50 años de la tragedia del Superconstellation "Santa María". Relato de un superviviente .

 
Por Juan Tous Meliá. (Publicado en El Día / La Prensa el 3 de mayo de 2015).
 
 
A mis hijos María José, Juan, Julio. y Luisa, cuya existencia pendió de un hilo, emulando a George Bailey en “¡Qué bello es vivir!”
 
 
 
          Siempre tuve intención de escribir las vivencias del fatal accidente. Hace unas semanas empecé a memorizar y recopilar datos con la intención de dar una versión de los hechos que en cientos de ocasiones había relatado a mis familiares y amigos. Han pasado cincuenta años y, sin embargo, el accidente, a pesar de que sólo duró unos segundos, permanece vivo.
 
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Los Rodeos. Mañana del 6 de mayo de 1965. Los restos del Santa María (Filmoteca Española)
 
El viaje
 
          Después de disfrutar de mis primeras vacaciones en Mallorca, emprendí viaje de regreso a Tenerife el 3 de mayo de 1965. Embarqué a las 10 de la noche hacia Barcelona. Al día siguiente, tomé el tren expreso con destino Madrid. A las 9:45 de la mañana estaba en la capital de España. Creo recordar que la facturación la hice en la plaza de Neptuno y que me trasladé al aeropuerto en autobús de Iberia. 
 
          El lector se preguntará por qué hice un viaje tan complicado. La respuesta es muy sencilla. Como teniente de Artillería entonces, mi sueldo era austero; un billete ida y vuelta a Madrid valía alrededor de dos sueldos y medio; a esto había que añadir el precio del viaje Madrid-Palma con su vuelta. No obstante, por cuenta del Estado, el Ejército me proporcionaba billete por vía marítima hasta el puerto de la Península más cercano a Mallorca (Barcelona) y me permitía utilizar su valor para adquirir el billete de avión y, aun así, aboné 700 ptas. más los billetes de tren y de barco. Al llegar a Barajas escribí dos postales, una a mi novia, María Luisa, que estaba en Tenerife y me había prometido que me recibiría en Los Rodeos, y la otra, a mis padres y hermanos, que estaban en Palma.
 
 
Cómo conoció la noticia mi familia
 
          La fatídica noche del 5 de mayo, después del siniestro (que narraré más adelante) y salir del avión en llamas, me encontré en un descampado con un montón de focos iluminando el lugar que me encandilaban. Me dirigí hacia ellos cayendo en una zanja de la que me sacaron las personas que estaban al otro lado. Había varios taxis. Uno de ellos me invitó a subir, me trasladó a la Casa de Socorro de La Laguna, donde me atendieron y ordenaron mi traslado al Hospital Militar de Santa Cruz. Quise agradecer el gesto del taxista y no recuerdo si lo conseguí. Lo cierto es que le dejé la tapicería ensangrentada.
 
          Mi novia, que me esperaba en el aeropuerto, vivió el horror del accidente y, al no localizarme en la terminal, temió lo peor y regresó a su casa. Entre tanto, al salir de la casa de Socorro, un amigo, Juan Carlos Tejedor, me reconoció e informó a los familiares de María Luisa. Mientras tanto, mi madre, en Palma, con su intuición, había conectado la radio para escuchar las noticias de las doce, pero se quedó dormida y afortunadamente no recibió la fatal noticia.
 
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Primer telegrama a casa
 
          Alrededor de las dos de la madrugada, desde el hospital militar, mi entrañable compañero Augusto Escolar, que se ofreció a velarme aquella noche, envió un telegrama a mis padres a instancia mía. Poco a poco fue funcionando el ‘correveidile’ y María Luisa tuvo la certeza de que estaba vivo y la entereza de enviar otro telegrama alrededor de las 4 de la madrugada.
 
