A propósito de los repugnantes comunicados de la banda criminal ETA

 
Por Jesús Villanueva Jiménez  (Publicado en El periódico de Canarias el 4 de mayo de 2018).
 
 
          Ayer, el execrable asesino apodado Josu Ternera -a cara descubierta, mostrando la impunidad de la que disfruta-, leyó un comunicado en nombre de la banda terrorista ETA, en el que afirmó: “ETA ha desmantelado totalmente el conjunto de sus estructuras. ETA desea cerrar un ciclo en el conflicto que enfrenta a Euskal Herria con los estados, el caracterizado por la utilización de la violencia política”; “Los y las exmilitantes de ETA continuarán con la lucha por una Euskal Herria reunificada, independiente, socialista, euskandun y no patriarcal en otros ámbitos, cada cual donde lo considere más oportunos, con la responsabilidad y honestidad de siempre”; “El independentismo de izquierdas trabajará para que ello conduzca a la constitución del Estado Vasco”. Ni una referencia al daño causado durante sesenta años de crímenes, y sí una sarta de falsedades sobre el origen de la banda criminal y sus objetivos abyectos. A la lectura del malnacido Ternera, contestó Mariano Rajoy: “Haga lo que haga ETA, no va a encontrar ningún resquicio para la impunidad de sus crímenes”. ¡Olé, machote! Y hace esta afirmación siendo el vocero etarra el asesino Ternera, que lleva quince años campando a sus anchas por Europa. Lo dice quien desmanteló el PP vasco que conformaban aquellos que se enfrentaron heroicamente con los pro-etarras, jugándose la vida durante años, cayendo algunos de ellos a manos de los criminales. Porque eso es lo que hizo y sigue haciendo Rajoy, traicionar a los suyos y a España entera, como viene haciendo en relación al proceso separatista catalán, que no es más que parte del desarrollo del desmantelamiento de España. 
 
          Ante la carta, afirmó José Luis Rodríguez Zapatero: “La grandeza de la democracia ha superado también este durísimo trance del terror”. Lo dice quien negoció con ETA durante 2006 y 2007, por la ambición de quedar para la historia como quien consiguió la paz definitiva, permitiendo que partidos brazos políticos de ETA se presentaran a las elecciones, propiciando que estos tuvieran acceso a todos los datos habidos y por haber de la ciudadanía vasca, dejando a ésta a los pies de los caballos del hampa abertzale. 
 
          El repugnante comunicado ha llegado después de la carta publicada el pasado 8 de abril, con la que pretende ETA pedir perdón por “el daño causado”, diferenciando unas víctimas inocentes de otras que no lo eran. Dentro de la farsa, ¿qué más da? 
 
          Después de la pantomima de entrega de armas, ahora estos dos comunicados se unen a la ofensa a España y, especialmente, a las víctimas de la banda criminal. ¡Qué alegría, al fin llegó el definitivo final de ETA, y, con él, la paz! Celebra la ignominia una parte de nuestra sociedad, abducida por la estrategia ideologizada de los medios de comunicación de extrema izquierda, en especial de las televisiones de Atresmedia y Mediaset. No así otros muchos españoles que no estamos dispuestos a mirar para otro lado o asumir, agachando la cabeza, semejante farsa, tan repugnante estudiada estrategia etarra, dados los nuevos tiempos en los que esta organización criminal controla las instituciones vascas.
 
          Recuerdo de la primera carta etarra este párrafo cínico en extremo: “Ojalá nada de eso hubiese ocurrido, ojalá la libertad y la paz hubiesen echado raíces en Euskal Herria hace mucho tiempo.” Ojalá vuestras madres no os hubieran parido, execrables asesinos; siempre acojonadas ratas de cloacas cuando se os hacía frente. 
 
