.... A Calle del Adelantado (y 2) (Retales de la Historia - 200)

Por Luis Cola Benítez (Publicado en La Opinión el 22 de febrero de 2015)


Las dificultades de una pequeña obra  

          Con la intención de convertir en calle del Adelantado lo que hasta entonces era el callejón del Judío, se expropió la casa que hacía esquina con la calle del Pilar, gracias a que el vecino colindante Juan Antonio Pallés y Abril había adelantado el dinero para la operación. Una vez realizada se encargó al arquitecto municipal Manuel de Oráa que preparara los pliegos de condiciones para subastar tanto una franja de solar que quedaría  libre al hacer el ensanche del callejón, como los materiales aprovechables de la demolición de la casa de la esquina, tales como piedras, maderas y tejas. En octubre de 1885 se convocó la junta de subasta, para la que se designó al concejal Juan M. Ballester, pero quedó desierta al no presentarse licitadores. En vista de ello se acordó repetirla ofertando tipos por separado para solar y materiales, con el fin de facilitar la operación y, en caso necesario, aceptar proposiciones de los posibles interesados.

        Como tampoco con estas condiciones se pudo solventar el problema, pues la subasta volvió a quedar desierta, el arquitecto Oráa recomendó bajar un 15 por ciento los tipos establecidos, pero ni aun así se pudo dar salida a una propiedad municipal que comenzaba a ser una incómoda carga. Se repitió la subasta varias veces sin que se alcanzara el resultado deseado y, transcurridos dos años, a la Comisión de Obras Públicas se le ocurrió la brillante idea de que sobre el solar sobrante de la casa demolida podía alzarse de nueva planta un edificio para sede de los Juzgados, dependencias del Registro Civil y, por si no fuera suficiente, local para Prevención Correccional. El proyecto se sometió a estudio y consultas y no cabe duda de que la idea era estupenda, pero lo que no se decía era con qué fondos se contaba para una obra de tal envergadura. Cinco años más tarde, en 1890, todavía se hablaba en las sesiones municipales de la necesidad de terminar de derribar la casa de la esquina de la calle del Pilar o de reparar o restaurar la parte que quedaba en pie, pues el estado ruinoso del conjunto era lamentable.

        Pero, entretanto, ¿qué había sido del famoso y exótico ejemplar de baobab? El escritor y periodista Leoncio Rodríguez, en su obra Los árboles históricos y tradicionales de Canarias le dedica un amplio capítulo. Teníamos noticias de que para construir la casa que proyectaba en la esquina de la calle, antes callejón, dando frente a la Plaza del Príncipe, Juan Antonio Pallés pretendía eliminarlo por estorbarle a sus planes. También hay constancia de que pretendía ser indemnizado si se veía obligado a conservarlo, lo que a su vez le obligaría a alterar su proyecto, pero nada se sabe respecto a esa pretendida indemnización, que es casi seguro que nunca llegó a concederse. Por tanto, resulta lógico deducir que fuera el propio Pallés el que eliminó el raro ejemplar arbóreo.

        Sin embargo Leoncio Rodríguez da por hecho que el árbol cayó bajo el hacha municipal cuando se procedió al ensanche del callejón para convertirlo en calle, y aporta una serie de anécdotas y detalles, tales como las protestas de los periódicos de la época – Las Noticias, El Memorandum, La Opinión, La Última Hora y El Zurriago -, añadiendo que el trabajo para eliminarlo duró varios días dada la corpulencia del ejemplar, que debía ser un auténtico coloso vegetal. Actualmente un ejemplar de la misma especie puede admirarse en la calle del Pilar esquina a Suárez Guerra.

        Al fin, Pallés pudo construir su casa, de sencillas y nobles  líneas dentro de un clasicismo romántico cercano ya al eclecticismo, proyecto del arquitecto Manuel Oráa y Arcocha. El edificio, pensado para vivienda, fue luego sede del Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife, sociedad que reunió los más ilustres nombres de la capital, que con sus iniciativas y trabajos puede decirse que pusieron las bases del Santa Cruz del siglo XX. Así lo recuerda la placa de la fachada, iniciativa de la Tertulia Amigos del 25 de Julio.

        Como queda dicho, es difícil saber hoy si el responsable de la desaparición del admirado baobab fue el ayuntamiento o el promotor de la vivienda frente a la Plaza del Príncipe, el cual no sólo adelantó dinero para expropiar la casa de la calle del Pilar que estorbaba el ensanche del callejón, sino que cuando el contratista Francisco Déniz iba, según lo dispuesto por la autoridad municipal, a empedrar la nueva calle del Adelantado, llegó a un acuerdo con el mismo y tomó a su cargo el trabajo, mejorando su aspecto al proceder a adoquinarla en lugar de empedrarla.

       Fue en 1894 cuando se acordó poner el nombre de Teobaldo Power al tramo de la calle del Pilar comprendido entre San Roque, hoy Suárez Guerra, y La Luz, actual Imeldo Serís. El aspecto exterior de la “Casa Pallés” se ha conservado en parte aunque, vaciado su interior y añadidos en retranqueo nuevos pisos en altura, hoy alberga locales comerciales y un moderno establecimiento hotelero.
             

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