          Finalmente, los telegramas llegaron a destino a primeras horas de la mañana junto con la edición del periódico Baleares y mis padres quedaron tranquilos. Debo recordar al lector que en casa todavía no había teléfono. Al día siguiente, María Luisa me visitó y pudo enviar un nuevo telegrama:
 
               “JUAN ESTÁ HOSPITAL MILITAR STA CRUZ. SU ESTADO ES SATISFACTORIO. PIENSA Y HABLA PERFECTAMENTE. ESTÁ DE BUEN HUMOR. TIENE TRES DEDOS DE LA MANO ALGO QUEMADOS. RESTO DEL CUERPO BIEN. MUY CONTENTA. SALUDOS. MA LUISA”.
 
 
Versión personal de lo ocurrido
 
          Recopilando información para escribir este artículo, mi hermana María, que vive en Palma, me dijo que conservaba una carta que había mandado a mis padres y hermanos unos días después del accidente, carta que yo no recordaba.
 
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Parte de la carta explicando el accidente a mi familia en Palma
 
         Esta es la transcripción:
 
                 “La Laguna, 13 de mayo de 1965. Queridos padres y hermanos: Como os dije ayer por el telegrama me encuentro ya bien y ayer me dieron el alta en el hospital, sólo tengo ahora cura ambulatoria, que no es otra cosa que curarme cada unos cuantos días las quemaduras, que ya apenas si se notan. Si la letra no es muy buena es porque tengo algunos dedos de la mano derecha con unos esparadrapos.
 
                   Por lo demás, aquí sigue todo bien, el tiempo es estupendo, quizá un poco de calor, aunque en La Laguna hace un tiempo estupendo, ni frío ni calor.
 
                 Respecto al equipaje os debo decir que se salvó muy poca cosa, exactamente: el escudo de Artillería, el libro de Astronomía y Astronáutica que por cierto está completamente manchado, el collar de perlas Majórica con algunas perlas quemadas y el broche, todo lo demás está inservible, de la maleta no han aparecido ni los rastros, los trajes completamente quemados, camisas, pijamas, ropa blanca ni siquiera han aparecido, la gorra apareció aplastada y de color negro, los apuntes de Geología y los libros del selectivo ni rastro, menos mal que yo estoy sano y salvo, pues siempre es mejor eso que no lo contrario. Dicen que me van a indemnizar a razón de una 1.000 ptas. por kg, calculo que unas 20.000 ptas., pero sobre eso no ha dicho nada la compañía Iberia. ¡Ah! el carrete con las fotografías de la ensaimada no ha aparecido.
 
                En unas pocas líneas os voy a explicar cómo ocurrió la odisea: salimos de Barajas aproximadamente a las 17h 45m, con una hora de retraso. Debido, quizá, a que no se había cargado por completo, el viaje fue completamente normal, pues el avión respondía a los mandos de los pilotos. Yo iba sentado en el centro del avión a la altura de las alas. El avión llevaba 48 personas entre pasajeros y tripulación, el último balance fue: 32 muertos y 16 supervivientes.
 
               Las luces de balizaje de la pista no se veían con la niebla pero sí los focos de las máquinas que trabajaban allí. El piloto se creyó que los focos eran las luces de niebla de la pista y se fue directo hacia ellos, cuando quiso darse cuenta la rueda derecha del avión rozó la máquina excavadora y el piloto perdió el dominio del avión y quiso acelerar motores para subir de nuevo [quedó grabado en el magnetófono: “motores y arriba”] y entonces la cola del avión chocó con algo y se desprendió y entonces apareció una zanja, la cual hizo que el tren de aterrizaje se quedara allí. Imaginaros lo que vendría después, el avión quedó completamente destrozado. Fueron lo máximo 3 segundos, me encontré sentado con un montón de escombros encima y a unos dos metros del fuego, me quité el cinturón (que me salvó la vida, pues si no lo hubiera llevado por inercia hubiera aparecido encima del fuego) y reptando por debajo de los escombros me fui hacia atrás, intenté romper el cristal de la ventana con los zapatos sin conseguirlo, intenté abrir una puerta de emergencia sin conseguirlo tampoco y por último grité: “Si alguien ve una salida, por aquí detrás que avise” y poco después oí una voz que decía: “Aquí hay una salida”. Me lancé hacia ella y aparecí en un campo arado y ya me llevaron en un coche al hospital, primero a La Laguna y después al hospital militar de Santa Cruz. Desde que intentó aterrizar hasta que me quité el cinturón no me di cuenta más que de un ruido sordo y nada más, lo que ocurriera en esos momentos no se ha podido comprobar, todo son suposiciones, pues los que estaban en el aeropuerto esperando y debido a la niebla no vieron nada, sólo oyeron un choque muy fuerte, ni siquiera vieron las llamas.
 
