El Castillo de San Joaquín en La Cuesta (Fortificaciones de Tenerife - 7)

 
Por Alastair F. Robertson  (Publicado en Tenerife News en su número 482 – 23 de agosto a 5 de septiembre de 2013). Traducción de Emilio Abad.
 
 
          Ahora, en nuestro viaje por Tenerife, nos estamos trasladando desde el Puerto de la Cruz hacia Santa Cruz, pero antes de entrar en la capital nos encontramos (y contengan la respiración) con el Castillo de San Joaquín.
 
 
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          El Castillo de San Joaquín, en La Cuesta,  es un fuerte cuya localización, francamente difícil, es ya un motivo de real entusiasmo. Por ello, esta primera parte del recorrido se convierte en un ejercicio de exploración urbana. El fuerte se ubica en lo que ahora es una moderna área residencial, muy cercana a la carretera principal que une Santa Cruz y La Laguna, entre las calles Irene y Andrés Orozco Bautista. Hay autobuses que llevan a la calle Irene, pero no sé nada de ellos que les pueda servir de consejo. Si va en coche, el navegador por satélite les podrá ayudar; de todas formas, la parada de tranvía más próxima es la de Conservatorio, cercana a la fábrica de cervezas, tras lo que, tras una búsqueda larga y ardua en los mapas de Google Earth, habiendo ya localizado San Joaquín, siga su camino por las calles subiendo la colina.
 
         Hay fotografías del Castillo de San Joaquín en Internet, pero aún así el reducto sorprende, pues es grande, casi tanto como el Museo de Almeyda. Asentado sobre el borde de un barranco, esencialmente consiste en un bloque cuadrangular, con torres cilíndricas en las cuatro esquinas, completamente diferente a cualquier otro existente en la isla. Es un edificio que presenta un  poderoso aspecto en una posición dominante y, con los ojos de la imaginación, uno puede darse cuenta de que aún sería más impresionante hace unos 150 años. Sin las casas que ahora lo rodean, el castillo se levantaría solitario en una franja de tierra que alarga la colina, protegiendo el camino que de Santa Cruz llevaba a La Laguna.
 
      Aunque se encuentra vacío, el edificio está en muy buenas condiciones. El fuerte original fue uno de los primeros que se construyeron en la isla, levantándose como una plataforma para cañones en 1587, según diseño del ingeniero italiano Leonardo Torriani; luego, tras una serie de cortos episodios defensivos, se abandonó, hasta que en 1780 se reconstruyó, ahora como castillo. La historia posterior de San Joaquín es algo compleja. Los cañones se retiraron en 1850 y se convirtió en un polvorín. Entre 1898 y 1913 fue el alojamiento para un destacamento militar de palomas mensajeras, tras lo cual pasó a ser un almacén de equipo y material para el adiestramiento de las Unidades, hasta que finalmente fue declarado inadecuado para los fines de la defensa en 1924. Llegó a ser prisión militar en 1944, antes de que se vendiese en 1996. El Castillo de San Joaquín pertenece en la actualidad a un particular, y creo que una vez se planeó convertirlo en un restaurante o en un hotel, pero parece difícil entender como se podría convertir en un edificio de uso público cuando las vías que a él conducen no son más que estrechos y zigzagueantes caminos.
 
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