Apostilla al heroico comportamiento de Juan Hilario (Retales de la Historia - 79)

Por Luis Cola Benítez  (Publicado en La Opinión el 21 de octubre de 2012).

 

          En el Retal anterior se trató del heroico comportamiento de un hombre del pueblo, patrón de uno de los pequeños barquitos que hacían el tráfico entre las islas, de nombre San Francisco, al verse sorprendido y acosado por un poderoso navío inglés de 74 cañones cuando hacía la travesía entre su pueblo de Agaete de Gran Canaria y el puerto de Santa Cruz. Juan Hilario Cabrera Alonso, que así se llamaba el valiente marinero, salvó a su barco y tripulación a cambio de su vida, al ser alcanzado por las andanadas disparadas por su perseguidor en su frustrado intento de apoderarse del mismo y de toda su carga. Los hechos ocurrían el 15 de junio de 1806.

          Los restos del infortunado patrón fueron recibidos por Santa Cruz con todos los honores en reconocimiento a su valentía, y ya quedó constancia de cómo el comandante general, marqués de Casa-Cagigal, cedió los salones de su propia residencia para instalar el velatorio del cuerpo de Juan Hilario, mientras que el pueblo llano, espontáneamente, llevó a cabo una suscripción popular para socorrer a su viuda María Medina, para cubrir el tiempo necesario que llevaría tramitar que le fuera concedida una pensión.

          Pues bien, mi buen amigo y compañero tertuliano el profesor Pedro Ontoria Oquillas, a quien nada se le escapa, del que siempre se aprende y al que le expreso el mayor agradecimiento, me hace ver el imperdonable lapsus de memoria que he cometido, al advertirme que dejé incompleta la narración del homenaje que el pueblo de Santa Cruz tributó al valeroso Juan Hilario. Es cierto que en el registro de defunciones de la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción sólo se hacen constar escuetos datos en unión a la fecha del enterramiento, pero también lo es que existe otra fuente contemporánea a los hechos, que inadvertidamente omití al redactar el anterior Retal.

          Se trata del Diario de Juan Primo de la Guerra, vizconde del Buen Paso, en el que se incluye una décima en la que se hace alusión a lugar que se señaló para el sepulcro del valiente patrón, composición de la que era autor, según el vizconde, “el religioso de San Francisco de la ciudad de Canaria”, Francisco Montes de Oca. El lugar designado para dar sepultura a los restos, fue nada menos que junto a los del general Antonio Gutiérrez, vencedor de Nelson, y la composición dice así:

               “Gutiérrez, que mereciste  //  tanto honor porque quitaste  //  aquel gran brazo y trataste  //  con honor al que venciste,  //  sin perder el que adquiriste,  //  da lugar a Juan Hilario,  //  que no es a tu honor contrario,  //  antes con su vecindad  //  el jefe el honor le da  //  que debe al Nelson canario.”

          Con esta aclaración a modo de apostilla y epílogo al artículo anterior, al tiempo de completar debidamente este episodio histórico en momentos en que algunos intentan desprestigiar por ocultas razones las glorias de Tenerife, sin advertir que a la par son las de toda Canarias, queda patente la hidalguía de este pueblo.

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