                Afortunadamente yo no tengo nada y ni siquiera recuerdo cómo me hice las heridas que ya están cicatrizadas.
 
               Desearía que fuerais a Almacenes Bauzá y como el sastre debe tener las medidas del uniforme de verano, a ver si me podría hacer otro igual (sahariana, pantalón y gorra). El precio era de 2.346 ptas. pues nos hizo el 10%, quizá si le decís a Bauzá que el uniforme se quemó en el avión nos hace el 11% o el 12%. Decirle que lo haga cuanto antes y me lo enviáis, pues aquí hace ya calor. Si el tío sastre me puede hacer unos pantalones de tergal también me vendrían bien, pero recordarle que los haga un poco más anchos por detrás, aunque lo más importante es el uniforme de verano, cuando esté me avisáis.
 
                Ya me diréis cómo le va a la cocina la mesa nueva y las dos sillas, pues supongo que estarán hechas.
 
             Y nada más, si alguien pregunta por mí, decirle que estoy bien, si me da tiempo voy a escribir a algunos parientes para que estén tranquilos, pues supongo que se habrán enterado de la catástrofe.
 
                Un fuerte abrazo. Juan”.
 
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Parte de la misma carta
 
 
Sepelio de las víctimas
 
          No viví el sepelio de las víctimas, pero hace unos meses mi hijo Julio localizó en Internet el impresionante vídeo que publicó el NO-DO el 17 de mayo de 1965, nº 1167A, con el título: “Actualidad nacional. La catástrofe aérea de Los Rodeos. Entierro de las víctimas en Tenerife”.
 
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Sepelio de las víctimas (Filmoteca Española)
 
          Mi estancia en el hospital fue corta. Ingresé el mismo día 5 con “quemaduras de 1º y 2º grado en ambas manos con heridas contusas, heridas contusas en región parietal y frontal derecha, contusión nasal con probable fractura y ligero estado de shock”, según el certificado médico que obra en la causa al folio 258.
 
         Nada más ingresar, el páter me visitó, vio el estado de shock en que estaba y me administró la extremaunción. El día 12 el médico que me atendía prescribió “cura ambulatoria” y pude salir a pasear. Tenía unas inmensas ganas de vivir. En la calle, con numerosas vendas protegiendo mis manos y un aparatoso vendaje en la cabeza, los viandantes me decían: “¡Menuda escapada!”. Sin duda me relacionaban con el accidente. Finalmente, el 24 de mayo quedé curado, útil y apto para el servicio.
 
 
Declaración ante el juez
 
          El día 18, el juez instructor, acompañado del secretario de la causa abierta sobre el accidente, me tomó declaración. Recuerdo que la conversación fue larga y distendida. Me contó los numerosos accidentes que había sufrido y que de uno de ellos casi “lo sacaron con pala”. También hablamos sobre las peculiaridades del Superconstellation. Una de ellas era que, cuando el piloto ordenaba al avión que se elevara, éste lo hacía, pero sufría un desplazamiento transversal –como si derrapara, circunstancia que explicaría el impacto de la cola con la pala excavadora; y, otra, que estos aviones, en el argot de la profesión, recibían el sobrenombre de "trimotores del Atlántico” pues en la travesía del Atlántico aterrizaban con algún motor parado. Pienso que, debido a ello y para aumentar la autonomía, les montaron unos depósitos supletorios en los extremos de las alas.
 
