Centenario del desgraciado fallecimiento del maestro Enrique Granados

 
Por Miguel Ángel Noriega Agüero  (Publicado en El Día / La Prensa el 20 de marzo de 2016).
 
 
          Diferentes campos artísticos han hecho de nuestro país una tierra plagada desde antaño de autores e intérpretes ilustres, de fama mundial, reconocido prestigio y obras colosales. La música clásica no podía ser menos en cuanto a virtuosismo, y Falla, Albéniz, Casals, Segovia, Chueca, Rodrigo y tantos otros, conforman una lista de grandes compositores españoles, que aún son recordados y alabados incluso fuera de nuestras fronteras. A este rosario de maestros del solfeo hay que añadir con orgullo al también pianista Enrique Granados Campiña, del que este año se cumple el centenario de su terrible fallecimiento en aguas del Canal de La Mancha.
 
          Precisamente por este motivo escribo estas líneas, con el objetivo de alabar su figura y obra, traer a la palestra su dramática muerte y, sobre todo, recordar que unos años de su infancia los vivió en Tenerife. De esta manera este leridano, nacido en el verano de 1867, se une a una serie de notables músicos que han nacido, vivido y/o fallecido en este archipiélago. Así, cabe mencionar aquí a los canarios Teobaldo Power, Santiago Sabina, Eugenio Domínguez Guillén y nuestro contemporáneo Diego Navarro, así como a los foráneos pero fallecidos en nuestra tierra: el francés Carlos Esteban Guigou y Poujol, el cubano Ernesto Lecuona y la barcelonesa Esmeralda Cervantes.
 
         Fueron apenas un par de años los que Enrique, acompañado de su familia, residió en Santa Cruz de Tenerife, de los que el pianista guardó siempre con buen recuerdo y añoranza a lo largo de toda su vida.
 
         Pantaleón Enrique Joaquín Granados Campiña, nacido en el Carrer Tallada nº1 de Lérida el 27 de julio de 1867, hijo del cubano Calixto Granados Armenteros y de la santanderina Enriqueta Elvira Campiña, los cuales le dieron cuatro hermanos: Concepción, Calixto, José y Francisco. Todos ellos, menos este último, tras residir un tiempo en Cataluña trasladan su residencia a Tenerife, en el verano de 1870, apenas unos días antes de que Enrique cumpliera sus primeros tres años. Su padre, nacido en La Habana (Cuba) el 14 de octubre de 1824, siendo sus padres Manuel Granados e Irene Armenteros, era militar desde 1843 y pertenecía, en aquel año de 1870, al Regimiento de Infantería Navarra nº 25 en Barcelona, con el empleo de Teniente Coronel. Gracias a documentación de la época, custodiada en el Archivo Militar del Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias (CHCMC), ubicado en el Fuerte de Almeyda de Santa Cruz de Tenerife, podemos saber que fue destinado el 23 de junio de ese año al mando de la Sección Ligera Provincial de Abona, tras el fallecimiento del anterior en ese puesto, Ramón Martín y Romero.
 
          De esta manera la familia Granados-Campiña partió de Cádiz hacia Tenerife el 2 de julio de 1870 (1), y doce días más tarde, Calixto llega a la Comandancia Militar del Cantón de Abona, desempeñando el cargo de Teniente Coronel Jefe de la Sección Ligera Provincial del Cantón de Abona (ocupaba hasta ese momento el mando de manera accidental el Capitán Antonio Domínguez y Villareal) (2). Pero unos meses más tarde de su establecimiento en la isla, el militar y cabeza de familia sufre un accidente al caerse de un caballo, lo que provocó su retiro del puesto en varias ocasiones, ocupando el mando accidentalmente durante esos periodos el Capitán Miguel Alfonso y Feo.
 
