Agradecimiento por la concesión del XIX Premio de Periodismo General Gutiérrez

 
A cargo de Pedro Socorro Santana (Palabras pronunciadas en el acto de entrega de los XIX Premios General Gutiérrez de Periodismo y Fotografía en el Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, Almeyda, Santa Cruz de Tenerife).
 
 
 
          Sean mis primeras palabras para agradecer públicamente en mi nombre y en el del coautor del trabajo, el doctor Pedro Quintana, a la ‘Cátedra General Gutiérrez’, con el patrocinio de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, y al Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias por la concesión de este premio de periodismo que nos motiva en la tarea de seguir investigando y dar a conocer la historia de Canarias en todos sus ámbitos.
 
          El artículo premiado fue publicado el pasado 1 de julio en el periódico La Provincia y en él se cuenta la venta de mil esclavos en América y dos fincas de Agüimes que sirvieron de fondos para levantar y reconstruir los muros defensivos que rodearon Las Palmas desde 1576 hasta 1868. Y hacía alusión a la defensa de la isla de Gran Canaria contra el ataque de la poderosa armada holandesa en el verano de 1599, hace ahora 419 años. Rememoraba una hazaña, cuyo eje central fue la unión entre las milicias y la población para vencer al enemigo holandés. La estrategia militar, la capacidad de sufrimiento, la entereza canaria ante el esfuerzo y, también, la esperanza del triunfo fueron aspectos predominantes en la defensa del territorio, registrándose actos individuales y colectivos que han sido calificados por los historiadores como la mayor gesta ocurrida en la historia de Canarias ante la desproporción de las fuerzas enfrentadas. Nacer y vivir en una isla nos enseña a remediarnos con lo que haya y a estar alerta ante lo que viene del océano. Los canarios siempre hemos sabido esas premisas para defender nuestra tierra, con la ayuda y el conocimiento del Ejército, siempre necesario cuando el mundo deja de ser razonable, ordenado y se empeña en romper todo lo que otros han creado. 
 
          Muchas gestas del pasado han tenido como protagonistas anónimos soldados que dejaron sus vidas por proteger la tierra y su gente, pero también personajes que escribieron con letras de oro la defensa de las islas y de nuestro suelo patrio, como el general Gutiérrez que en 1797 defendió a Santa Cruz de Tenerife del ataque de los ingleses y que, en su honor y en su grata memoria, hemos sido merecedores de este premio. También los veteranos pacenses Alonso de Alvarado y Antonio Pamochamoso, don Fernando Fernández de Córdoba, Cervera, Díaz Pimienta, Blas de Lezo o María Pita, esa heroína de la defensa de la Coruña, fueron ejemplos a seguir en los campos de batalla por su hidalguía, coraje y protección de los intereses de su patria; virtudes todas ellas que les llevaron a ocupar el pedestal de la historia. De igual manera, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, Teguise o Santa Cruz de la Palma mostraron sus virtudes y tenacidad en oponerse a la violencia, la rapiña y el deshonor traídos a punta de sables y pistolones que pendían de correas de cuero de corsarios y piratas.
 
          Nuestro trabajo ha pretendido, sin más, añadir nuevos aspectos de la victoria canaria frente a la armada neerlandesa a cuyo mando venía el almirante Pieter van der Does. Precisamente, testigos de piedra de aquellos aciagos días, de miedo y confusión, fueron las murallas que rodeaban Las Palmas y la casamata, espacios donde la lucha fue tremendamente encarnizada. Los restos de estas defensas, escasos, nos recuerdan periódicamente una hazaña en la que los palmenses de toda condición mostraron una estoicidad activa frente al enemigo; previeron sus debilidades; sopesaron sus fuerzas para recuperar la ciudad; agudizaron su inteligencia en la estrategia; actuaron disciplinadamente y fueron generosos en aquella victoria que cambió el curso de nuestra historia. Todos esos aspectos tan propios del carácter isleño quedan reflejados en esas piedras que labraron con su sencillez la arquitectura militar. Su historia, como esencia de los actos humanos, debe ser difundida para ésta y las siguientes generaciones como ejemplo a seguir de abnegación, solidaridad y de todas esas heroicidades que a lo largo de los siglos han ido allanando el camino de la libertad, la convivencia y la tolerancia.  
  
          Muchas gracias. 
 
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