          También le comenté al juez dos cuestiones: una, que el equipaje de cabina iba sin proteger y fue una de las causas de mis heridas en la cabeza y de que algunos pasajeros perdieran el sentido; y la otra, que las bandejas que estaban en los respaldos de los asientos eran metálicas y de bordes afilados. Ambos defectos fueron corregidos, sin poder precisar si fue debido a mis sugerencias.
 
          El siguiente texto es la declaración que figura al folio 115 de la causa:
 
                 "DECLARACIÓN DEL TENIENTE DE ARTILLERÍA E.A. DON JUAN TOUS MELIÁ.- En la ciudad de La Laguna a dieciocho de Mayo de mil novecientos sesenta y cinco. Ante SSª y de mí el Secretario compareció el  expresado al margen, quien enterado de la obligación que tiene de decir verdad, y de las penas señaladas a los reos de falso testimonio, juró por su honor ser veraz en sus manifestaciones y preguntado a tenor del artículo 596, del Código, dijo que se llama como se ha expresado, mayor de edad, de profesión Militar Teniente de Artillería E.A. y que no le comprende las demás generales de la Ley.
 
                   PREGUNTADO: Diga si venía de pasajero en el avión siniestrado y manifieste lo que viera o notara en la última parte del vuelo y en el accidente, dijo:
 
                Que sí, que venía sentado a la izquierda del avión, aproximadamente a la altura de los planos, y junto a una ventanilla. Que al llegar a Santa Cruz de Tenerife pudo apreciar, desde su asiento, las luces del puerto, las cuales vio por la parte posterior de los planos. Que recuerda cuando el avión empezó la primera maniobra de aterrizaje, durante la cual oyó primero disminuir la intensidad de los motores y luego oyó como aumentaba ésta bruscamente y sintió como el avión ascendía con un ángulo muy pronunciado. Notó que después el avión viraba, y en uno de estos virajes volvió a ver las luces de una Ciudad, que asegura eran de Santa Cruz, porque  reconoció las del puerto. En la segunda maniobra de entrada y durante el planeo, vio luces, pero que estas no pertenecían a la pista y que además no notó que el avión pusiera las ruedas en la misma. No recuerda haber oído cambios en el régimen de los motores, pero si recuerda que posteriormente el avión entró en contacto brusco con el suelo, y que al primero o segundo choque se apagaron las luces interiores del avión. Salió con dificultad y con su propio pie, recibiendo poco después ayuda.
 
                PREGUNTADO: Que efectos traía en su equipaje, dijo:
 
               Que llevaba una maleta y una cartera de mano, conteniendo ropa y efectos personales con un peso aproximado de 16 kilos.
 
                PREGUNTADO: Si tiene algo más que manifestar, dijo:
             
               Que no.
 
              En este estado S. Sª dispuso dar por terminada la presente declaración y leída que fue por el declarante, la encuentra conforme y firma con el Sr. Juez de lo que yo el Secretario, doy fe”.
 
 
Finiquito
 
          Recuerdo, sin precisar fecha, que  me personé en la sede de Iberia, en la avenida de Anaga en Santa Cruz, donde guardaban los objetos personales de los pasajeros. Quise verlos con la intención de reconocerlos; pero, al tocarlos, un fuerte olor a queroseno y a aceite me recordó el accidente y desistí. Sólo rescaté los objetos que cito en la carta anterior. Creo recordar que el interlocutor con Iberia fue el señor Llorca, que, como es lógico, veló por los intereses de la compañía. No quise pleitear, la alegría de vivir me llenaba de felicidad.
 
          Finalmente, el 24 de noviembre de 1965 firmé el finiquito en dos documentos: uno de 20.000 ptas. como indemnización por la pérdida de una maleta (que conservo) y, otro, de 30.000, por daños y perjuicios. Al finiquitar y en alguna otra ocasión expresé el deseo de que Iberia me tratara como pasajero distinguido, pero no hubo lugar. También le pedí una maqueta, réplica de la Santa María, que Iberia había repartido a las agencias de viaje, sin éxito. No obstante, mi mujer localizó una Santa María en una juguetería y me la regaló. Fue mi juguete hasta que los hijos se encargaron de hacerla añicos.
 