          Finalmente, el 15 de enero de 1872 es destinado al Tercer Batallón del Regimiento de Infantería Navarra nº 25 en Barcelona y a finales del mes siguiente Calixto pide el pasaporte para incorporarse al destino obtenido junto a su mujer y sus hijos (3). Unos días más tarde, la familia, en donde figura el pequeño Enrique, pone rumbo a la Península, estableciéndose definitivamente en Cataluña.
 
          Varias biografías del maestro Granados describen esos escasos 20 meses de estancia en Santa Cruz de Tenerife como de un extraordinario recuerdo de su niñez, en una ciudad que fue un auténtico paraíso para el joven Enrique, en donde disfrutaba de sus calles y plazas y de su puerto, siempre nutrido de veleros y otros buques. Además, la isla fue el lugar de nacimiento de su hermano Francisco, quien fue bautizado el 8 de diciembre de 1870, actuando como padrinos el político y militar José García Torres y su esposa (4).
 
          A la vuelta a la península, la prole se instala en Barcelona y al año siguiente su padre participa en 1873 en la tercera guerra carlista en Vilafranca del Penedés y en Gerona. Dos años más tarde fue forzado al retiro definitivo tras el agravamiento de los problemas de salud: sufría mielitis (inflamación de la médula espinal) a consecuencia del citado accidente con un caballo en Tenerife (5). Unos meses antes, el 26 de junio de 1874, uno de sus hijos, llamado igualmente Calixto, ingresa en el ejército, siguiendo pues la estela de su padre y de abuelo. Este hermano de Enrique nació en La Habana el 9 de mayo de 1858 y con el empleo de Capitán formó parte del Batallón Mérida nº13, posteriormente sirvió en el Cuartel General de Tarragona, actuando de ayudante de campo del general Carlos Denis y Trueba, para, a comienzos de 1896, volver a Barcelona en donde ocuparía el puesto de ayudante de campo del General Enrique Zapino. Pero a finales de ese año su vida cambia radicalmente al ser destinado a Filipinas, donde asciende a Comandante el 9 de enero de 1897, año en que vuelve de nuevo a la capital catalana. Al año siguiente, el 30 de julio, Calixto, hijo, muere debido a unas fiebres que contrajo durante una operación, dejando una joven viuda, María Carlota Carreras y Caiguet, y un hijo. Poco más de dos meses más tarde, el Día de la festividad del Pilar le fue concedida a título póstumo la Cruz de Segunda Clase de María Cristina.
 
          Según una de las varias biografías (6) del genial músico y pianista, Enrique sentía una verdadera admiración por todo lo relacionado con el ejército. Nieto, hijo y hermano de militares, como acabamos de ver en párrafos anteriores, nunca entró a filas, siendo leal a la corona durante toda su vida, no cuestionando nunca su legitimidad, y manteniendo una fascinación de por vida con todo lo relacionado con el mundo castrense.
 
         Y es ya en Barcelona, apenas unos años después de su vuelta de Tenerife, cuando el jovencito Enrique, en plena preadolescencia, comienza a mostrar gusto y sensibilidad por la música. Sus padres consiguen que pueda ser alumno, destacado, de varias academias de piano de Barcelona, y ya en la década de los 80 del siglo XIX empieza a despuntar su arte y virtuosismo, gracias a su gran talento y capacidad de trabajo. Pero la muerte de su padre supone una profunda impresión en el casi veinteañero pianista quien debe de ponerse a tocar el piano en cafés barceloneses y de esta manera colaborar económicamente con la familia compuesta en esos años por más de una decena de miembros, entre madre, hermanos e hijos y cónyuges de algunos de estos.
 
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Granados al piano
 
          En 1887 comienza una etapa de dos años de estancia, estudio y trabajo musical en París, volviendo a España al empezar la última década del XIX. A partir de ese momento, Granados comienza una nueva e intensa vida artística y personal a caballo entre Barcelona y Madrid, casándose en 1893 con Amparo Gal y Lloberas, con quien tendría seis hijos: el mayor, Eduardo, nacido en 1894, y a quien le siguieron Soledad, Enrique, que vino al mundo el 12 de julio de 1898 y del que hablaremos más adelante, Víctor, Natalia y Francisco (Paquito), el más joven, quien nació en 1901.
 
