En la muerte de García Escámez
EN LA MUERTE DE GARCÍA ESCÁMEZ
Emeterio Gutiérrez Albelo (12 de junio de 1951)
Hacia la noche, nuncio de alborada,
ya se nos fue por el fatal sendero
el de la mano abierta y derramada,
el impar, esforzado caballero.
Cantad ahora, en una estrofa alada,
mientras late un clarín de romancero;
cantad, sí, como duerme al fin su espada
sobre la cota ardiente de un lucero.
Cantad, sí, cantad, oh linfas, flores
al que prendió su corazón amante
en esta isla, barca de fulgores;
Y, como por su influjo florecida,
la isla es una viuda sollozante
en el cortejo de la despedida.