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Mi juguete
 
         También conservo algún sello de la colección que se editó en 1955 (Edifil. 1169-79) con las imágenes del avión y de la nao Santa María,  para conmemorar la inauguración de la línea Madrid-Nueva York, el 3 de agosto de 1954, el mismo día que Colón zarpó de Palos de Moguer. El Santa María fue bendecido por el cardenal Francis Spellman, el 20 de junio de 1954, con estas palabras pronunciadas en latín:
 
               “Oremos. Oh Dios, que creaste todas las cosas y destinaste al servicio del hombre todos los elementos del mundo, bendice, te rogamos, este avión. Que sirva para extender tu alabanza y tu gloria y para solucionar sin peligro los problemas humanos. Y fomente en las almas de todos los que en él navegan el pensamiento y el deseo del cielo. Por Cristo Nuestro Señor, amén.
 
                       Oh Dios, que consagraste todo lo de la tierra por el misterio de la Encarnación, derrama, te pedimos, tu bendición sobre este avión, que lleva el nombre de María. Que bajo la protección de la Virgen Bendita todos los que vuelen en él lleguen felizmente a su destino y vuelvan sanos a su hogar. Por el mismo Cristo Nuestro Señor, amén” (Francisco Escartí en Aerolíneas: “De Madrid a Nueva York, con Iberia y la bendición de Spellman”, 13 de abril de 2015).
 
         Curiosamente, el cardenal había inaugurado, el 30 de mayo de 1952 el colegio de San Francisco de Palma de Mallorca, donde terminé el bachillerato en 1957.
 
 
Sobreseimiento de la causa
 
          El 27 de diciembre de 1966, recibí la notificación preceptiva que se ordenaba en la causa instruida, la nº 8/965. Ésta se custodia en el Mando Aéreo de Canarias, Paseo de Chil, nº 301, de Las Palmas de Gran Canaria, y se compone de algo más de 600 folios.
 
          Transcripción de la Notificación sobre los Considerando y Resultando de la Causa 8/965 (el tiempo ha borrado algunas palabras del encabezamiento):
 
                “[...] CAUSA NÚMERO 8/965, INSTRUIDA CON MOTIVO DEL ACCIDENTE [...] POR EL AVION SUPER-CONSTELLATION EC-AIN DE LA  COMPAÑIA IBERIA, DE LA QUE ES JUEZ INSTRUCTOR EL COMANDANTE DEL ARMA DE AVIACIÓN (S.V.) DON ARTURO ALOT MONTES.
 
                    CERTIFICO: Que a los folios que se expresan de la aludida Causa existen las siguientes actuaciones:
 
                    Al folio 462, 462 v. y 463.- DICTAMEN DEL ILTMº SR. AUDITOR DE ESTA ZONA AEREA EXCMº SR.: Examinada la presente Causa número 8/965 y,
 
                RESULTANDO, Que el día 5 de Mayo de 1.965, el avión Superconstellation EC-AIN de la Compañía Iberia tripulado por DON VICENTE GARCIA JULIA como primer piloto,  DON GERONIMO GARCIA MELLADO como segundo piloto, radiotelegrafista DON ENRIQUE GONZALEZ PERUCHO y mecánico DON TOMAS TOFIÑO GOMEZ y ocupado por cuatro tripulantes auxiliares y cuarenta pasajeros después de haber efectuado normalmente el vuelo IB-401 Madrid-Tenerife y en contacto con la Torre de Control del Aeropuerto de Los Rodeos, fue autorizado por ésta a las 20:35 horas, para efectuar una aproximación por la pista 30. e informado de estar el Aeropuerto bajo mínimos meteorológicos, información que se completó con el correspondiente parte.- En su consecuencia, el piloto decide dar una pasada muy bajo, viendo la cabecera de la pista 30 despejada, pero no el resto de la misma, y metiendo motores vuelve a elevarse nuevamente sobre las 21:06 horas, oyéndose el ruido de los motores y en la Torre de Control del Aeropuerto y sus alrededores, autorizado para una nueva aproximación y después de haber comunicado que se encuentra en final, notifica a la Torre a las 21:17 horas “Motores al aire”, chocando inmediatamente una pata del tren de aterrizaje y parte trasera inferior del fuselaje con una moto traílla y un tractor que se encontraban debidamente balizados en las proximidades de la pista, dejando algunos restos desperdigados y cayendo definitivamente [...] unos 300metros del primer contacto, deslizándose sobre terrenos de labor de propiedad privada, en los que causó diversos daños e incendiándose, el Aeropuerto proporcionó inmediatamente los auxilios pertinentes. 
 