          A partir de estos años últimos de siglo da comienzo su etapa más fructífera como compositor. De sus partituras surgen zarzuelas, obras pianísticas, óperas, danzas, etc, siendo además un extraordinario pedagogo musical y un notable intérprete al piano. De entre las muchas obras del maestro Granados destaca “Goyescas”, una obra inicialmente para piano, adaptada a ópera tras el éxito que supuso su representación en París en abril de 1914, y por el que le fue concedida la Legión de Honor. Pero apenas unos meses más tarde estalla la I Guerra Mundial y el estreno de esta ópera no puede realizarse en la capital gala como estaba previsto.
 
          En consecuencia, la obra es propuesta a estrenar en el neoyorkino Metropolitan Opera House, motivo por el cual, Enrique y Amparo ponen rumbo a los Estados Unidos a mediados de noviembre de 1915, a bordo del buque español Montevideo. El 15 de diciembre arriban a Nueva York y finalmente se produce el estreno el 26 de enero siguiente. Tras varias representaciones y haber cosechado un destacado éxito entre el público asistente, la pareja tenía previsto regresar a España el 8 de marzo. Pero una invitación de última hora por parte del Presidente Woodrow Wilson a tocar en la Casa Blanca el día antes de su partida, hace que tengan que cambiar el pasaje y tomar buques no españoles, el SS Rotterdam, de bandera holandesa, de Nueva York a Falmouth, para, tras un recorrido en tren por el sur de Inglaterra, con visita a Londres incluida, embarcarse en el vapor Sussex, de bandera francesa, cruzando el Canal de La Mancha desde Folkestone a Dieppe, en donde un tren les llevaría hasta Barcelona. El entonces embajador de España en los EE.UU., el diplomático Juan Riaño y Gayangos, les invitó a comer al día siguiente y durante el almuerzo les alertó del peligro que suponía navegar en buques de países contendientes en la Gran Guerra.
 
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Ultima fotografía del músico, en los salones de "The Aeolian" de Nueva York
 
         
          A su pesar, la pareja Granados-Campiña se sube al SS Roterdam que parte de Nueva York el 11 de marzo, y tras 8 días de navegación por el Atlántico arriban a Falmouth, en la costa sur de Inglaterra. Toman el tren y llegan a Londres en donde pasarían varios días alojados en el Hotel Savoy (7), para posteriormente llegar de nuevo al litoral y en la ciudad costera de Folkestone, tal y como estaba previsto, embarcarse en el Sussex. Pasados unos minutos de la una de la tarde el barco zarpa y se dispone a cruzar los 130 kilómetros del Canal que lo separan de Dieppe. Pero, una hora más tarde el submarino de guerra alemán UB-29 avista el buque francés y lo confunde con un barco minador. Pasan los minutos y a las 14:50 horas de ese fatídico viernes 24 de marzo de 1916 el sumergible germano torpedea al “Sussex” rompiendo el casco en dos mitades. La proa se hunde inmediatamente y la popa queda a la deriva en las gélidas aguas de La Mancha. El matrimonio disponía de camarote en popa, pero en ese momento se encontraba en la parte delantera del navío.
 
          El músico, que estaba flotando como podía en el mar, pudo ser rescatado y ya fuera de peligro en una de las lanchas de salvamento divisa entre las olas a su mujer, con grandes dificultades para poder mantenerse a flote. Enrique, al que no le gustaba especialmente el mar y que no sabía nadar, no lo duda y se lanza a salvar a Amparo. Una de las supervivientes de aquel fatídico naufragio relataba unos meses más tarde al periódico “La Esfera” (8) aquel terrible momento: “Granados se agarró a una balsa: vio que su mujer desfallecía; y él soltóse, se arrojó hacia ella y abrazados se hundieron; asomaron un instante … y yo tuve que volverme de espaldas para no ver su agonía”. Pasaron los días y ninguno de los dos pasajeros se encontraban entre los supervivientes, ambos fallecieron y, de hecho, sus cuerpos nunca fueron encontrados.
 
