De Casa Audiencia a Palacio Municipal (Retales de la Historia - 94)

Por Luis Cola Benítez  (Publicado en La Opinión el 3 de febrero de 2013).

 

          En 1901, mientras continuaban las obras en el nuevo Palacio de Justicia, también llamado Casa Audiencia, el Ayuntamiento seguía decidido a levantar unas nuevas Casas Consistoriales en el solar que ocupaba el antiguo convento franciscano, para lo que se estudiaba la posibilidad de contratar un empréstito por tres o cuatro millones de pesetas para amortizar obligaciones anteriores y realizar nuevas obras, entre las que destacaba la construcción de la nueva sede municipal, en la que se proyectaba ubicar, además, escuelas, museo, cárcel y otras dependencias. La decisión era tan firme que se pidió al arquitecto municipal que presentara las bases de un concurso de proyectos que no rebasara el medio millón de pesetas. Queda claro que se comenzaba a pensar a lo grande, teniendo en cuenta que eran pesetas del inicio del siglo XX, pero este proyecto tardó una treintena de años en hacerse realidad y cuando se hizo no fue para Ayuntamiento, pues ya estaba instalado en la calle Viera y Clavijo, antigua Santa Rita.

          Aparcado el proyecto “conventual”, todos los esfuerzos edilicios se encaminaron a finalizar la obra del Palacio de Justicia, en el que quedaba mucho por hacer. La decoración central del techo se encargó en enero del siguiente año al pintor González Méndez por 12.000 pesetas, pagaderas en dos plazos, con un adelanto para materiales de 4.000 pesetas. En noviembre ya había terminado el encargo y debió quedar satisfecho de su obra puesto que donó los bocetos para modelos a la Escuela de Dibujo. Pero no pareció suficiente y se decidió completar el techo con figuras alegóricas en “las trompas que cortan la escocia del salón”, para lo que presentaron bocetos los artistas Ángel Romero Mateos y Federico Valido, este último de Las Palmas, indicando precio y condiciones de cobro. Desconocemos las razones por las que entonces nada se hizo, pero transcurrieron varios años hasta que 1906 se contrató con Juan Martínez Abades, por 5.000 pesetas, la pintura de los veinte medallones del techo, alguno de los cuales aceptó modificar a petición de los ediles, puesto que lo que había sido concebido para Palacio de Justicia se había decidido convertirlo en Palacio Municipal.

          En cuanto a vestíbulo, escaleras y zócalos, se sustituyó la piedra artificial proyectada por mármol de Génova, cuya subasta quedó adjudicada a la firma Ruiz Arteaga, no sin que se produjeran algunos problemas por llegar algunas piezas rotas y otras fuera de medida, lo que obligó a repetir parte del pedido. Entretanto seguía la decoración del vestíbulo, se contrató con Benjamín Sosa la pintura y dorado de las paredes, por 6.250 pesetas, y con Francisco Granados todo el trabajo de estucado decorativo. También se contrató la madera de nogal para carpintería de paredes del salón y se sacó a subasta el remate y decoración de la caja de escalera. Una curiosidad: el alcalde Juan Martí Dehesa propuso la creación de una estación meteorológica en la azotea del nuevo Palacio de Justicia, cuyo costo se estimaba en 2.500 pesetas, que a los tres meses, en junio de 1903, ya prestaba servicio. El mismo mes el concejal Pedro Schwartz Mattos fue el primero en proponer que el Ayuntamiento se trasladara a las dependencias del Palacio de Justicia y se nombró comisión para estudiar la propuesta, puesto que aún no estaba terminado el edificio.

          Sin embargo muchos seguían pensando en la construcción de nuevas Casas Consistoriales en el solar de San Francisco, respetando la torre, la iglesia y la capilla de la Orden Tercera, y la comisión de obras llegó a presentar las bases de un concurso que incluía museo y biblioteca municipales. A principios de 1904 se estudiaba qué servicios municipales podían trasladarse al nuevo Palacio de Justicia, cuyo costo, aún sin terminar, ya había alcanzado las 230.000 pesetas. La decisión se precipitó y en  febrero se acordó que se reservara la planta principal para la Audiencia y que el Ayuntamiento se trasladara a la planta baja, denominándose el edificio “Palacio Municipal y de Tribunales Superiores”. Por primera vez no se le llama Palacio de Justicia sino Municipal.

          Pero seguía quedando mucho por hacer. Faltaban obras de enlucido y pintura, de carpintería, terminación de pisos, iluminación, incluso de albañilería, algunas de las cuales se adjudicaron a Francisco Marichal, pero sobre todo lo que más faltaba era dinero para terminar las obras.

          Las primeras sesiones se celebraron en una dependencia distinta del salón principal, que estaba sin concluir, pero todavía el concejal Adolfo Benítez Castilla pedía se prorrogara cuatro meses el plazo de presentación de proyectos para Palacio Municipal en San Francisco, por falta de concursantes.

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