                 A consecuencia del accidente resultaron muertos el primer piloto DON VICENTE GARCIA JULIA, cinco tripulantes y 26 pasajeros, y lesionados 2 tripulantes y 14 pasajeros que sufrieron heridas o contusiones de diversa gravedad.- 
 
                RESULTANDO: Que al estar el Aeropuerto de los Rodeos bajo mínimos meteorológicos, la decisión correcta del piloto del avión siniestrado en su vuelo IB-401 debió ser la misma que adoptó el del avión IB-111 que procedente de Las Palmas para Tenerife decidió regresar a Las Palmas por imposibilidad de tomar tierra en Tenerife debido al tiempo, decisión de la que el piloto Señor GARCIA JULIA fue informado previamente por el Control de Canarias; si bien no es de extrañar que hiciese algunas pasadas sobre el Aeropuerto, dado que, por la variabilidad de condiciones meteorológicas en el mismo,  pudieran presentarse súbitamente condiciones mas favorables para el aterrizaje, y en este sentido se manifiesta la Torre de Control del Aeropuerto en su comunicación con IB-401, en la que como condición previa para la autorización del aterrizaje le pide “Notifique campo a la vista” autorizando, mientras tanto las aproximaciones.-
 
              RESULTANDO: Que como consecuencia de sus observaciones personales en la primera aproximación, el piloto Señor GARCIA JULIA debió considerar que podría llevar a efecto el aterrizaje iniciándolo con un exceso de velocidad, que le impidió tomar tierra en el primer tercio de la pista, donde eran mejores las condiciones visuales, y al acercarse a la pista, empeorando la visibilidad y sin saber exactamente que longitud de pista quedaba ante el avión, decidió frustrar el aterrizaje con un retraso que resulta inexplicable. En el momento de meter motores el avión chocó con la moto traílla y tractor cuya posición balizada en el Aeropuerto no puede estimarse como factor determinante del accidente.- 
 
                RESULTANDO: Que el parecer  del Señor Coronel Instructor de la Información Sumaria de Vuelo, obrando al folio 138 de las actuaciones es de que el accidente se produjo por “infracción de los reglamentos e instrucciones dictadas para el vuelo sobre territorio Nacional o de las normas internacionales que se hallan en vigor en España”. .../...
 
              CONSIDERANDO: Que los hechos relatados en los anteriores resultando[s] son constitutivos de un delito de imprudencia, previsto en el Artículo 65 de la Ley Penal y procesal de navegación aérea, de 24 de Diciembre de 1964, a consecuencia del cual se produjeron muertes, lesiones y daños propios y a terceros.- 
 
              CONSIDERANDO: Que de conformidad con lo establecido en el Artículo 12 de la mencionada Ley Penal y procesal de navegación aérea, es aplicable como supletorio el Código Penal en cuanto se refiere a las disposiciones generales sobre la responsabilidad criminal.- 
 
             CONSIDERANDO: Que de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 85 de la misma Ley Penal y procesal de navegación aérea, son de aplicar en cuanto al procedimiento y en lo no previsto en ella, los preceptos del tratado tercero del Código de Justicia Militar.- 
 
             CONSIDERANDO: Que del delito descrito en el primer considerando, aparece como presunto responsable en concepto de autor el Comandante de la aeronave siniestrada DON VICENTE GARCIA JULIA, fallecido en el mismo accidente.- 
 