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El buque Sussex en el Puerto de Boulogne (Francia), a donde fue remolcado tras ser torpedeado
 
          Paradojas de la vida, un hijo y un nieto del ilustre pianista y su esposa, ambos llamados Enrique al igual que el protagonista de nuestra historia, quedarían para siempre ligados al mundo de la natación. Enrique Granados Gal, el tercero de los seis hijos de la pareja ha sido sin duda uno de los pilares del waterpolo español, de hecho figura entre la plantilla del primer equipo nacional olímpico en unos Juegos, los de Amberes 1920. Además, fue quien introdujo el estilo crol en nuestro país, siendo Campeón de España de natación de 100 metros libres en 1923. Un año más tarde volvería a ser olímpico, esta vez en los JJ.OO. de París 1924. Tras varios años de competición, pasa a dedicarse a la enseñanza y entrenamiento de nadadores, llegando a dirigir el Club Natació Barcelona y el madrileño Real Canoe Natación Club. Se une en matrimonio con la también nadadora María Aumacellas, una de las pioneras de la natación sincronizada en España, con quien tiene dos hijos, ambos también ligados al mundo del deporte acuático: Jorge y Enrique, falleciendo en 1953 a la edad de 55 años.
 
          Seguiría pues la saga con un nuevo y talentoso Enrique Granados. El nieto del malogrado pianista llegará a superar el currículum deportivo de su padre. Así, fue varias veces Campeón de España y plusmarquista nacional en 400 y 1.500 metros libres, participó en dos Juegos Mediterráneos (9), consiguiendo en ellos tres medallas de bronce, en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 (10) y en el Campeonato de Europa de 1954 en Turín. Una vez retirado pasa a ocupar cargos directivos y organizativos dentro de la Federación Española y la Balear. Actualmente tiene 76 años.
 
          Así de intensos fueron los casi 49 años de vida del músico catalán Enrique Granados Campiña; nieto, hijo y hermano de militares; padre, suegro y abuelo de nadadores. Un notabilísimo artista fallecido en la cima de su carrera, hace ahora cien años, como consecuencia de un error en la mar durante una terrible guerra, abrazado a su mujer y también enamorado de la música. Un maestro del piano que de muy joven vivió una pequeña parte de su vida en nuestra isla, esa que él guardó siempre en su memoria, como nosotros recordaremos eternamente su obra y su legado.
 
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NOTAS
 
1.- Walter Aaron Clark: “Enrique Granados: Poet of the Piano”
2.- CHCMC
3.- CHCMC
4.- Octavio Rodríguez Delgado: “Don José García Torres (1816-1903). Comandante Graduado de milicias, Sargento Mayor interino, Alcalde constitucional, Juez municipal y Presidente del Comité Local del Partido Liberal Conservador de Granadilla”
5.- Walter Aaron Clark: “Enrique Granados: Poet of the Piano”
6.- Walter Aaron Clark: “Enrique Granados: Poet of the Piano”
7.- Walter Aaron Clark: “The death of Enrique Granados: context and controversy”
8.- “La Esfera”, 1 de julio de 1916
9.- JJ.MM. Alejandría 1951 (Medalla de bronce en 400 metros libres y medalla de bronce en 1.500 metros libres) y JJ.MM. Barcelona 1955 (Medalla de bronce en relevos 4 x 200 metros libres).
10.- En los JJ.OO. de Helsinki 1952 consigue ser semifinalista en 400 metros libres y cuarto en la prueba de los 1.500 metros libres.
 
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