¿Y el Monumento a los Héroes de la Gesta? (Retales de la Historia - 102)

Por Luis Cola Benítez  (Publicado en La Opinión el 31 de marzo de 2013).

 

          De las noticias que publica la prensa diaria parece deducirse que hay problemas para terminar, o más bien poner en uso, la vía litoral que se ha soterrado desde cerca de la desembocadura del barranco de Santos hasta la avenida Francisco La Roche. Una gran obra que, según sus promotores, mejorará de forma determinante el tráfico de la zona y posibilitará, por fin, el acceso peatonal de los ciudadanos a la marina de Santa Cruz.

          El trazado de esta vía subterránea ha conllevado la desaparición de los restos del muelle histórico, bajo los aledaños de la plaza de España, y del Monumento a los Héroes del 25 de Julio. Ambos elementos, al margen de que estén o no protegidos por ley o norma alguna, es evidente que constituyen importantísimos testimonios del patrimonio histórico de nuestra capital, ya en algunos aspectos ignorado, cuando no maltratado, desde hace muchísimos años. En ambos casos, la responsabilidad no es de ámbito municipal, sino de las instituciones superiores que han acometido la realización del proyecto. Por tanto, en pura lógica, son estas instituciones las obligadas  a reponer, o en este caso trasladar, lo que por imperativo del proyecto de obra han destruido. Quisiera equivocarme, pero todo parece indicar que el Gobierno de Canarias y su Consejería de Obras Públicas, pasan olímpicamente del asunto. ¿O no?

          Los sillares basálticos del antiguo muelle, en alguno de los cuales puede verse el impacto de los cañonazos en rechazo del ataque de las tropas mandadas por Nelson en 1797, se han recuperado, y hay que agradecer a la sensibilidad que ha demostrado la Autoridad Portuaria en beneficio de la ciudad que se estén trasladando a un punto cercano a su original emplazamiento, en el que la Tertulia Amigos del 25 de Julio ya está trabajando para señalizar y explicar debidamente las circunstancias de su nueva ubicación. Allí será el elemento más antiguo de un pequeño conjunto histórico, pero muy importante para la ciudad, digno de ser conocido, que incluye lo que en su tiempo constituyeron dos grandes mejoras para el puerto y el tráfico de pasajeros: la popular Farola del Mar, primer faro de Canarias que ahora cumple 150 años, y la Marquesina que daba la bienvenida a los viajeros, inaugurada hace ahora 100 años.

          Pero, ¿y el Monumento a los Héroes del 25 de Julio?

          Santa Cruz, parece mentira, tardó doscientos años en disponer de un testimonio físico que conmemorara y sirviera de recuerdo de lo que, según los historiadores, es la Gesta más gloriosa de cuantas acontecieron en Canarias en los últimos quinientos años, que tuvo por escenario el puerto y las calles de su población y que, al mismo tiempo, constituyera el merecido homenaje a los defensores que dieron la vida en defensa de su tierra. Existieron intentos anteriores que nunca llegaron a cristalizar, pero no fue hasta que llegó el bicentenario de aquellos gloriosos hechos cuando, por fin, se materializó la idea. Y, modestamente opino, que no es admisible, no se puede permitir, que lo que tardó tantos años en lograrse quede ahora postergado y en el olvido.

          La parte escultórica del monumento es obra del Premio Canarias de Bellas Artes, lamentablemente fallecido, Manuel Bethencourt, y la categoría de este gran artista, por sí sola, es razón suficiente para que su obra merezca todo el respeto y cariño de los responsables que están obligados a su digna restitución, ¿o va a repetirse el caso de la Plaza de Europa? En consecuencia, y sin perder de vista también su gran valor material, no se merece ni es admisible que hoy esté desmontado y escondido en los almacenes de una empresa privada un elemento tan valioso del patrimonio de la ciudad.

          Existe un completísimo proyecto, redactado por los ingenieros directores de la obra, para reubicar el conjunto monumental en el espacio que hoy ocupan los restos de la antigua batería de San Francisco, cerca del Auditorio, que al mismo tiempo de poner remedio a la situación creada por las obras de la Vía Litoral permitiría hacer justicia a la intención y dedicación del Monumento. El proyecto, cuya realización deberían de exigir con contundencia tanto el Ayuntamiento de nuestra ciudad como el Cabildo Insular, también comprende la recuperación de aquellos restos, su ajardinamiento y adecentamiento -hoy se utiliza el término “puesta en valor”-, pues se trata de un espacio que a pesar de los demostrados esfuerzos municipales una vez y otra se convierte en vertedero de toda clase de inmundicias, en un lugar de paso frecuentado por los que se dirigen al Auditorio o al Parque Marítimo.

          ¿Será posible que no se materialice este proyecto? ¿Será posible que Santa Cruz se vea despojado de un testimonio tan importante de su patrimonio? Confiemos que no.                                                                                                                                     

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