         CONSIDERANDO: Que de acuerdo con lo establecido en el número1º del Articulo 112 del Código Penal, la responsabilidad Penal se extingue por muerte del reo y  es jurisprudencia reiterada del Tribunal Supremo que por tal debe entenderse al presunto culpable.- 
 
             CONSIDERANDO: Que conforme a lo dispuesto en el número 5º del Articulo 719 del Código de Justicia Militar, procede declarar el sobreseimiento definitivo cuando, con arreglo a las leyes, se haya extinguido la acción penal.- 
 
              Vistos los articulo citados, sus concordantes y demás de general aplicación, 
 
               PROCEDE: Que V.E. acuerde el sobreseimiento definitivo de la presente causa.- 
 
             Si V.E. así lo acuerda, volverán las actuaciones a su Instructor, previos los trámites de estadística que ha de practicar la Secretaría de Justicia, para cumplimiento, notificación, y curso del correspondiente testimonio al Consejo Supremo de Justicia Militar, de acuerdo con lo prevenido en el número 12 del Artículo 52 del Código Castrense; entrega a cada uno de los interesados en el procedimiento de los testimonios de particulares obrantes en el mismo que les afecte, a efectos de conocimiento para poder reclamar en su día las correspondientes responsabilidades civiles que sean exigibles, y nueva elevación en consulta sobre archivo.- 
 
               No obstante V.E. resolverá.-
 
               Las Palmas de Gran Canaria, 5 de Noviembre de 1.966.- EL AUDITOR DE LA ZONA.- Francisco de la Torre Torres.- Firmado y rubricado.- 
 
        Hay un sello estampado con tinta color violeta en el que se lee: ZONA AEREA DE CANARIAS YA. OCCIDENTAL .-AUDITORIA. - - -
 
           Al folio 463.- ACUERDO DEL EXCMº. SR. GENERAL JEFE DE ESTA ZONA.- 
 
               De conformidad con el precedente Dictamen de mi Auditor y sus propios fundamentos,
 
               ACUERDO: El sobreseimiento definitivo de la presente Causa.- Vuelva a su Instructor para cumplimiento de lo interesado.- 
 
                Las Palmas de Gran Canaria, 5 de Noviembre de 1.966.- EL GENERAL JEFE DE LA ZONA.- Isidoro López de Haro y Pérez-Musoll.- Firmado y rubricado.-
 
        Hay un sello estampado en tinta color violeta en el que se lee: ZONA AEREA DE CANARIAS Y A. OCCIDENTAL.- GENERAL JEFE. - - -
 
               Y para que conste, a efectos de notificación a DON JUAN TOUS MELIA, expido el presente testimonio con el Vº Bº del señor Juez en la Base Aérea de Gando, a los veintisiete días del mes de Diciembre de mil novecientos sesenta y seis”.
 
          En nota oficial se decía que el piloto “tenía en su haber más de trece mil horas de vuelo y había aterrizado en el propio aeropuerto de Tenerife cerca de setecientas veces" (Mº del Aire, La Vanguardia, 21/05/1965).
 
          A veces me hago la pregunta: ¿qué hubiera ocurrido si no hubiera habido ni excavadoras ni focos?
 
          Para terminar, un recuerdo emocionado a los que murieron en la tragedia. El número de fallecidos fue de 32 y el de los que sobrevivieron, de 16.
 
           Entre los primeros: dieciséis españoles, seis ingleses (tres de Londres y otros tres de Manchester), cinco suizos (de Zürich), dos alemanes (de Düsseldorf), dos italianos y un holandés. Entre los supervivientes: once españoles, tres ingleses, un holandés y un alemán residente en Tenerife. En mi página de Facebook reproduzco la lista que sigue, con la intención de identificar a los no localizados:
 
               - Ramón Felipe Ginesta, de Tenerife, hostelero. No localizado.
 
               - Juan Tous Meliá, de Tenerife, Teniente de Artillería, vive en Tenerife. Soy yo.
 
               - Nemesio Peña Ortega, de Las Palmas. No localizado.
 
