Canarias (Puerto y puerta - 112)

Por Rafael Zurita Molina  (Publicado en el Diario de Avisos el 2 de junio de 2013).

  

          Los días 30 de mayo de cada año se celebra el Día de Canarias. Fecha elegida en memoria de la constitución del primer Parlamento de nuestra Autonomía, en 1983, presidido por el abogado y político, natural de Güimar, Pedro Guerra Cabrera (1937-1991).

          Entre los actos festivos del pasado jueves -transcurridos treinta años desde la histórica fecha- se celebró en el auditorio de Tenerife Adán Martín el tradicional acto institucional de entrega de los Premios Canarias y Medallas de Oro, que pude seguir a través de la TVAC.

          Tras las palabras pronunciadas por el Premio Canarias de Comunicación, el periodista Leopoldo Fernández Cabeza de Vaca, en nombre propio y de los otros dos galardonados -el botánico David Branwell y la Asociación Aprosu-, lo hizo el presidente regional, Paulino Rivero Baute.

          Pensados discursos, diferentes; situados en el enturbiado paisaje nacional, la encendida prosa del comunicador, y el pragmático diagnóstico del político. Pudieran compendiarse en una frase que, en apresurada anotación, saqué entre otras tantas expresadas por el que fuera director de este DIARIO; es alentar el concepto de “Canarias, integrada en la España plural y democrática, unida a la Europa de los ciudadanos y los pueblos”.

          En la presentación del Estatuto de Autonomía de Canarias, decía el entonces presidente Manuel Hermoso que “las Cortes Generales han culminado la tarea de reforma de nuestra norma institucional básica, que se emprendió desde el Archipiélago por Acuerdo del Pleno del Parlamento de Canarias, tras intensos trabajos de la Comisión de Estudio que la Cámara Autonómica había creado para tal fin”.

          Pero claro, hay que tener en cuenta que la marca Canarias se aplica de forma un tanto aleatoria; para algunos, según convenga, prevalece el congénito egotismo insular. Todavía está latente la deplorable imagen de nuestra comunidad autónoma en la Unión Europea, aireando el litigio entre las dos compartidas capitales canarias. No se trataba de quitar a nadie; sólo hacer entender la importancia que tienen los puertos y aeropuertos de la provincia occidental.

          El que fuera director de La Tarde, Alfonso García-Ramos (1930-1980), escribe bajo el rótulo Pico de águilas -tan cercano y generoso- un artículo Mito y realidad en Canarias (marzo, 1978), del que extraigo unas líneas: “...la autonomía es tan sólo un instrumento para el mejor gobierno y nunca una varita mágica para acabar con fallas estructurales y coyunturales del sistema económico cuya simple corrección exigirá sacrificios, sensatez política, trabajo e imaginación creadora... Canarias tiene que trabajar mucho tiempo para seguir adelante, arrimar el hombro y huir del falso recurso de los chivos expiatorios”. Y de los acomplejados pleitistas recalcitrantes.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - -