lectores.
 
Gracias.
 
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