               - Alberto Solá Capdevilla, de Barcelona, jefe de ventas de Harry Walker, falleció el 11 de abril de 2002 a los 89 años.
 
               - Carmen García Carrero, de Madrid. Empresaria, vive en Pamplona.
 
               - Félix Claveríe Rodríguez, Tenerife. Joyero. Falleció hace unos años.
 
               - Jacinto Lorenzo Guerra de Tenerife. Empresario, vive en Tenerife.
 
               - Raimundo (Raimon) Galí Herrera de Barcelona. Escritor, falleció el 28-04-2005 en Barcelona, a los 88 años.
 
               - Julio Alonso Letona, de Sidi Ifni, con residencia en Madrid. Empresario, vive en La Palma.
 
               - Manuel Rueda Valverde, auxiliar de vuelo. Vive en Madrid.
 
               - María Eugenia Méndez Vigo, azafata. Vive en Madrid.
 
               - Dorote Gertrude Griffiths, inglesa. No localizada.
 
               - Frank Birmingham, de Londres. No localizado.
 
               - Joan, señora de Birmingham, de Londres. No localizada.
 
               - Per Halvorsen, de la KLM, de Rotterdam. No localizado.
 
               - Wolfgang Kühn, de Tenerife. Empresario alemán. Vive en Tenerife.
 
 
Relaciones con Iberia
 
          A pesar de todo, mi compañía fue siempre Iberia. Volé en Caravelle, DC-9, B-727. Sólo una vez me entró cierta zozobra. Fue en un vuelo Madrid-Tenerife. Era un viejo reactor desvencijado, creo que un Jumbo B-747, con los asientos raídos y un capitán piloto rubio, desgarbado y de mejillas coloradas. Además, ni él ni gran parte de la tripulación hablaba español. Al parecer, era un avión de una compañía irlandesa alquilado por Iberia.
 
          Después del accidente no tuve problemas en volver a viajar, ni tuve necesidad de psicólogo. No obstante, me entró una enorme curiosidad por conocer el funcionamiento del avión. Cuando los asientos no estaban numerados procuraba sentarme a la altura de las alas; ahora lo hago en las primeras filas, no a la altura de las alas, ya que los asientos son más caros debido al espacio más amplio por la situación de las puertas de emergencia.
 
          Como profesor de la Academia General Militar tuve que impartir algunas clases sobre el empleo de los misiles y esto me introdujo en el apasionante mundo de la aeronáutica. Siempre que puedo, compruebo la posición de los flaps en el momento de iniciar el despegue, tiempo que tarda en adquirir la velocidad de despegue y cuánta pista queda en ese momento; detecto la recogida del tren de aterrizaje y que la inclinación del aparato con respecto al horizonte no sea muy elevada para que no entre en pérdida. Durante el vuelo me tranquiliza que en la pantallita de los televisores figuren los datos del mismo, algunos pilotos los muestran. En cuanto al aterrizaje, momento en que se inicia el descenso, se suele notar un pequeño cambio en el rugido de los motores y en los oídos, y normalmente lo anuncian por los altavoces. Suele ser 20 ó 30 minutos antes del aterrizaje y, cuando se está a punto de entrar en  pista, es importante observar la posición de los flaps y estar atento a la aproximación y a cómo mide tierra el piloto para que las ruedas la toquen con suavidad.
 
 
          Doy gracias a la Divina Providencia que me ha permitido prolongar la vida y vivir días llenos de felicidad junto a mis familiares y amigos.
 
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BIBLIOGRAFÍA
-Cartas, telegramas y documentos personales.
-Causa 8/965 custodiada en el Juzgado del Mando Aéreo de Canarias.
-NO-DO del 17 de mayo de 1965, nº 1167A.
-Periódicos ABC, La Vanguardia, El Día y La Tarde de los días 6 a 24 de mayo de 1965.
-Francisco Escartí en Aerolíneas: “De Madrid a Nueva York, con Iberia y la bendición de Spellman”, 13 de abril de 2015.
 
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