          Dice más: “Precisamente de cara al futuro, la reconciliación es una de las tareas a llevar a cabo en Euskal Herria, algo que en su medida se está produciendo con honestidad entre la ciudadanía.” Reconciliación, con acciones criminales como la agresión salvaje de un grupo de cobardes hijos de ETA a dos guardias civiles y sus novias en Alsasua, el 15 de octubre de 2016. O los homenajes de Bildu a los etarras que regresan al hogar, aún con las manos manchadas de sangre, sonrientes y afirmando su no arrepentimiento del crimen cometido. 
 
          Y mira tú por dónde, casi a la vez de la cínica misiva, los obispos de Vascongadas, Navarra y Bayona pidieron “sinceramente perdón” por las “complicidades, ambigüedades y omisiones” que en los años de terrorismo etarra se dieron en el seno de aquella Iglesia. Años durante los cuales el obispo de San Sebastián, abyecto José María Setién, abrazó a las madres de asesinos etarras, repudiando a las de los asesinados por estos. Así como prohibía que en la iglesia, durante los funerales, la bandera de España cubriera el féretro del guardia civil, policía o militar asesinado por ETA.  Muy bien lo cuenta María San Gil en su libro En la mitad de mi vida (Planeta 2011). María San Gil, repito una vez más, a quien Rajoy “expulsó” -como a todos aquellos dirigentes del PP vasco valientes y dignos- del partido, asqueada ella de las indignas políticas del presidente del Gobierno con los nacionalistas vascos. Pues sabes una cosa, Setién, que en breve tendrás que rendir cuentas ante el Altísimo, y dudo que Él te admita ni siquiera una ambigüedad. Ya sabes qué te espera, miserable.
 
          Y en todo este aquelarre, el PNV deja a un lado sus promesas de no apoyar a Rajoy en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, mientras durase la crisis catalana, y ofrece su apoyo al Gobierno del PP, renunciando a presentar una enmienda a estos Presupuestos, aduciendo que así contribuirán a conseguir una solución en Cataluña. Esos conciliadores ejemplares que siempre han sido los hijos del racista y xenófobo Sabino Arana. ¿Qué hay detrás de este cambio de actitud? Pues el mezquino acuerdo entre Gobierno de Rajoy y el PNV de acercar los presos etarras a Vascongadas a cambio de esos votos afirmativos. Todo bien hilvanado, para emprender la costura definitiva de los planes separatistas, para los que cuentan con el apoyo de Podemos y sus franquicias, fieles aliados en la destrucción de nuestra Patria.
 
          ETA ha dejado de asesinar, secuestrar y extorsionar, ciertamente por la labor extraordinaria de la Guardia Civil, Policía Nacional y CNI, y porque ya no lo necesita. Porque ETA no ha desaparecido, ETA está en las instituciones vascas, en el Gobierno, diputaciones y ayuntamientos, a través de EH Bildu y Elkarrekin Podemos, gobernando, manejando el privilegiado Cupo Vasco, financiados por todos los españoles, haciendo y deshaciendo a su antojo en Vascongadas y ahora infestando Navarra, gobernando allí gracias al acuerdo entre los pro-etarras  Geroa Bai, EH Bildu, Podemos, I-E (Izquierda-Ezkerra).
 
          Un historial de 858 asesinados, crímenes de los que quedan 358 por resolver; 6.389 heridos y mutilados; 86 secuestrados; 10.000 extorsionados; más de 200.000 exiliados, ante la amenaza permanente, ante un ambiente de terror irrespirable. Un historial criminal que ETA quiere camuflar, que pretende meter en un cajón y cerrar éste para siempre, con esta campaña repugnante que lleva también a Europa, donde ni conocen la realidad ni les importa la sangre derramada por tantos españoles a manos de esta banda asesina. No podemos los españoles ni olvidar ni perdonar ni permitir semejante ignominia. Clamemos por nuestra dignidad allí donde estemos. Clamemos por la unidad de España en cada conversación donde ésta se trate con ambigüedad. Salgamos del letargo idiotizado y gritemos ¡VIVA ESPAÑA!, sin tapujos ni complejos.
 
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